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» Diario Cordoba
Fecha: 01/06/2025 11:35
Como si existiera algún tipo de relación causa efecto, cada vez que en España se produce una crisis política grave, y la situación política que se está viviendo en los últimos meses podría calificarse así, aparecen en escena personajes grotescos, que parecen salidos de un inframundo, de las cloacas del Estado o de los bajos fondos de la política de partido. Puede que algunos sean simplemente un mal reflejo de la picaresca tradicional. La última de esas apariciones, por el momento, es la de una militante socialista de nombre Leire Díez, que atribuyéndose un mandato «de arriba», que el PSOE y el Gobierno niegan que alguien le hiciera, mantuvo reuniones con empresarios investigados por fraude por la Audiencia Nacional y con un comandante de la Guardia Civil, con la intención de obtener información que le permitiera «desmontar» la UCO. La Unidad Central Operativa de la Benemérita está investigando los casos que afectan al entorno del presidente Pedro Sánchez, los de su esposa y su hermano, un hecho que, a ojos de la oposición y de algunos medios de comunicación, da verosimilitud a la posibilidad de que el encargo fuera real. También contribuye a dotar de esa credibilidad al culebrón la larga retahíla de fotografías que Díez tiene con Sánchez y un sinnúmero de dirigentes socialistas, aunque en este tiempo de selfis y redes sociales podría no tener más trascendencia. Si existe o ha existido esa estrecha relación entre Díez y la cúpula socialista y si fue mandatada para obtener información sobre la UCO es precisamente lo que deben aclarar con la mayor urgencia el Gobierno y el PSOE, que de momento se han limitado a negarlo todo. El partido le abrió un expediente informativo, lo que podría dar paso a su expulsión. Pero han tardado dos días desde que apareció la primera información sobre este asunto tan delicado. Se sabe que en Ferraz y en la Moncloa el caso Leire Díez ha causado conmoción, pero ante unas informaciones de la gravedad de las que se están conociendo, habría sido recomendable una medida cautelar inmediata. Los medios que obtuvieron la primicia la califican de fontanera de Ferraz y Moncloa, es decir, una persona que haría el trabajo sucio para los socialistas. El PP la sitúa a las órdenes directas de Sánchez y del secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán, algo que ambos refutan, pero que, quieran o no, van a tener que demostrar. Aunque en la sede socialista dicen que es una simple «afiliada de base», se sabe que ocupó al menos dos puestos de libre designación: jefa de comunicación de Empresa Nacional de Uranio y directora de Filatelia y Relaciones Institucionales de Correos. Ella alega ahora que esas reuniones que fueron grabadas, en las que ofrecía al comandante de la guardia civil ventajas profesionales si aportaba información contra la UCO, las mantuvo en su condición de periodista y porque estaba investigando para un libro sobre el fraude en los hidrocarburos. Visto el tono y contenido de las conversaciones, resulta difícil de creer. Estamos ante un asunto muy turbio que conviene aclarar con prontitud. No va a ser suficiente con atribuir lo ocurrido a la acción de una farsante ni con achacar las informaciones a una operación orquestada contra Sánchez porque, aunque ambas cosas fueran ciertas, también lo son esas conversaciones que la incriminan a ella y que pueden estar señalando más arriba.
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