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Usuhahia » Diario Prensa
Fecha: 01/06/2025 23:37
Beneficios penitenciarios sin control. Por segunda vez en menos de dos meses, un recluso de la Alcaidía de Ushuaia fue sorprendido delinquiendo durante sus salidas transitorias. Las herramientas robadas fueron halladas en su domicilio y dentro del propio establecimiento penal. Se reavivan las críticas a la laxitud del Juzgado de Ejecución. Puerta de acceso a la Alcaidía de Ushuaia, en Deloqui y Lasserre. Allí el Juzgado Nro. 2 efectuó el allanamiento de una celda, con resultado positivo. El reciente caso de Fabián Antonio Mansilla, condenado y alojado en la Alcaidía Central de Ushuaia, volvió a encender las alarmas sobre el deficiente control judicial en la aplicación de salidas transitorias. El interno, beneficiado por este régimen, robó herramientas de una obra en construcción en calle Jainén al 100 y las ocultó en su vivienda como así también en el calabozo que ocupa dentro del edificio penitenciario. En base a la investigación efectuada por personal policial de la Comisaría Segunda, la jueza María Cristina Barrionuevo ordenó dos allanamientos, ambos ejecutados el 30 de mayo último con resultado positivo. Este hecho calca, casi en cada detalle, lo ocurrido semanas atrás con Mauricio David Agüero, otro interno con antecedentes por múltiples robos y lesiones, que aprovechó su permiso de salida para sustraer herramientas y materiales de construcción de un obrador de la calle Deloqui al 1.300. La madrugada del 26 de abril, personal policial de la Comisaría Primera ejecutó dos allanamientos simultáneos: uno en el domicilio de Agüero en la calle Solís al 700 y otro en su celda. En ambos procedimientos se encontraron elementos robados. Tanto Mansilla como Agüero fueron «detenidos mientras estaban detenidos», protagonizando una peligrosa paradoja del sistema penitenciario fueguino: presos condenados, en pleno cumplimiento de sus penas, reinciden en libertad gracias a salidas transitorias autorizadas con cuestionable ligereza. En un domicilio de la calle Gobernador Paz al 400, domicilio de Fabián Antonio Mansilla, se realizó un allanamiento que también, al igual que el efectuado en su celda de la Alcaidía, se encontraron elementos que lo vinculan a un ilícito contra la propiedad. Sin aparente solución de continuidad, vez tras vez los hechos vuelven a recaer sobre el Juzgado de Ejecución a cargo del juez Manuel Isidoro López, responsable de la concesión de estos beneficios. No es la primera vez que su nombre aparece asociado a decisiones que terminan en hechos delictivos protagonizados por internos que no solo delinquen estando presos sino que inclusive llevan los elementos sustraídos a sus celdas. A ello se suma la falta de rigurosidad en los informes del Servicio Penitenciario Provincial y el control que ejercen sobre los internos que regresan a sus calabozos una vez concluidos los permisos. Mientras este estado de laxitud ocurre, la sociedad fueguina se pregunta quién se hará cargo si durante estos permisos se producen hechos graves que afecten la integridad de alguna persona. La respuesta por parte de quienes deben aplicar un sano y equilibrado criterio a la hora de ejercer la responsabilidad de conceder la libertad a quien por sus acciones antes se le quitó, no existe.
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