Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Veinte años creyendo en Rafa Nadal

    » Diario Cordoba

    Fecha: 31/05/2025 13:17

    Muchos de nosotros nos hemos pasado veinte años creyendo en Rafa Nadal. No ya en que fuera a ganar, sino en que se iba a dejar la piel, los tejidos, el pulso, la respiración, la última bocanada de dolor en cada punto. Y lo hemos creído, para empezar, porque el propio Rafael Nadal ha ido generando un pacto de verosimilitud con nosotros a partir del relato en danza de su juego: por mal que estén las cosas, por muchos puntos y juegos que tenga por delante, por imposible que parezca que pueda remontar el set, voy a levantarme hasta igualarlo, voy a demostrar a mi rival que para ganarme tiene que estar dispuesto, también él, a dejarse la piel, los tejidos, el pulso, la respiración, la última bocanada de dolor en cada punto, porque yo voy a hacerlo hasta el final. Hemos creído en él porque durante veinte años nos ha dado razones sobradas y continuas, escenas que también hemos vivido, que antes hemos leído y después, también, hemos reescrito dentro del recuerdo futuro que tendremos de él, y también de nosotros, cuando lo vimos sufrir, pero también creer. Hemos creído en él porque era imposible no hacerlo; porque, cuando iba perdiendo y dejabas de mirar un partido, porque no soportabas verlo así y todo parecía ya en contra, volvías tan sólo diez minutos después y le había dado la vuelta al marcador: pero qué ha hecho este tío, si era imposible, no tenía que haberme levantado del asiento. Hemos creído en Rafael Nadal porque necesitábamos hacerlo. Porque también nosotros nos hemos caído unas cuantas veces y nos hemos llenado la boca de arena, pero no celebrando; y hemos levantado la cabeza para seguir mirando más allá del momento, el temblor, la pérdida, más allá de la quiebra y su dolencia, y hemos sabido que antes o después podríamos levantarnos. Hemos de prepararnos para poder exigir a los demás únicamente lo que estamos dispuestos a exigirnos a nosotros mismos. Rafael Nadal no ha sido sólo un tenista, ni únicamente el mejor deportista español -seguido de cerca por su amigo Pau Gasol-, sino una manera de enfrentar la vida. Claro que la última lección es saber retirarse: pero esa resistencia hasta el final, esa reconstrucción de un cuerpo roto por las lesiones, los últimos Roland Garros ganados contra todo pronóstico, con su sensación de eternidad, sobrepasa el legado del atleta y se convierte en una verdad ética. Más allá de la putrefacción diaria de falsedad, abuso y descomposición política, tras la despedida emocionante del torneo que ganó catorce veces, ahora queda el recuerdo de su plenitud. Yo tuve la fortuna de ver ganar a Nadal, casi a pie de pista, su tercer Roland Garros a Roger Federer. Siempre nos quedará aquella sensación de que París era nuestra. *Escritor Suscríbete para seguir leyendo

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por