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  • El aluvión importador sacude la industria textil cordobesa: ¿Competencia o amenaza?

    » Comercio y Justicia

    Fecha: 30/05/2025 08:19

    Por Javier De Pascuale La industria textil argentina atraviesa un momento realmente crítico, y Córdoba no es la excepción. Según Luciano Galfione, presidente de la Fundación Pro Tejer, el aumento desmedido de las importaciones de indumentaria y textiles para el hogar, que crecieron 86% y 109% interanual respectivamente en volumen durante el primer trimestre de este año, concretamente amenaza la supervivencia del sector. Este boom importador, impulsado por la desregulación y la reducción de aranceles, de hecho ya está transformando el panorama comercial del país, con efectos directos en las fábricas y comercios de la provincia. El informe de la Fundación Pro Tejer, publicado por el portal especializado Info Textil, revela que al día de hoy nada menos que 67% de las prendas consumidas en Argentina son importadas, mientras que en los shoppings, esta cifra asciende al 75%. Este escenario, lejos de beneficiar al consumidor con precios más accesibles, genera preocupación por la pérdida de empleo y el debilitamiento estructural de la industria local. En Córdoba, donde el sector textil tiene su trama productiva compuesta por proveedores, industrias y redes locales de comercialización, las pymes que la integran enfrentan una disyuntiva de vida o muerte: adaptarse a la nueva realidad o sucumbir ante la competencia desleal de productos extranjeros que, según Pro Tejer, llegan con precios hasta 45% más bajos debido a posibles prácticas de subfacturación o explotación laboral. Una avalancha de ropa extranjera La apertura de mercado impulsada por el gobierno nacional, que incluyó la eliminación de licencias, controles aduaneros y valores criterio, junto con la reducción de aranceles de importación (de 35% a 20% para ropa y calzado, y de 26% a 18% para textiles), disparó la llegada de prendas del exterior. Este fenómeno, según Galfione, no sólo evidencia una presión externa sobre la industria, sino que también pone en riesgo miles de puestos de trabajo en un sector que emplea a más de 400.000 personas en el país. En Córdoba, donde fábricas y talleres textiles forman parte del tejido productivo, la caída en la demanda interna (40% menos en la primera mitad de 2024) y la falta de inversión proyectan un sombrío panorama para el segundo semestre. “El problema en Argentina no es producir, es comercializar. Más del 50% del precio de una prenda son impuestos, y comerciar es caro”, señaló Galfione en una entrevista con la prensa especializada. La afirmación por supuesto resuena en Córdoba, donde los emprendedores textiles enfrentan costos operativos cada vez más elevados, desde alquileres hasta tarifas de servicios, que encarecen el producto final y asfixian el circuito productivo frente a las importaciones. A esto se suma la subfacturación detectada en productos importados, que ingresan a precios artificialmente bajos, tornando imposible la competencia. “Rebajo para sobrevivir” Frente a este escenario, algunas marcas locales han optado por estrategias agresivas para mantenerse competitivas. Según reportes de Info Textil, grandes firmas como Equus y Etiqueta Negra han reducido sus precios hasta 40% para contrarrestar el impacto de las importaciones. Esta medida, que también adoptó otra marca reconocida, busca captar la atención de un consumidor golpeado por la recesión y atraído por los precios más bajos de la ropa extranjera. Aunque estas rebajas no siempre se traducen en beneficios para las empresas, ya que muchas deben vender por debajo de sus costos para sostener la rotación de los productos y preservar empleos, hasta que la tendencia cambie. En Córdoba, el impacto es palpable. Comercios de indumentaria en el centro y los shoppings reportan un aumento en la oferta de ropa importada, especialmente en el segmento de e-commerce, donde las compras vía courier se disparan exponencialmente. Por supuesto, esto obligó a los fabricantes locales a replantear estrategias, desde bajar los márgenes hasta diversificar productos, incluyendo la rebaja de precios. Sin embargo, Galfione advierte que estas medidas son paliativos temporales: “Abrir las importaciones no solucionará el problema de los precios y sí podría generar un daño irreversible sobre nuestras capacidades productivas”, subraya. Córdoba: incertidumbre o resiliencia La industria textil cordobesa, que abarca desde pequeñas pymes hasta fábricas más grandes, enfrenta claramente un futuro incierto. Regiones históricamente vinculadas a la producción de fibras, hilados y confecciones, han sido un motores de empleo no sólo en el Gran Córdoba sino en otras ciudades de la provincia. Sin embargo, la combinación de recesión, formidable desplome del consumo y aluvión importador está llevando a muchas empresas al límite. Según datos de Pro Tejer, la capacidad instalada del sector cayó al 51,3% en 2024. Se trabaja a media máquina y las empresas no invierten porque no tiene sentido ampliar estructura cuando la existente cubre con creces la escasa demanda. En este contexto, los industriales textiles reclaman al gobierno medidas para nivelar la cancha competitiva. Galfione propone reducir los impuestos que representan 80% del precio final de una prenda (75% nacionales y 25% provinciales/municipales) y establecer una ley RIGI para pymes que equipare las oportunidades con las grandes empresas. “Si queremos un país más competitivo, con mejores precios para el consumidor, en lugar de bajar aranceles a la importación, deberíamos bajar los impuestos a quien produce”, insistió durante la Convención Textil 2024. A pesar del complicado panorama, algunos actores del sector vislumbran una posible recuperación. Jorge Sorabilla, secretario de Pro Tejer, estima que la industria podría crecer 10% si la economía rebota y mejora el poder adquisitivo, sobre el segundo semestre del año. Aunque Galfione advierte que cualquier mejora estará impulsada por importaciones, no por producción local, lo que profundizaría la dependencia externa. En Córdoba y otras tramas productivas, los textiles apuestan por la innovación y la calidad para diferenciarse. Se invierte en diseño, se invierte en tejidos sustentables, buscando captar nichos de mercado que doten a los productos locales de otros valores agregados. No obstante, es claro que sin un consenso político que priorice la industria, el sector seguirá perdiendo terreno frente a las importaciones. La situación de esta industria refleja un desafío mayor para la economía argentina: cómo equilibrar apertura comercial con protección de la producción nacional. Mientras las vidrieras se llenan de ropa importada, los empresarios locales exigen políticas inteligentes y a la vez estratégicas, que promuevan la competitividad sin sacrificar empleos. En un mercado donde el precio dicta las reglas, la industria textil cordobesa lucha por mantenerse a flote, demostrando que, como dijo Galfione, “la industria textil es más que ropa”. La pregunta que queda en el aire es si el gobierno escuchará el reclamo de un sector clave para la economía regional y nacional, o si el aluvión importador seguirá marcando el rumbo del mercado. Por ahora, la industria textil se prepara para un 2025 complejo.

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