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Gualeguaychu » El Dia
Fecha: 31/05/2025 00:22
En Gualeguaychú, el mundo del entrenamiento físico crece a un ritmo acelerado, pero con una regulación que no logra seguirle el paso. La brecha entre lo habilitado y lo existente no sólo plantea preguntas sobre su control, sino también sobre los riesgos que esta informalidad implica para la salud de quienes asisten a entrenar ¿Quién garantiza que quienes dirigen estos espacios estén realmente preparados para hacerlo? Según los datos oficiales, brindados por la Dirección de Habilitaciones del Municipio, sólo hay 12 gimnasios habilitados y cinco en proceso. En Internet, puntualmente en Google Maps y en redes sociales, hay al menos 51 gimnasios (o áreas de musculación) funcionando y ofreciendo sus servicios en la ciudad, sin tener en cuenta los espacios de pilates u otras actividades relacionadas. Para tener un gimnasio habilitado, los requisitos administrativos que se exigen son: la presentación de DNI, inscripción en ARCA, Punto de venta Comercial, TGI, contrato o comodato del espacio donde se realizarán las actividades físicas, y póliza y emergencia médica. Además, la Dirección de Planeamiento debe otorgar la factibilidad de uso de suelo para la actividad y la Dirección de Obras Privadas debe controlar el Plano de Obra actualizado (observa entrepisos, solicita cálculos estructurales y verifica rampas). Puede interesarte Según fuentes oficiales, no hay una ordenanza específica que regule esta actividad; es decir, toma de varias normativas el reglamento del procedimiento técnico de habilitación. Sin embargo, desde la subsecretaría de Salud indicaron que buscan atender a las preocupaciones sobre los problemas médicos que puedan surgir: “Para poder mejorar algunas cuestiones que tienen que ver con la cardioprevención, en breve se va a sugerir que, además de la habilitación que tienen que tener los gimnasios, se le agregue como requisito técnico un desfibrilador”. La mirada de los profesionales Los entrenadores y profesores que trabajan en gimnasios advirtieron que la falta de regulación puede traer consecuencias para la salud. “En Gualeguaychú, solamente hace falta contar con el capital necesario para la apertura del negocio, pagar las tasas necesarias para inscripción y tener la habilitación de parte del Municipio. No existe ningún pedido o impedimento para avalar que seas un profesional. No piden título terciario o universitario, ni siquiera un curso que diga que tenés conocimientos del cuerpo. Tampoco existe algún colegio o ente regulador para controlar que haya un Profesor de Educación Física a cargo de la inscripción delante de las clases o a la hora de abrir”, comentaron en conjunto Annelise Bisogni y Gabriel Meriano del gimnasio Atenea Training. A su vez, el profesor José Medina fue claro con la importancia que tienen estos espacios, mientras estén dirigidos por profesionales: “Hoy, en todo el mundo, los gimnasios cumplen una función en el cuidado de la salud que es impostergable y que, lamentablemente, la mayoría de la ciudadanía no tiene en cuenta. El gimnasio es una fábrica de construir salud en tanto y en cuanto quienes lo manejen entiendan el concepto y lo pongan en práctica. Todo lo que tiene que ver con el esqueleto humano y con nuestro sistema muscular, osteoarticular, nervioso y demás se puede atender dentro del gimnasio. Es fundamental que los instructores que estén al frente de estos espacios entiendan que no es solamente para ir a mirarnos en el espejo y vernos cada día más lindos: estoy totalmente de acuerdo en que la persona se quiera ver bien frente al espejo, pero hay que lograr entender que va más allá de eso porque tiene un impacto en nuestra salud que es tremendo”. Ramiro Endelman, del Centro Integral Soy Sano, resaltó la importancia de una buena formación a la hora de poner en marcha un gimnasio: “Que una persona esté formada para entrenar no tiene que ver con mirar un video o hacer un curso de un par de meses, y con eso tener la posibilidad de estar al mando de direccionar los contenidos para alguien que busca entrenar con alto rendimiento, que quiere hacer un deporte recreativo o bien para mejorar su salud o estética. Es diferente cuando uno es profesor de educación física. Ahí tenés una base que te da la posibilidad de seguir formándote en una facultad o un terciario, en los cuales tenés exámenes que aprobar para el día de mañana recibirte”. En la misma línea, el profesor de educación física Emanuel Lapalma del espacio UnosoloTraining declaró que “para ser instructor o monitor, existen cursos o capacitaciones de poca carga horaria, que facilita la inmediata salida laboral. Sin embargo, es de mayor calidad la formación universitaria: la que brinda mayor cantidad de herramientas y oportunidades prácticas, previas al inicio laboral. El peligro más grande es la ignorancia, desconocer qué tipo de práctica o personas puedan estar a cargo de tu salud. Esto, sin dudas, puede desencadenar problemas en quienes entrenan”. Puede interesarte Los peligros de la falta de formación Fernando Parra, entrenador físico y profesor, advirtió la cantidad de riesgos que existen cuando la persona que está a cargo de la práctica no cuenta con una formación en los diversos aspectos del entrenamiento, la salud y el cuerpo humano: “Existen peligros de lesiones y de mala planificación de los trabajos que pueden desencadenar en problemas físicos. Básicamente, como no hay una regulación, cualquiera puede abrir un gimnasio y dirigirlo. Es como que te diga que mi padre es dentista, y yo lo mire cómo arreglar una carie, posiblemente en seis meses aprenda y pueda hacerlo, pero eso no me habilita para ejercer la profesión”. Y agregó: “Es fundamental entender el negocio que uno va a emprender, de qué se trata y qué es lo que va a hacer. Para ser instructor, es fundamental ser profesor de educación física. Con una formación menor (algunas son de meses), considero que es insuficiente”. Bisogni y Meriano añadieron que “muchas veces las personas no son conscientes de que le están confiando su salud a otra. Lo importante que es que quien esté a cargo del entrenamiento tenga conocimientos de patologías, lesiones, metodología (para adaptar los ejercicios a cada persona) anatomía y biomecánica. No es el sólo hecho de saber los ejercicios, uno tiene que saber por qué realiza tal rutina para tal persona. Es nuestra responsabilidad cuidar al alumno”. Mientras el mundo del entrenamiento físico sigue expandiéndose en Gualeguaychú, la falta de normativas claras y exigencias profesionales deja expuesta una realidad preocupante: la salud de cientos de personas queda en manos de instructores sin formación certificada, en espacios que, en muchos casos, operan al margen de la legalidad.
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