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Gualeguay » Debate Pregon
Fecha: 01/06/2025 23:38
Lo hace, como en 2024, por una profunda motivación espiritual: agradecer al Señor y la Virgen del Milagro, y pedir por otros. Esta travesía de tres meses y medio no es solo física, sino también un camino interior cargado de aprendizajes, emociones y gratitud. En contacto con El Debate – Pregón, Teresita, previo a emprender su viaje, nos compartió sus vivencias, reflexiones y esperanzas. Teresita Cardoso. —¿Por qué decidiste repetir este viaje en bicicleta hasta Salta? —Vuelvo nuevamente a realizar este viaje principalmente para agradecer a la Virgen y el Señor del Milagro, y también para pedir por otros. El viaje anterior fue una experiencia increíble, única, de mucho crecimiento espiritual y personal. Me marcó un antes y un después en la vida. Por eso vuelvo a hacerlo en bicicleta. —¿Repetirás el mismo recorrido que en 2024? —Sí, el destino final es Salta capital, a los pies del Señor y la Virgen del Milagro. El recorrido será el mismo que hice en 2024, aunque esta vez, con la experiencia anterior, voy a aprovechar para descubrir nuevos lugares. —¿Cuánto tiempo te llevará esta nueva travesía? —Serán nuevamente tres meses y 14 días, al igual que la vez anterior. —¿Qué cosas esperás disfrutar más en este segundo viaje? —Sobre todo los reencuentros, que me emocionan mucho. Porque en ese camino, queriendo o sin querer, formé otra familia en la ruta. —Contanos un poco sobre la experiencia del primer viaje. ¿Qué aprendiste? —Aprendí muchísimo. La ruta y la soledad te dan lecciones de vida que, en otras circunstancias, tal vez no valorás igual. Aprendí a enfrentar el miedo, a valorar más a mi familia y mi vida, y a reconocer lo fuerte que soy. También entendí el milagro cotidiano de abrir los ojos cada día. Aprendí que nunca estás del todo solo si sabés ver las señales. Dios, el universo, la energía… como quieras llamarlo… está ahí. Y hay ángeles que aparecen justo cuando los necesitás. —¿Hubo momentos difíciles o de miedo durante ese primer viaje? —Sí, pasé varias situaciones peligrosas. Una que me marcó fue en la Ruta 12, en Corrientes: tuve que bajar a la banquina y mi pie quedó a solo 5 centímetros de una yarará enorme. No podía moverme porque venía un camión atrás, y adelante estaba ella, lista para morderme. Sentí mucho miedo… pero enfrentar ese miedo y ganarle fue la mayor batalla que gané. —Esta vez no estás sola. ¿Con quién viajás? —Arrancamos dos desde Gualeguay, pero en el camino hay otros que se irán sumando. Algunos nos acompañarán en tramos, otros llegarán hasta el final. —¿Qué llevás para un viaje tan largo? —Todavía no aprendí a llevar poco peso (risas). Llevo de todo: para cocinar, para arreglar la bici, para dormir y soportar el frío a cielo abierto. También medicamentos, elementos de higiene… En resumen: llevo una casa, una farmacia y una bicicletería (risas). —¿Contás con apoyo de tu familia? —Sí, el apoyo logístico de mi familia es fundamental antes, durante y después del viaje. Sin ellos, sería mucho más difícil. —¿Te quedaron lugares pendientes de conocer del primer viaje? —Sí, muchos. A lo largo de seis provincias hay rincones que me quedaron como cuentas pendientes. Uno muy especial es el lugar favorito de mi mamá, Beba, en Tucumán. —¿Qué mensaje les darías a quienes sueñan con hacer algo así pero no se animan? —Que no lo piensen tanto, que se animen. No importa si llegan al destino o no: lo importante es no quedarse con la duda del “qué habría pasado si…”. La vida es muy corta para dejar cosas para después. —¿Y a tus allegados que pueden preocuparse por vos? —Que se queden tranquilos, que viajamos con Dios, la Virgen y el Señor del Milagro. Hay muchos ángeles que nos cuidan. Y desde lo más profundo de mi corazón, les digo GRACIAS. A mi familia, a la familia Chaparro que me ayuda con la bici, a los chicos de Cicles Abrahan por los regalos para mi “máquina de guerra”, a la chica de Sexto Sentido y a todos los que me acompañan desde las redes. Una pedalista con fe y coraje, Teresita Cardoso demuestra que los caminos más largos se recorren con alma y convicción. Y que la ruta, además de paisajes, regala enseñanzas profundas para quien se atreve a transitarla.
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