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» Diario Cordoba
Fecha: 01/06/2025 11:37
-Hace unas semanas que tomó posesión como director de los museos municipales de Córdoba, un puesto que ha estado vacío cinco años y que ocupó más de veinte un peso pesado como Mercedes Valverde. ¿Cómo asume el reto de dirigir este barco que navegaba ya solo? -Es un reto importante por el tiempo que llevaba vacante y por la persona que lo ocupaba antes. De todas formas, en los museos se notaba ese vacío, el personal sentía que había que cubrir ese puesto, no tanto para que alguien dirija, sino para aportar ideas y propuestas. Los museos funcionan, pero hay una vida diaria muy intensa y siempre hay fuegos que apagar en cuestiones de gestión de personal, presupuesto, programación... o en obras como la del Alcázar de los Reyes Cristianos. Yo asumo este reto con responsabilidad, con mucho respeto, pero sin miedo, consciente de que vengo a trabajar duro. -¿Su línea al frente de los museos será continuista? -Conozco a Mercedes desde hace muchos años. En el campo de Julio Romero de Torres, es un referente, pero también es verdad que los tiempos han cambiado. Ahora contamos con nuevas tecnologías, tenemos redes sociales como Instagram, con una repercusión que no es la que tenía cuando ella se fue, así que entiendo que lo que toca ahora es abrir otro capítulo. La sociedad cambia y las instituciones no es que tengan que ir muy por delante, pero por detrás tampoco, hay que estar al día en todo, en lo que se cuenta y en cómo se cuenta, pero no porque haya llegado yo. Hay cosas que ya están hechas, pero todavía quedan muchas por hacer. -¿Ha tenido ocasión de tomar ya sus primeras decisiones? -Aquí las decisiones que hay que tomar son siempre a largo plazo, decisiones que hay que meditar, de las que hay que hablar mucho. El jefe del departamento, Enrique Ortega, me está haciendo de guía, estoy aprendiendo mucho de los museos de Córdoba, de sus necesidades y estoy escuchando y preguntando cómo funciona la administración municipal, que tiene un aparataje muy complejo. -Ya que estamos en el Museo Taurino, donde se encuentra el despacho del director de los museos, empecemos por ahí. ¿Le gustan los toros? -No soy amante de la fiesta, pero he ido a los toros. Primero, porque es algo que forma parte de nuestra cultura y me parece interesante y segundo, porque mi padre y es un gran aficionado, igual que toda mi familia paterna, y mi hermano es novillero. Recuerdo las tardes de verano de mi infancia con mi abuela viendo los toros. No soy un gran entendido, estoy completamente out en lo que se refiere a la actualidad taurina, pero he investigado sobre el tema y tengo pendiente publicar alguna cosilla sobre la Historia de la Tauromaquia en Córdoba. Tenemos que vender la cultura taurina y mostrarla como parte de nuestra identidad, como un valor autóctono -¿Cuándo fue la primera vez que vino el Museo Taurino? ¿Recomendaría al turista visitarlo? -Vine antes de que lo cerraran para la reforma, hace ya casi 15 años. Para mí, es un museo que, tal y como está enfocado, tiene interés porque no se centra solo en Córdoba, sino que cuenta la historia de la tauromaquia. Es un museo al que hay que venir libre de prejuicios. Si alguien va a pasar 15 días en Madrid, le recomendaría ver el Bernabéu aunque no sea futbolero, es de esas cosas que si tienes tiempo, te ayuda a comprender la ciudad. No hay que ser aficionado a la Semana Santa o creyente para saber quién es la Virgen de los Dolores y la Virgen de las Angustias porque sin eso, no se entiende Córdoba, así que sí lo recomendaría. -¿En qué están trabajando ahora en este museo? -Estamos con una exposición que va a haber en Nimes, una ciudad con mucha tradición taurina y muy admiradora de Córdoba. Será una muestra monográfica sobre los cinco califas cordobeses en la que el Museo Taurino va a prestar casi una veintena de piezas de la exposición permanente y de depósito. La semana que viene iré de correo con las piezas a vigilar el montaje y demás. Hay mucho entusiasmo en Nimes. Los califas serán embajadores de Córdoba allí todo el mes de junio. Hay