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» La Capital
Fecha: 31/05/2025 14:37
“Si Nico tiene otro tratamiento por hacer y existiese en el mundo, hay que lucharlo para que lo haga”, dijo la pediatra Andrea Schifino y retumba en la cabeza de Pamela y Luciano, los papás de Nicolás Fortuna, el niño rosarino de 8 años que pasó el 80% de su vida en un hospital afectado por un neuroblastoma , un tipo de cáncer desarrollado en las células nerviosas neuroblastos. A partir de esa frase, los padres reactivaron el "Todos por Nico" y decidieron planificar un tratamiento en Estados Unidos para que el sistema inmune de Nico responda de la mejor manera. Una tarea que no se presenta accesible debido a que necesitan un presupuesto de 150 mil dólares. A los 3 años, Nicolás Fortuna fue diagnosticado con neuroblastoma. Era marzo del 2020 y ya se había declarado la pandemia por coronavirus. Pamela y Luciano, desde su casa de zona sur, iniciaron un sin fin de visitas al médico y un tratamiento que aún hoy continúa. La Capital relató en marzo pasado cómo ambos pusieron el grito en el cielo cuando el gobierno nacional y la prepaga dejaban desamparados al niño al desentenderse de los ciclos de inmunoterapia que afrontaba. En aquella oportunidad era la cuarta etapa. Para la última semana de mayo, Nico comenzó su quinto y último ciclo en la Unidad de Terapia Intensiva del Sanatorio de Niños de Rosario. En medio del tratamiento, Pamela y Luciano se anoticiaron de un tratamiento no invasivo de tres años de duración en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center, de Nueva York , Estados Unidos, que tiene un costo de 150 mil dólares . El objetivo es que en 45 días Nico esté en esa ciudad para iniciar este tratamiento, el cual presupone menos efectos secundarios o adversos y reforzar sus defensas . Todos por Nico La situación de Nico invadió las redes en noviembre pasado por ser el primer paciente al cual le permitieron compartir su tiempo de internación en el Sanatorio de Niños junto con Nikita, su perra salchicha y fiel compañera. No obstante, el pequeño se hizo conocido en 2022 cuando sus padres expusieron su caso y pidieron colaboración a la comunidad para afrontar el tratamiento en Barcelona y presionar a la prepaga Osde a reconocer el caso. Ese año, lanzaron Todos por Nico y conmovieron a la sociedad. En la actualidad, el niño afronta su quinto ciclo de inmunoterapia. Sin mediar imprevistos estará hasta mediados de la próxima semana en el Sanatorio de Niños y luego tendrá por delante dos semanas con un programa de pastillas de inhibidores celulares. “Me duele el corazón cuando estoy en el hospital”, dijo Nico y los padres no podían fijar mirada. Pensaban que se trataba de un efecto adverso de su hijo ante un tratamiento invasivo, sin embargo, su cuerpo estaba perfecto y al niño lo entristece perderse días en la escuela o entrenamientos de básquet en Ben Hur. “Me preguntó cómo era el hospital de Nueva York y le tuvimos que explicar que no iba a estar internado porque es ambulatorio. Nos respondió que en esas condiciones iba a ir”, reveló emocionada Pamela a La Capital, y agregó: “Él solo quiere jugar”. Nico asiste al Colegio San José y por la tarde entrena en el club de barrio Abasto. Salta, se ríe, cae, entra y sale y entra en la mirada de sus profesores en los recreos y ha sabido llegar a su casa entre risas y algún que otro moretón. No le gusta perderse cumpleaños y el cansancio de los adultos parece no ponerle freno a su disfrute al máximo de cada momento. Pamela, Luciano y toda su familia lo ven y no bajan los brazos, sin importar el escollo que esté delante. Un costoso tratamiento La familia de Nico se enteró de este ensayo abierto, similar a las inyecciones de insulinas, y rápidamente se pusieron en contacto con los médicos en Nueva York. Para sorpresa de Pamela y Nicolás se encontraron con una médica peruana, Fiorella Iglesias, con la cual, llamada mediante y un español que ayudó a entender los proceso, se interiorizaron en el tratamiento. El único requisito es que Nico mantenga la condición de remisión del neuroblastoma, uno de los cánceres más violentos para quienes lo padecen. El objetivo es “enseñarle al cuerpo que, si surge alguna célula del neuroblastoma, la ataque. Van contra la proteína que tiene el neuroblastoma”, explica con claridad Pamela. Se trata de vacunas subcutáneas, no invasivas en comparación de los tratamientos que afrontó Nico en los últimos cinco años, y se complementan con una medicación para elevar el nivel del sistema inmune. Embed Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por Nicolas Felipe Fortuna (@todosxnico2022) El tratamiento cuesta 150 mil dólares, entre las inyecciones, medicación y una resonancia magnética cerebral sin anestesia. Tiene una duración de tres años y Nico debe viajar a Nueva York. Dentro del presupuesto está contabilizada la estadía -por medio de la Casa Ronald Mc Donald’s-, pero no los gastos de traslado, es decir, el pasaje de avión, valuados a fines de mayo por encima de $1.200.000 por Aerolíneas Argentina. Ante esto, los padres de Nico volvieron a darle cuerda a la rueda de la solidaridad y lanzaron campañas de donación, impulsan la venta de chipá para costear los gastos y pedidos de difusión. Pamela y Luciano, además, gestionan un grupo de Whatsapp donde comunican el día a día de Nico, donde proyectan una rifa para recaudar, cuentan los detalles y reciben el amor de sus amigos y allegados. Todos los días, en @todosxnico2022, dan detalles del avance de la campaña y de la recaudación conseguida. Y es en esa cuenta donde los padre de Nico dan todos los detalles para quienes quieran ayudarlos. En caso de acceder al tratamiento, Nico Fortuna deberá viajar y permanecer dos meses en Estados Unidos. La familia definió que sea Luciano quien lo acompañe. Luego, el cronograma se extiende y deberá regresar al menos seis veces más a Estados Unidos. “Vamos a tocar todas las puertas que podamos”, concluyó Pamela.
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