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» Radiosudamericana
Fecha: 30/05/2025 07:27
Jueves 29 de Mayo de 2025 - Actualizada a las: 23:45hs. del 29-05-2025 DESFINANCIAMIENTO HOSPITALARIO Una familia chaqueña lleva dos años en Buenos Aires por el tratamiento de Ángeles, una nena de 10 años con una enfermedad poco frecuente. Necesita una medicación que cuesta 2 millones de pesos por mes. “El Garrahan para nosotros fue vida”, dijo a Radio Sudamericana Esteban Molina, el padre de la niña. Hace dos años llegaron a Buenos Aires para una consulta médica de rutina, pero jamás imaginaron que esa semana se transformaría en una estadía sin fecha de regreso. Ángeles, una niña de 10 años de la provincia de Chaco, fue diagnosticada con una enfermedad rara y muy compleja que la obligó a quedar internada en el Hospital Garrahan. Desde entonces, su familia sobrevive con la ayuda de Casa Chaco, changas y el arte. Necesita un medicamento que cuesta 2 millones de pesos por caja y consume dos al mes. Esteban y Melina son los padres de Ángeles. En 2023 viajaron desde Chaco hasta el Hospital Garrahan para un chequeo. “Vinimos por una semana y hace dos años que estamos en Buenos Aires”, explicó a Radio Sudamericana Esteban Molina. Lo que parecía una consulta más terminó siendo el inicio de una vida de internaciones, tratamientos y sacrificios. Ángeles fue operada cinco veces en la cabeza y requiere un tratamiento permanente con Deferasirox 360 ml, un medicamento vital para su salud. “Cada caja sale 2 millones de pesos. Necesita dos por mes. Es decir, 4 millones mensuales solo en medicación. Sin eso, no puede estabilizar su cuadro”, explica su papá. LA SUPERVIVENCIA LEJOS DE SU PROVINCIA La familia vive en Buenos Aires alojada en Casa Chaco, una residencia que depende de la provincia de Chaco y que da contención a pacientes del interior. “Gracias a Dios no pagamos alquiler, porque nos cubre Casa Chaco. Pero están queriendo recortar este tipo de asistencia y eso nos preocupa”, subrayó. Antes de venir a Buenos Aires, trabajaba como técnico en refrigeración. Ya en la ciudad, tuvo que reinventarse: “Mandé a traer mis herramientas, conseguí changas con un peruano que me enseñó electricidad, y así me mantengo, haciendo arreglos, lo que se pueda. Pero tener un trabajo fijo en mi situación es imposible”. Por su parte, Melina está abocada por completo al cuidado de su hija, pero también busca generar ingresos. “Me dice: ‘Vamos a hacer churros, tortas fritas, salir a vender’. Además, tiene un don: pinta cuadros, murales. Sin carrera, con puro talento. Hace poco una barbería la contrató para pintar todo el local”, contó Esteban. Las clases en el Hospital A pesar de sus internaciones, Ángeles no dejó de estudiar. “Cuando está en el hospital, recibe clases a través de la escuela hospitalaria del Garrahan. Cuando está fuera, el Gobierno de la Ciudad le envía una docente domiciliaria”, contó su papá. Esto es posible gracias a un convenio entre el Hospital y el Ministerio de Salud. “Con los certificados médicos que explican su situación, se activa este sistema. La educación es un derecho, y por suerte este derecho lo sigue teniendo”. Esteban y Melina no tienen otros hijos. “Queríamos más, pero con el tiempo que lleva Ángeles, y la situación económica, entendimos que no podemos. Ojalá, cuando ella esté estable, podamos volver a pensarlo”, confiesan. Mientras tanto, resisten con fe y esfuerzo. “No nos sobra nada, pero no nos falta lo esencial. Vamos tirando. Siempre aparece alguien con buen corazón que nos da una mano”, cierra Esteban, en un testimonio que refleja la lucha diaria de tantas familias del interior profundo que lo dejan todo por el derecho a la salud de sus hijos. ¿Cómo ayudar? La familia no pide dinero pero sí solicita a quien pueda ayudarlos a conseguir el medicamento que se comuniquen con Esteban al 362 524-9310
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