mucha orfandad en la narrativa del Alcázar, necesitamos dotarlo de contenido -En un momento en el que crece el sentimiento antitaurino, ¿cree que Córdoba debe poner en valor la fiesta de los toros? -Hay que ser inteligente. Evidentemente, a quien no le gusten los toros no vamos a hacer que le gusten, pero sí que se puede poner en valor lo que significa la fiesta taurina. Lo han hecho en Ronda con las corridas goyescas, por ejemplo. Alrededor de los toros, hay toda una producción de sastrería, pasodobles, ganaderías de caballos, de toros... En las instituciones, tenemos que ser inteligentes y entender que a la gente no se le puede meter ni obligar a que le guste la tauromaquia, pero sí se puede hacer la tauromaquia atractiva contando su historia, su cultura, su estética. Yo no soy especialmente taurino, pero ha habido algunas faenas en las que todo lo que rodea a la fiesta me ha envuelto, como puede ocurrir en determinados momentos con la Semana Santa o con las fallas de Valencia, aunque uno sea de fuera. Tenemos que vender la cultura taurina y mostrarla como parte de nuestra identidad y como valor autóctono de nuestra tierra. Más allá del tópico, es algo que nos hace diferentes en un mundo en el que la globalización hace que todo se estandarice y sea igual, todo es de Ikea, Burger King y Coca Cola. Tener una seña de identidad que te hace atractivo, no desde el folclore exótico del régimen, sino desde la cultura, es un valor y hay que saber apreciar que esto es algo genuino nuestro. Gonzalo J. Herreros, director de los museos municipales de Córdoba. / Víctor Castro -¿Cuál cree que será su principal caballo de batalla a corto plazo? -El Alcázar de los Reyes Cristianos. Yo venía con esa idea y se ha confirmado al llegar. Esa es la gran cuenta pendiente de esta ciudad, sin duda. De hecho, en el examen de acceso, el segundo ejercicio fue el desarrollo teórico de propuestas para los próximos 15 años, sobre la museografía del Alcázar. Ahora se está acometiendo una obra inmensa, así que hay aprovechar la oportunidad para crear una serie de espacios. Hay una sintonía perfecta con la concejala de Cultura, Isabel Albás; con la directora general de Cultura y el director del departamento. El Museo Julio Romero de Torres se ha actualizado bastante aprovechando el 150 aniversario, así que a nivel museográfico no necesita prácticamente nada. -Usted fue el elegido, ¿qué planteó para el Alcázar en su examen? -Lo primero, organizar posibles recorridos y espacios musealizados dentro del Alcázar, además de actividades culturales. El Alcázar es un edificio con casi 700 años de historia, pero ahora mismo, para el visitante es un edificio con unos jardines muy bonitos. Hay que contar al visitante muchas más cosas del Alcázar. Llama la atención que cuando uno llega, el principal reclamo son unos mosaicos romanos que nada tienen que ver con el Alcázar y unos jardines que en gran parte son de los años 50 para acá. Hay mucha orfandad en la narrativa del Alcázar, creo que es una buena oportunidad para que el Alcázar cuente, que hable de su historia. Ahora mismo, la obra lo están copando todo, la parte puramente técnica de cableado, de enlucido de paredes y demás. Se están reformando los baños y la torre del homenaje, pero la idea es empezar a hacer propuestas para dotar de contenido las visitas y ver si es conveniente cambiar el orden del recorrido y crear un circuito dentro del edificio. Cuando reabra por completo, debería hacerlo con un discurso que no existe y en el que estamos trabajando. Desde lo local, se puede generar un conocimiento profundo que lleve a conclusiones universales -Como profesor de Historia, ¿cree que los museos siguen siendo parte fundamental de la formación de los estudiantes? -Lo que está claro es que la sociedad y el mundo de la cultura tiene que ser consciente de que el concepto de museo ha cambiado. Todas las tendencias museísticas, y no hay más que mirar al Museo del Prado como ejemplo de vanguardia, van por otro lado, desde poner el olor de un guante al lado de una pintura de Velázquez, hasta sus reels de Instagram o un espectáculo de historia contemporánea