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» Misionesopina
Fecha: 31/05/2025 19:21
Este sábado, en Posadas, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, sorprendió al poner en agenda un reclamo histórico que durante dos décadas fue ignorado por todos los gobiernos nacionales: el traslado del control migratorio de Puerto Iguazú. Para los comerciantes y empresarios de la ciudad turística fronteriza podría ser un punto de inflexión. Bullrich planteó la posibilidad de mover el control de Migraciones, hoy ubicado sobre el puente Tancredo Neves, hacia la zona de Gendarmería, cerca del aeropuerto. “Estamos trabajando la idea de correr el puesto fronterizo para permitir que haya libre circulación de quienes quieran hacer turismo del lado argentino de las Cataratas del Iguazú”, dijo en una conferencia de prensa. La medida permitiría que turistas extranjeros que ingresan por unas horas, únicamente para compras o visitas rápidas, no deban soportar las demoras interminables que se registran en el actual paso fronterizo en horas pico. Y más importante aún: abriría la puerta a corregir una histórica competencia desleal que favorece descaradamente al Duty Free Shop de London Supply, empresa que disfruta de un régimen especial en territorio argentino pero fuera del alcance de los controles migratorios y fiscales. Una doble ventaja insostenible Hoy, los comerciantes de Iguazú ven pasar a miles de brasileños que compran en el Duty Free -ubicado estratégicamente antes del control migratorio—y se van sin pisar la ciudad. Este comercio de dueños foráneos tiene doble beneficio: por un lado, sus clientes no pierden tiempo en trámites aduaneros. Por otro, compran a precios más bajos porque el Duty está exento de los impuestos nacionales que sí deben afrontar los comercios locales. Una doble ventaja que ha costado millones en pérdidas para la economía de Iguazú y que la Nación, cómplice o indiferente, dejó intacta durante años. Si la Nación lleva adelante este movimiento de Migraciones, significará que la reforma migratoria anunciada esta semana mediante el decreto 366/2025 solo se aplicará a quienes continúan viaje hacia el interior del país y no para aquellos que solamente ingresan por un par de horas y un par de kilómetros. Un reclamo de 20 años La lucha por un trato justo no es nueva. Data de 2007, cuando el entonces presidente de la Cámara de Comercio local, Evaristo Barroso, encabezó los primeros reclamos formales pidiendo igualdad de condiciones. En 2011, un grupo de empresarios liderados por Comercial San Nicolás SRL llevó el tema a la Justicia Federal de Eldorado, aunque “casualmente” el expediente se perdió en los cajones del juzgado a cargo del juez Miguel Ángel Guerrero. Más que llamativo. Incluso la Auditoría General de la Nación (AGN) llegó a tomar intervención, prometiendo revisar las irregularidades en el trato fiscal y aduanero que beneficiaban al Duty Free en detrimento del comercio local. Sin embargo, el lobby pudo más que la razón, hasta ahora. En el camino quedaron luchadores incansables como Viky Fernández (Salame Maluco), Pepe Pardo (artesanos Nuria), y el querido “Petiso” Giménez (Feriña), entre muchos otros, que murieron esperando la justicia que nunca llegó para los trabajadores de Iguazú. ¿Amigos del poder? Detrás de esta historia aparece, inevitablemente, el nombre de London Supply y su dueño, Teddy Taratuty, un empresario “amigo” que fue señalado como aportante de 1,8 millones de dólares para rescatar la quebrada calcográfica Ciccone, operación que terminó con la condena judicial del ex vicepresidente Amado Boudou. London Supply, favorecida sistemáticamente por gobiernos de distinto signo, ha mantenido sus privilegios intactos mientras los comerciantes de Iguazú pagan impuestos, soportan trabas burocráticas y miran desde afuera cómo los turistas dejan sus divisas a escasos metros de la frontera sin tocar la ciudad. Hora de cambiar La mención de Bullrich, aunque tardía, podría abrir una oportunidad histórica para cerrar esta herida abierta. Es hora de dejar de proteger a los amigos del poder y hacer justicia con la gente de trabajo. Veinte años después, Puerto Iguazú merece más que promesas: merece igualdad.
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