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» Infodia
Fecha: 30/05/2025 11:17
Japón marcó un punto de inflexión en la historia de la medicina moderna al iniciar oficialmente los primeros ensayos clínicos de sangre artificial en humanos. El proyecto, encabezado por la Universidad Médica de Nara, no solo posiciona al país asiático como referente en innovación médica, sino que también destaca el trabajo de décadas liderado por el profesor Hiromi Sakai, una de las figuras clave en esta investigación. Según detalla el sitio especializado Med Edge, Sakai ha sido pionero en el diseño de vesículas de hemoglobina, pequeñas unidades capaces de transportar oxígeno en el organismo sin requerir compatibilidad entre grupos sanguíneos. Estas vesículas se fabrican a partir de sangre caducada, reutilizando su hemoglobina y encapsulándola en membranas protectoras. Este enfoque evita tanto el desperdicio como la necesidad de refrigeración, dos obstáculos habituales en los bancos de sangre tradicionales. La iniciativa no está aislada. Otras universidades japonesas, como la Universidad de Chuo, también han realizado contribuciones clave, como el desarrollo de un método alternativo que encapsula la hemoglobina en proteínas de la familia de la albúmina, lo que mejora la estabilidad de la presión arterial en situaciones críticas como hemorragias o accidentes cerebrovasculares. Este trabajo conjunto entre instituciones académicas japonesas busca generar un cambio estructural en la manera en que se aborda la atención médica en situaciones de emergencia. Con la posibilidad de almacenar sangre artificial durante más de un año a temperatura ambiente y su potencial uso universal, Japón está delineando un nuevo horizonte para la medicina transfusional del siglo XXI. La sangre artificial desarrollada en Japón no es una simple imitación de la sangre humana. Su diseño se basa en una tecnología avanzada que utiliza vesículas de hemoglobina: microcápsulas que replican la función principal de los glóbulos rojos, es decir, transportar oxígeno por el organismo. Estas vesículas se obtienen a partir de hemoglobina extraída de sangre caducada, que es luego recubierta con membranas sintéticas para evitar reacciones inmunológicas y eliminar la necesidad de compatibilidad entre grupos sanguíneos. Uno de los aspectos más innovadores es que esta sangre artificial puede almacenarse a temperatura ambiente durante más de un año —incluso hasta dos años según estudios preliminares—, lo que contrasta con la sangre tradicional, que debe mantenerse refrigerada y tiene una vida útil de apenas 42 días. Este avance mejora radicalmente la logística de distribución, sobre todo en regiones con acceso limitado a sistemas de refrigeración o transporte especializado. Además, el desarrollo impulsado por la Universidad de Chuo introduce otro tipo de encapsulamiento: en este caso, la hemoglobina se encuentra envuelta en proteínas de la familia de la albúmina, lo cual ayuda a estabilizar la presión arterial del paciente durante transfusiones en contextos críticos como traumas graves o hemorragias internas. Esta propiedad convierte a la sangre artificial en una herramienta prometedora para su uso en zonas de guerra, desastres naturales o accidentes de gran escala. Por su versatilidad, durabilidad y compatibilidad universal, la sangre sintética japonesa podría utilizarse no solo en emergencias hospitalarias, sino también en contextos militares, medicina de campaña, atención médica en zonas rurales y operaciones de rescate internacional. Fuente Infobae
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