en el Día de los Museos. Podemos achacar a los jóvenes y a los estudiantes que no se impliquen con los museos, pero a lo mejor hay que entender que la sociedad ha cambiado y el museo de vitrina y cartela ya no es suficiente. No digo que esté mal, pero es insuficiente. Hay que acercar los museos con conferencias, conciertos, actos divulgativos, con cosas que a lo mejor no tienen nada que ver, como una obra de danza contemporánea en el Museo Taurino. El otro día, fue algo tan tonto como unos detalles de merchandising en el Museo Julio Romero de Torres. El Día de los Museos hubo 500 personas que se acercaron, muchos lo revisitaron y vieron Rivalidad, que lleva mes y medio expuesto. Los museos tienen que ser más atractivos, más sociales y para eso, hay que renovarse. -¿Córdoba tiene potencial para más museos? A mí se me ocurren muchas ideas. Otra cosa es a quién le corresponda hacerlo. Creo que hay potencial para seguir hablando de Al-Ándalus y de Roma en un museo, son dos etapas que no están suficientemente explotadas. -También es director de la revista 'Córdoba Cofrade', ¿cree que tendría cabida un museo cofrade? -Tendría interés siempre que no se haga como museo de la Semana Santa. No se trata de exponer maniquíes, capirotes y estandarte, eso no me parece un museo del siglo XXI. Un museo con patrimonio histórico artístico de las cofradías o de la agrupación, cartelería, obra... Esa música me suena más interesante. La sociedad ha cambiado y el museo de vitrina y cartela ya no es suficiente -Tiene un currículum brillante ¿piensa aparcar su faceta investigadora? -La investigación es algo que se lleva o no se lleva, y aunque los horarios son los que son, me gustaría seguir porque parte de lo que soy y de este cargo se debe a que he investigado, a que me ha interesado conocer más allá de lo que viene en los libros. Creo que parte de mi trabajo consiste en investigar, buscar información y no encargar a una empresa que lo haga. Tengo que pensar, proponer contenidos, ir a museos, ver qué se hace en otros sitios, no sólo por prurito personal, sino que eso va en mi sueldo. -¿Por qué estudió Historia? -Por mi tía Angelita, la única de las hermanas de mi abuela que estudió más tiempo, acabó el bachillerato en la República, y creo que fue Antonio Jaén Morente quien le dijo «primero conoce la historia de tu ciudad, luego la historia de tu región, después la de tu país y luego la del mundo porque cuando llegues a la del mundo, conocer la de tu ciudad te ayudará mucho». Desde lo local, se puede generar un conocimiento profundo que te lleve a conclusiones universales. Yo siempre pongo el mismo ejemplo. Kant el filósofo o Anton Bruckner el músico no salieron de su pueblo y uno revolucionó la filosofía y el otro, la historia de la música. Tiene que haber una rentabilidad social, que lo que se invierta en cultura repercuta en conocimiento y en entretenimiento -¿Cree que los cordobeses somos buenos embajadores de Córdoba? -A veces, somos embajadores de cosas superficiales que contribuyen al topicazo del flamenquín y la musa gitana. Se nos olvida que somos vanguardia en el uso del agua, en reciclaje, en trasplantes, en danza, en flamenco, en investigación agroalimentaria, que tenemos el Festival de la Guitarra, no somos solo piedras aunque las piedras sean algo fundamental. Córdoba tiene una vanguardia cultural muy fuerte para una ciudad de nuestro tamaño y hay mucho de lo que presumir y por lo que luchar. -En alguna ocasión, ha dicho que su deseo como investigador es generar riqueza con el estudio de las humanidades. ¿Lo mantiene? -Creo que hay dos rentabilidades distintas, la rentabilidad económica, y creo que el Ayuntamiento actual va en la línea de generar riqueza en muchos aspectos, y una rentabilidad más humanística y cultural que se genera con visitas, con sinergias, entendiendo que las administraciones tenemos que colaborar con otras instituciones. Creo que tiene que haber una rentabilidad social, que lo que se invierta en cultura repercuta en conocimiento y en entretenimiento. Suscríbete para seguir leyendo
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