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» Impactocorrientes
Fecha: 30/05/2025 18:08
"Nos echaron como si no valiéramos nada": la lucha de Ángeles de mi Tierra tras 15 años en el Club Alvear Sandra Lascurain, presidenta de la asociación Ángeles de mi Tierra, denunció públicamente que fueron desalojados del Club Alvear sin previo aviso ni una explicación oficial. La organización, que trabaja desde hace 15 años con personas con discapacidad intelectual, se quedó sin espacio para realizar sus actividades deportivas. Compartir en Facebook Compartir en Twitter “Nos desayunamos este lunes ya que no podíamos usar más el Club los días lunes, miércoles y viernes, como lo hacíamos hace 15 años. Nos dijeron que sólo nos quedaba el lunes y el sábado. Pero el sábado, nuestros chicos no pueden asistir, porque no tienen pase de transporte”, relató Sandra en una entrevista concedida para Impacto Corrientes. La decisión fue comunicada verbalmente por el vicepresidente del Club, Atilio Checinelli, sin una notificación oficial firmada por la comisión directiva. “Me dijeron: ‘Esto ya está hablado, ya no pueden venir más’. Así, sin diálogo, sin ofrecer alternativas. Nos sentimos echados a la calle”, agregó. Lascurain explicó que las personas con discapacidad que integran el grupo realizan taekwondo y básquet, y que dependen del transporte público para asistir. La nueva modalidad de pases de transporte no contempla fines de semana, por lo que la opción del sábado es inviable para la mayoría. “Después de 15 años, que nos echen así... duele. Nosotros colaboramos con el club desde siempre, fuimos parte de su crecimiento. Éramos parte del club”, expresó entre lágrimas. El lugar fue entregado en el horario de Ángeles de mi Tierra a un grupo de adultos mayores que practica Newcom. Cuando Lascurain se acercó a hablar con ellos, descubrió que no sabían que estaban reemplazando a personas con discapacidad. Según su testimonio, el trasfondo tendría un tinte político. “En julio son las elecciones del club. Esta gente que hace Newcom son socios y necesitan votar. ¿Qué lugar ocupa entonces la discapacidad frente a los intereses políticos?”, cuestionó. Sandra también mencionó que se sintió humillada por ciertos comentarios que recibió de parte de autoridades del club: “Nos dijeron que éramos tres gatos locos. Pero aunque fuera un solo chico, merece respeto y un espacio para hacer deporte”. Frente a esta situación, la asociación está gestionando ayuda con distintas autoridades provinciales. Incluso el vicegobernador, según cuenta Sandra, se ofreció a colaborar económicamente para que puedan alquilar un nuevo lugar. “Nosotros no queremos lástima, exigimos respeto. Nuestros hijos lloraron cuando vieron que les habían quitado su cancha. El club Alvear era su lugar, lo sentían como propio. Y ahora se sienten desplazados”, expresó. Además de madre, Sandra ha sido representante de Corrientes ante la Agencia Nacional de Discapacidad. Y aunque reconoce sentirse abatida, asegura que no se va a rendir. “Yo tengo un hijo con discapacidad que ha superado cáncer, dengue, influenza. No me voy a quebrar ahora. No voy a parar hasta que logremos un espacio digno, propio, para que nuestros chicos hagan deporte sin tener que mendigar”. Desde hace años, se habla de inclusión. Pero este caso evidencia cuán lejos estamos todavía de lograrla. Las personas con discapacidad no necesitan discursos: necesitan espacios reales, permanentes, accesibles. Y, sobre todo, respeto.
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