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  • La evolución del Mayo Cordobés

    » Diario Cordoba

    Fecha: 31/05/2025 13:16

    El Mayo Cordobés ya no es el que era. Eso no significa que haya perdido su esencia, ni mucho menos, sino que ha sido objeto de una transformación en los últimos años. Ha evolucionado y se ha ido adaptando a los nuevos tiempos sin renunciar a tradiciones y determinados hábitos culturales y sociales. Esta circunstancia, lejos del lamento de algunos nostálgicos, puede calificarse como positiva para la ciudad y para su proyección en el exterior, con algunos matices. Aunque los cordobeses hemos sido conscientes de ello hace ya algún tiempo, es relativamente reciente para quienes viven fuera de nuestra tierra la incorporación de la Cata del Vino a las fiestas de mayo, hasta el punto de que todavía en algunos portales oficiales se acota la celebración a las Cruces de Mayo, los Patios y la Feria de Nuestra Señora de la Salud. La cata, con sus luces y sus sombras en las últimas ediciones, se ha sumado por derecho propio al Mayo Cordobés, que hoy no se entiende, por suerte, sin esa exaltación de nuestros vinos de Montilla-Moriles, pistoletazo de salida al mes del año más importante de la ciudad. Eso no es óbice para afirmar que esta celebración tiene en su debe consolidar un modelo en el que todos los actores del marco regulador estén cómodos y que resulte atractivo para el público, tanto al que asiste desde Córdoba y su provincia hasta los que vienen de otras tierras. Por lo pronto, este año se ha trasladado a la avenida del Alcázar y ha contado con nuevos horarios. A grosso modo, la Cata del Vino se ha acercado más a la zona turística de Córdoba para llamar la atención de los visitantes, ha acotado su jornada para evitar molestias al vecindario y ha eliminado el cierre a mediodía, adaptándose así a esa nueva forma de ocio que se denomina tardeo. Faltan cosas, pero el nuevo rumbo está dando sus frutos. Mucho más complicado era (y es) encontrar una solución a la masificación y desazón de las Cruces. De la inacción administrativa de los últimos años se ha pasado a una fase en la que se está tratando de ordenar una fiesta que, seamos sinceros, se estaba convirtiendo en un suplicio para los ciudadanos. Los controles policiales para acceder y horarios han funcionado, aunque quedan flecos por cerrar, algunos de ellos desde el ámbito municipal y otros que tienen que ver con el civismo, achacables a la sociedad en general más que a nuestros gobernantes. Por lo pronto, las medidas que se han adoptado parecen frenar la caída por el precipicio que ya sufrieron otras ciudades andaluzas, donde las Cruces de Mayo quedaron casi en la nada ante la imposibilidad de sujetar las aglomeraciones y el impacto negativo sobre la convivencia vecinal e incluso el patrimonio. El Mayo Cordobés no se entiende sin esta celebración y entre todos debemos seguir poniendo las bases para que sea un atractivo festivo seguro. Pero sin duda, uno de los grandes faros de nuestro mayo son los Patios, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y un escaparate de Córdoba en el mundo entero por su singularidad y belleza. Las cifras de visitantes son reseñables, con más de un millón, pero también tienen que encarar el dilema del relevo generacional para mantener su alma, en lo que trabajan no sólo las asociaciones de cuidadoras y cuidadores, sino la Administración local. Al tratarse de una fiesta que se prolonga durante dos semanas, los Patios suelen abrir otros debates, como el de su impacto real en determinados sectores económicos, ya sea el hotelero o el gastronómico. Y es ahí donde sería conveniente abrir un proceso de reflexión sobre qué se espera recibir y qué se quiere aportar desde el entorno privado para fortalecer la celebración más excelente de Córdoba. Si analizamos cómo se nos observa desde fuera, uno de los hándicap que arrastramos es la sensación de que Córdoba es una ciudad con precios prohibitivos para muchos bolsillos en cuanto a alojamiento y otros servicios cuando llega el mes de mayo. Es cierto que prima la ley de la oferta y la demanda, pero deberíamos considerar si esa percepción puede revertirse en el futuro. Captar un modelo de turista en el Mayo Cordobés que genere el mayor beneficio posible no es una cuestión cuya solución esté exclusivamente en manos de sus protagonistas, sino que requiere también la implicación de quienes obtienen un rendimiento económico de la fiesta. La Feria, que cierra nuestro mes, también tiene sus desafíos y algunos de ellos ya los ha puesto sobre la mesa el alcalde de Córdoba, José María Bellido, al alertar del mercantilismo que se está instaurando frente a la celebración familiar y vecinal de otros tiempos. Ahora que termina, es el momento para meditar qué Mayo Cordobés queremos para próximas ediciones. El balance, a grandes rasgos, es favorable, pero no debemos caer ni en el conformismo ni en la autocomplacencia. *Presidente de la Federación Provincial del Comercio Comercio Córdoba

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