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» El Ciudadano
Fecha: 31/05/2025 12:22
El mundo artístico se ve conmovido por el reciente descubrimiento de huesos humanos enterrados en la casa donde, a comienzos del año 2000, vivió el músico Gustavo Cerati y que más tarde fue habitada por artistas como Hilda Lizarazu y Marina Olmi, su última propietaria. La vivienda estaba emplazada en avenida Congreso al 3700, en el barrio porteño de Coghlan, y cuenta con un importante pasado artístico y cultural. Gracias a la investigación del periodista Julián Padilla, se conoció que, al iniciarse las tareas de demolición tras la venta del inmueble, se produjo el desmoronamiento de un muro y salieron a la luz los huesos. La Policía de la Ciudad de Buenos Aires y la Fiscalía a cargo de Martín López Perrando intervinieron de inmediato. Ordenaron estudios forenses para determinar la fecha y el origen de los restos. Además, hallaron pertenencias personales, como relojes. La construcción demolida tenía más de un siglo de antigüedad. En el pasado allí funcionó un geriátrico, y algunos vecinos recordaron relatos sobre la existencia, en el terreno, de una capilla y un establo durante el período colonial. La hermana, última propietaria La última propietaria, hermana del actor y artista plástica, alquiló el lugar entre 2001 y 2003 ya que Cerati se encontraba en España durante ese tiempo. Hace algunos meses, Olmi vendió la propiedad a una empresa que planea levantar un edificio allí. No obstante, desde que el personal policial constató que los restos eran humanos, el lugar se convirtió en escenario de investigación. La Policía y la fiscalía intervinieron de inmediato. Las incógnitas por develar El caso mantiene abiertas múltiples hipótesis: desde un entierro histórico hasta una posible irregularidad ocurrida cuando el lugar funcionaba como residencia de ancianos. Por ahora, no hay indicios que vinculen el hallazgo con el período en que fue habitado por Cerati. Sin embargo, el descubrimiento reaviva la historia del lugar y plantea preguntas sobre un posible pasado oculto. En diálogo con el periodista Padilla, Marina, hermana de Cerati, señaló que había comprado el inmueble junto a su ex marido. Se lo adquirió al hijo de una alemana hace 30 años. “Es una casa bien hecha, pero cuando la compramos ya estaba viejísima. La había hecho el padre de la señora que me la vendió. Hace por lo menos 100 años”. Olmi sostuvo que, si bien la casa era luminosa, tenía un lado oscuro: “Donde hice la pileta había una especie de situación oscura. Había una casilla de madera y cosas raras (de los anteriores dueños)“.
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