03/06/2025 10:40
03/06/2025 10:39
03/06/2025 10:39
03/06/2025 10:38
03/06/2025 10:38
03/06/2025 10:38
03/06/2025 10:37
03/06/2025 10:36
03/06/2025 10:35
03/06/2025 10:34
Buenos Aires » Infobae
Fecha: 01/06/2025 18:34
El monóxido de carbono se genera por la combustión incompleta de materiales como leña, carbón, gas, kerosene, alcohol o gasoil, es un gas tóxico que no tiene olor ni color y puede acumularse sin ser detectado fácilmente (Freepik) Ante la llegada del frío en el hemisferio sur, el cuerpo busca una temperatura confortable, que oscila entre los 20 y 25 °C, y por este motivo se enciende la calefacción en muchos hogares. Calderas, estufas, salamandras, braseros y chimeneas son solo algunos ejemplos. Sin embargo, se recomienda, antes de hacerlo, controlar que los artefactos estén en buen estado y funcionen sin problemas, ya que, si ocurre un desperfecto y la casa permanece cerrada por más tiempo, pueden causar una intoxicación El monóxido de carbono es un gas altamente tóxico: es inodoro e incoloro. Se le agrega un aditivo con olor, el mercaptano, que huele a azufre o a podrido. Se lo conoce como el “asesino invisible”, “asesino silencioso” o “gran simulador”. Se produce por la combustión incompleta del carbono presente en la leña, carbón, gas, kerosene, alcohol y gasoil, entre otros. Puede estar dentro de la casa sin que nadie lo advierta, salvo que se instalen dispositivos que funcionan como alarmas instaladas en lugares estratégicos de la casa y emiten un sonido al detectar monóxido de carbono en el ambiente. En ese sentido, la circulación de aire siempre es necesaria en los distintos ambientes del hogar. El control y mantenimiento de los diferentes dispositivos utilizados para calentar los ambientes es fundamental, y este control debe ser efectuado una vez por año por personal especializado (con matrícula habilitante), revisando las salidas al exterior de gases quemados y las ventilaciones. El control anual de artefactos por personal matriculado incluye la revisión de salidas al exterior de los gases y de la ventilación de cada ambiente, especialmente en viviendas que utilizan equipos de combustión para calefaccionar (Imagen Ilustrativa Infobae) Algo no anda bien si se observa una mancha oscura (tipo hollín) en el techo, sobre la estufa o en el recorrido del tubo de salida de gases. Este es un signo de alarma, al igual que las llamas de calefones o termotanques que, si en lugar de ser azules —lo que indica una combustión completa— son de color naranja, pueden señalar la presencia de monóxido de carbono. Las medidas de prevención más importantes son las siguientes: Los artefactos tipo estufas que no sean de tiro balanceado no deben instalarse en los dormitorios, ni en baños. Los de tiro balanceado son los más seguros. Los calefones o termotanques no se deben instalar dentro de los baños ni en espacios cerrados o mal ventilados. No encender motores en un garage cerrado. No se deben utilizar aparatos para una función que no sea la diseñada como, por ejemplo, encender hornos u hornallas para calentar el ambiente. En caso de encender brasas, no tirar al fuego ningún elemento que desprenda gases ni vapor que contamine el aire. No se debe dormir con las brasas prendidas. La circulación constante del aire es clave en cualquier espacio donde se utilicen equipos que generan combustión, incluso cuando las temperaturas sean bajas, para reducir la concentración de gases nocivos en el ambiente (Freepik) Debemos recordar que los artefactos más peligrosos son los de cámara abierta, que toman el oxígeno del ambiente y tiran los gases de combustión en el interior. Es fundamental tener en cuenta que todas las intoxicaciones por monóxido de carbono son evitables. En los ambientes donde haya combustión constante siempre debe existir, también, ventilación permanente, aunque haga frío. No hay una sola población de riesgo, los accidentes de este tipo ocurren en hogares de cualquier estrato social e involucran a los animales de acompañamiento. Los síntomas de intoxicación varían según la edad y la presencia o no de enfermedades preexistentes, como afecciones cardíacas o pulmonares (EPOC, asma), alergias, tabaquismo, entre otras. En algunos casos, el riesgo aumenta porque las personas no logran identificar el cuadro de intoxicación, como sucede con quienes tienen anosmia (falta de olfato), lo que puede provocar un malestar repentino. La intoxicación por monóxido de carbono se manifiesta con: Cefalea. Mareos. Cansancio y fatiga. Sueño excesivo. Alteraciones visuales. Náuseas y vómitos. Convulsiones y estado confusional. Coma En muchas ocasiones, la muerte. Estas intoxicaciones provocan aproximadamente 200 muertes por año. Ante la presencia de uno o varios de estos síntomas, se debe abrir de inmediato puertas y ventanas, permitir la entrada de aire fresco, apagar los artefactos y acudir al centro médico más cercano. *Dra. Stella Maris Cuevas: MN: 81701. Médica otorrinolaringóloga - Experta en olfato – Alergista. Ex-presidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad de Buenos Aires (AOCBA).
Ver noticia original