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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 01/06/2025 10:41
Meta se alía con Anduril para desarrollar tecnología de realidad extendida con fines militares, en un giro estratégico que sella la reconciliación entre Mark Zuckerberg y Palmer Luckey tras ocho años de distanciamiento (Imagen Ilustrativa Infobae) Meta anunció una alianza estratégica con Anduril Industries para desarrollar tecnología de realidad extendida destinada al uso militar, marcando un giro radical en la postura de la compañía hacia los contratos de defensa. La asociación, que incluye un proyecto denominado Eagle Eyes, representa la reconciliación pública entre Mark Zuckerberg y Palmer Luckey, fundador de Oculus y actual CEO de Anduril, ocho años después de que este último fuera despedido de Facebook por controversias políticas. Según informó Intelligencer, las empresas emitieron una declaración conjunta en la que anunciaron su colaboración para “diseñar, construir y desplegar una gama de productos XR integrados que proporcionen a los combatientes una percepción mejorada y permitan el control intuitivo de plataformas autónomas en el campo de batalla”. Luckey declaró que su “misión ha sido convertir a los combatientes en tecnomágicos, y los productos que estamos construyendo con Meta hacen exactamente eso”. Detalles del proyecto Eagle Eyes y la alianza estratégica La colaboración entre Meta y Anduril se centra en el desarrollo de tecnologías de realidad extendida (XR) para aplicaciones militares. El proyecto Eagle Eyes, según detalló Luckey en el podcast Core Memory, forma parte de una iniciativa más amplia para integrar capacidades avanzadas de percepción y control en el equipamiento militar estadounidense. Esta alianza permite a Meta canalizar parte de su vasta investigación en realidad virtual y aumentada hacia aplicaciones de defensa, aprovechando la experiencia de Anduril en el sector militar. Anduril, la empresa de Palmer Luckey, toma las riendas de parte clave del contrato de Microsoft para desarrollar cascos HoloLens militares, tras fallas técnicas que comprometieron el proyecto (REUTERS) La compañía de Luckey asumió este año una parte sustancial del contrato de Microsoft de 22.000 millones de dólares para construir cascos “HoloLens” para soldados, un proyecto que había enfrentado dificultades técnicas, incluyendo problemas que causaban náuseas a los usuarios. La reconciliación entre Zuckerberg y Palmer Luckey La alianza marca el fin de una ruptura de ocho años entre Meta y Palmer Luckey, quien fue despedido de Facebook en 2016 tras revelarse que había financiado un comité de acción política pro-Trump que colocó vallas publicitarias pidiendo el encarcelamiento de Hillary Clinton. El incidente, que Luckey describió como un “asesinato por redes sociales”, había creado una brecha significativa entre el fundador de Oculus y la empresa matriz. Andrew Bosworth, ejecutivo de Meta, ofreció recientemente una disculpa pública a Luckey, quien la aceptó. Zuckerberg, por su parte, declaró a la revista Tablet que se sintió “triste cuando el tiempo de Luckey en Meta llegó a su fin”. Esta reconciliación coincide con el compromiso declarado de Zuckerberg de regresar a las “raíces de Meta en torno a la libre expresión”, aunque Intelligencer cuestiona si esta apertura se extendería a un ejecutivo actual que financiara un comité anti-Trump. Motivaciones financieras: la monetización de la inversión en VR/AR La alianza responde a una necesidad financiera concreta para Meta. Desde que la compañía se rebautizó en torno al concepto del metaverso, ha invertido casi 100.000 millones de dólares en tecnologías de realidad virtual y aumentada. A pesar del progreso técnico significativo en hardware portátil e investigación óptica, estos desarrollos han generado pocos ingresos tangibles. La alianza con Anduril brinda a Meta una oportunidad para capitalizar su tecnología de realidad aumentada, vinculada a un contrato militar iniciado en 2018, cuando Oculus aún era una división menor de Facebook (Imagen ilustrativa Infobae) La asociación con Anduril ofrece a Meta una vía para enfocar parte de esta producción tecnológica y, potencialmente, obtener compensación económica por ella. Las primeras versiones del hardware de realidad aumentada de Microsoft, que tenían tendencia a causar náuseas a los soldados, se remontan a un contrato que la empresa ganó en 2018, cuando Oculus era todavía una unidad relativamente pequeña dentro de Facebook. Contexto histórico de la industria tecnológica en contratos militares La incursión de Meta en el sector militar se inscribe en una tendencia más amplia dentro de la industria. Las empresas del ámbito tecnológico han mantenido vínculos históricos con la defensa, y durante medio siglo ha sido una suposición segura que cualquier compañía mainstream suficientemente exitosa eventualmente comenzaría a licitar contratos en ese rubro. Google evolucionó de un motor de búsqueda a convertirse, entre otras cosas, en un socio integral del Departamento de Defensa y la NSA. Amazon, la librería online de la era puntocom, ahora mantiene contratos masivos con el sector militar. Antes de la oferta pública inicial de Facebook en 2012, habría parecido absurdo especular sobre cómo Zuckerberg podría pivotar hacia la defensa, pero el crecimiento de la empresa hacia una omnifirma de los años 2020 —una empresa de inteligencia artificial, de dispositivos y una institución de investigación— hizo este desarrollo prácticamente inevitable. Implicaciones y preocupaciones sobre privacidad y percepción pública El abrazo renovado de la tecnología a los contratos de defensa llega en un momento complejo. Todas las empresas que se alinean para trabajar con la administración actual también compiten para construir sistemas de inteligencia artificial poderosos y de propósito general que hacen que las nociones de privacidad de la era de las redes sociales parezcan anticuadas. La liberación súbita de temores sobre la reacción liberal y de empleados ocurre al mismo tiempo que estas empresas están generando, en una parte mucho más amplia de la población, ansiedades mucho más amplias sobre la inteligencia artificial. De acuerdo con el análisis de Intelligencer, surgen interrogantes sobre si el público se preocupará de que su asistente de voz omnipresente sea operado por una empresa que también trabaja para la NSA o ICE, y si su apuesta por despolitizar los contratos de defensa en la segunda administración Trump hiperpolarizada podría resultar contraproducente. La transformación plantea la cuestión fundamental de si el público comenzará a percibir algunas de las empresas más presentes en sus vidas, menos como Apple y más como Raytheon. Zuckerberg y el resto del complejo tecnológico-industrial en proceso de militarización están en camino de descubrir las respuestas a estas preguntas críticas sobre el futuro de la relación entre la tecnología de consumo y la industria de defensa.
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