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» Diario Cordoba
Fecha: 31/05/2025 17:02
La Cofradía de Nuestro Padre Jesús Resucitado de Aguilar de la Frontera alcanza su centenario con la celebración de varios actos conmemorativos, por una parte, el pregón del centenario, que corrió a cargo de José Palma Lora y, por otra parte, la salida extraordinaria que ha tenido lugar este sábado. La salida de Resucitado de Aguilar, acompañado por Nuestra Señora de la Antigua, ha tenido lugar a partir de las 20.00 horas desde la Parroquia del Carmen. Durante la salida extraordinaria, Nuestra Señora de la Antigua ha esperado a Jesús Resucitado en el Llano de las Coronadas, donde confluyen la calle Arrabal y Moralejo. Además habrá otros tres puntos estratégicos: en las Descalzas, donde las monjas entonaron cantos en homenaje a este centenario, en el Llano de la Cruz y en la calle Carmen, engalanada para la ocasión con banderines, balconeras y pancartas del Resucitado en su recorrido de vuelta a su parroquia del Carmen. Historia y legado La historia de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Resucitado de Aguilar de la Frontera se remonta a 1925, cuando un grupo de jóvenes decidieron convertirse en anunciadores de la resurrección del Señor. Tal y como recordaba su pregonero el pasado domingo José Palma Lora, “quisieron ser sembradores de amor, trasmisores de alegría, propagadores de esperanza, y es que la Resurrección de Cristo da sentido no sólo a nuestra Fe, sino nuestra propia existencia". Ya mencionaban esa tarea en las actas fundacionales de la cofradía: “Sintiendo el anhelante deseo que alberga todo católico y buen ciudadano, hemos hecho cuanto ha sido posible para constituir la hermandad de Nuestro Padre Jesús Resucitado”. El entonces párroco Francisco Ruiz Gil apadrinó el proyecto, aconsejando, dirigiendo e, incluso, llegando a ser fiador de las 1.050 pesetas que pidió el imaginero Pío Mollar por realizar la imagen titular. Su primera salida procesional se realizó el 4 de abril de 1926. La cofradía se formó durante la dictadura de Primo de Rivera, cuando el movimiento cofrade en tierras cordobesas cobró un nuevo impulso y la Semana Santa conoció una etapa de auge. Prácticamente en todas las localidades se erigen nuevas hermandades penitenciales o bien se reorganizan las antiguas y se renuevan los estatutos. La ciudad de Aguilar no sería una excepción y participa de lleno en la revitalización que se produce. A mediados de los años 20, de esta manera, se asiste al nacimiento de dos nuevas hermandades penitenciales en Aguilar: Nuestro Padre Jesús Resucitado y Nuestra Santísima Madre de la Amargura. Un factor esencial de la incidencia del esplendor de la Semana Santa aguilarense es el apoyo que recibe del gobierno municipal, tal y como comenta Juan Aranda Doncel en su Historia de la Semana Santa de Aguilar de la Frontera durante los siglos XVI al XX. Salida de Jesús Resucitado este sábado en Aguilar. / G. Albornoz Hasta el año 1925, la Semana Santa aguilarense terminaba el Viernes Santo por la noche con el Vía Crucis, que, presidido por la imagen de un crucificado, se rezaba recorriendo el itinerario acostumbrado. El nacimiento de la hermandad del Resucitado, erigida en 1925 en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, tiene como uno de los objetivos prioritarios a incorporación de la juventud al movimiento cofrade. A principios de 1927 los estatutos remiten a la autoridad diocesana, siendo aprobados dos años después por el obispo Adolfo Pérez Muñoz, cuyos estatutos constan de 29 artículos distribuidos en varios capítulos. La hermandad está abierta, ya entonces, a las personas de ambos sexos comprendidas entre los 15 y 60 años. El gobierno de la cofradía se hallaba en manos de una junta directiva integrada por nueve miembros. También explican que “el señor cura párroco de Nuestra Señora del Carmen, o el sacerdote que hiciese sus veces, será siempre el presidente nato de esta congregación, con voz y voto en todos los acuerdos y doble voto en caso de empate; presidirá todas las juntas generales y las particulares, si lo juzga necesario, guardándole siempre las consideraciones y respeto que su dignidad requiere” y siendo su primer hermano mayor Rafael Pérez Serrano. Grana y crema El principal acto religioso de la cofradía es la procesión que el Domingo de Resurrección recorre el itinerario oficial. El hábito penitencial y de las insignias de la cofradía son "las túnicas con botones, capirucho de cincuenta centímetros de alto, de color grana y capa y fajín color crema claro, guantes blancos y calzado negro; las insignias que llevará la cofradía a los actos religiosos a que concurra será estandarte, con los colores blanco, en el centro de la Imagen del Señor, pintada al óleo, al que acompañará dos faroles, un guion por los menos con idénticos colores y el cetro de la autoridad que llevará el hermano presidente".
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