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» Elterritorio
Fecha: 01/06/2025 12:44
Uno de los asesinos falleció este año y los otros cumplen condena perpetua en cárceles de Misiones por haber calcinado y matado a un matrimonio y a sus hijos domingo 01 de junio de 2025 | 9:05hs. De izquierda a derecha: Godoy, Alegre y Paz, condenados en 2017 por la masacre de Panambí. Foto: Archivo. No son pocos los misioneros que coinciden en que la Masacre de Panambí fue el episodio criminal más cruento y despiadado, al menos en la historia inmediata. El caso, que sacudió a la comunidad local aquel 25 de mayo de 2014, fue caratulado y enjuiciado como un cuádruple homicidio contra Oscar Knack (43), Graciela Mojsiuk (42) y su hija de 12 años, Bianca. El hijo mayor de la familia, Cristian (25), falleció un mes después en el hospital, con un cuerpo totalmente deteriorado debido a las quemaduras sufridas. “Esta gente perdió la piel. Entonces donde tocaban había sangre, incluso en los utensilios que ellos mismos usaron para apagar el fuego (…) Había muchos rastros de pisadas, restos de ropa con carne quemada, cintos y cables que fueron usados para amarrar a las víctimas”, pudo detallar en instancia de juicio el licenciado en Criminalística Marcelo Maslowski, en diciembre de 2017. La familia fue atacada el 25 de mayo del 2014, al caer el sol. Aunque la aberración ocurrió hace once años, la fecha, la remembranza del apellido Knack y eventos que rodean a los implicados en el crimen hacen casi inevitable olvidar el caso que marcó varias páginas del archivo criminal misionero. Uno de los sucesos más recientes, específicamente el 2 de abril de este año, tuvo que ver con la muerte de uno de los tres condenados por el cuádruple homicidio, el ex prefecturiano Pablo Paz, quien sufrió un ACV y pasó sus últimos días en el hospital Samic de Oberá. A la fecha, por este homicidio permanecen bajo prisión perpetua Juan Ramón Godoy y Marcial Benicio Alegre. Ataque, robo y fuego Durante la instrucción del caso y en los alegatos del juicio, se confirmó que además de Paz, quienes llegaron a la vivienda de los Knack en Panambí eran Godoy y Alegre. Armados y encapuchados, el trío -junto a una cuarta persona que, hasta la actualidad, no fue identificada- ingresó por la puerta trasera para golpear, maniatar e incendiar el lugar. A los Knack los encerraron en una habitación en la que rociaron líquido combustible: las llamas fueron inmediatas y las lesiones, irreversibles. De la propiedad, se supo que los asesinos se llevaron cerca de 357.000 pesos. “Tony soy Carlitos. Por favor andá a ayudarle a Graciela, porque nos asaltaron y nos quemaron a todos”. Ese fue, explícitamente, el grito de auxilio que un vecino, José Fervas, oyó del padre de familia -Oscar- antes de desvanecerse en el pasto mojado. Cuando arribaron al lugar familiares y la Policía, el matrimonio y los hijos agonizaban de dolor, aún con vida. A Bianca recuerdan que la llevaron en un auto particular al hospital de Oberá. Entre otros cruentos detalles, Graciela Mojsiuk declaró ante los agentes de Panambí que fueron cuatro personas las que irrumpieron en la casa exigiendo dinero que su hijo Cristian había traído de Corrientes. Lo que logró contar antes de morir fue clave para avanzar en la investigación y determinar la participación de los acusados. La mujer falleció al día siguiente del hecho, su esposo Oscar y la niña, el 27 de mayo. Mientras que Cristian, tras agonizar por 36 días en el hospital de la Capital del Monte, murió a causa de un paro cardiorrespiratorio y con el cuerpo deteriorado el 30 de junio. Todos los Knack tenían más del 80% del cuerpo calcinado y restos de piel incluso ubicados en la casa, cuando se hicieron las pericias. Tres años después, condenados El 18 de diciembre del 2017, el exprefecturiano Paz, Godoy y Alegre fueron condenados a prisión perpetua como coautores de robo calificado por haber sido cometido con armas, en poblado y en banda; y por cuádruple homicidio calificado por ensañamiento y para procurar la impunidad. La condena a prisión perpetua se fundamentó, principalmente, en huellas dactilares que se reconocieron compatibles con el exprefecturiano Paz, y en otros rastros genéticos de Godoy y Alegre. Fue clave en la sentencia el testimonio del último sobreviviente del crimen, Cristian, quien todavía internado en el hospital logró reconocer que en el ataque había “un prefecturiano o exprefecturiano”. Además, divisó que los victimarios huyeron en un Volkswagen Bora gris, que sería de Godoy. Quien fue excarcelado en septiembre de 2014 por falta de mérito fue Rubén Orlando Bueno, un suboficial mayor del Ejército Argentino que, en principio, fue vinculado al ataque mediante testimonios. Sin embargo, no se hallaron más pruebas en la escena que lo vincularan al homicidio. Acusación descartada y llamado clave En principio, Carlos “Nano” Knack, el único de los hijos que se salvó de la masacre (no se encontraba en la casa el día del ataque), acusó ante agentes de la Justicia a un tío de la novia de su hermano Cristian, quien se dedicaba al negocio maderero. Por lo que fue demorado en el marco de la investigación. “Él es de mandar a su gente a hacer esas cosas, y mi papá era competencia de él”, declaró entonces. Bajo esa premisa, el empresario fue demorado el 28 de mayo de 2014, aunque pocas horas después recuperó la libertad. En tanto, el 26 por la tarde un efectivo de la comisaría de Panambí recibió un llamado anónimo en el que relataban que en el taller de Marcial Alegre, en San Javier, encontrarían las armas que se usaron para perpetrar el robo en Panambí. La fuente aseguró que también hallarían el dinero. Así, al día siguiente se hicieron allanamientos en el domicilio del implicado y, en un trailer y en la vivienda, encontraron armas, municiones, explosivos, guantes e insignias de fuerzas de seguridad. Pero ninguna coincidía con los elementos usados durante la masacre: tampoco se encontró el bolso con los miles de pesos robados a los Knack.
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