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    » El litoral Corrientes

    Fecha: 01/06/2025 11:51

    n Siempre apelo al diccionario, para certificar y salir de la duda. Esta vez corresponde a Google, y reafirma lo que tenía entendido por cordura, es comportamiento que pone equilibrio como principio de respeto. “Cordura: Se refiere a la salud mental. La capacidad de pensar y actuar con racionalidad y equilibrio. En esencia, es la condición de tener una mente sana y equilibrada libre de delirios o desórdenes mentales.” Conceptúo que Prudencia tal vez se ajuste mucho más, antes “que la sangre llegue al rio”, se aproxime y dibuje mejor la figura sin el pánico, de siempre romper todo. “Prudencia: Sensatez, buen juicio, discreción, circunspección.” Cual sinónimos ilustrativos. Vivimos el último Gobierno, como el Sainete oficial, donde dos figuras descollantes como “Los Pimpinelas”, Presidente y Vice, que por la Red Nacional, aprovechaban cualquier acto para hacerlo en vivo, insultos y reproches donde no faltaba el drama como en el teatro, diciéndose de todo, sin un poquito de cordura. Agotada ya la prudencia, faltaba solo irse a las manos como una buena exhibición en el “Luna Park”. Uno, ciudadano común, que ya está acostumbrado, diría agotado por la falta de originalidad, creía terminadas estas rencillas, provenientes de la más alta cumbre del Gobierno de turno. Confieso que cuando el Tedeum por el 25 de mayo, desde la Catedral de Buenos Aires, luego de la homilía de Monseñor García Cuerva, me dije tremendamente emocionado hasta las lágrimas, por fin la paz de la unidad nos reúne a los argentinos, deponiendo actitudes dignas de una cancha de fútbol. Tras cartón, comenzaron las peleas de palacio. Me pregunto si a nosotros nos causa repulsión, que dirían otras personas, otros gobiernos, otros países, y con razón; no solo cansan, preocupan por la continuidad sin límites, por no concluir. La crítica saludable como en este caso lamentable, sin remedio por lo visto, a quién puede sentar bien..? El fanatismo solamente se permite desbordes y sus acólitos se animan a aplaudir, poniendo en movimiento una pelea callejera que no debe salir de los ámbitos comunes, privados y reservados por la propia investidura. Hubo por allí, contemporáneo a ese disloque, una legisladora que justificó las locuras por Todo Noticias, cuando justamente le preguntaban su parecer por la actitud del Presidente, se escudó poniendo más bien en falta el contenido de la homilía que hablaba justamente de todo lo no procedente: de la pobreza, de la falta de respeto, alegando que no le correspondía. Cuando se habla de cambio de cultura, visto los elocuentes ejemplos, sería de incultura porque han estrenado una nueva forma de relacionarse donde el soberbio por gritar más alto, se lleva toda la razón. Otro comentario de la legisladora por la defensa de lo sucedido el día patrio, fue la crítica al actor Ricardo Darín por su comentario por los excesivos precios que el hombre de a pie debe recibir todos los días. Dijo, si por qué la gente se preocupa y crítica a quienes gastan tanto. Creo que esa es una característica bien argentina, aunque vacíe los colchones no tiene resto. Sin embargo, por el descoque de buena parte de la sociedad nos anima la inconciencia, y así vamos tirando manteca al techo. No soy un especialista, sino simplemente un ciudadano preocupado por las cosas que nos acontecen siempre, en esta escalera develarnos un país triunfante repleto de oportunidades que haber aguardado tantos años porque se cumpla el milagro, nos fue desgastando de una u otra manera. Agotando, diría. Siempre por el comportamiento de nuestros políticos, y otro por la pasividad de los ciudadanos de nombre pero lejos de ponerle el hombro, criticando saludablemente a quienes en suerte son gobierno como una forma de sentir su disconformidad. Somos auditores de sus procederes, nos costó el voto y las consecuencias que significa creer confiar en alguien que se erige como conductor, cuando en definitiva por la falta de prudencia, y educación, nos perdemos el tren que siempre parte de “Estación Esperanza”. El cambio debe ser de todos, pero mucho más de ellos; alzar la voz cuando un desacierto, criticar cuando el yerro es repetido poniendo en peligro todo lo hecho; el ciudadano debe ser el destinatario de ese país esquivo pero no imposible de realizarlo. Pero no puede ser que a estas alturas, con todos los sacrificios impuestos, arriesguemos con chiquilinadas justo en el lugar inapropiado, olvidándonos la fortaleza de la unidad, hermanados armónicamente no solo en dichos sino en hechos que vislumbren la gran familia argentina. El sacrificio que ha hecho y hace mucha gente, se lo merece. Depongamos actitudes despóticas, de malos tratos. Nos merecemos un país mejor en todos los órdenes. Demos el ejemplo a quienes vienen detrás con la juventud al hombro; confraternizar es la cuestión, no debilitar la unión. Si partimos a ese país soñado, lo hacemos entre todos, con el pasaje completo. Ninguno afuera, TODOS COMPROMETIDOS.

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