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  • Ana Julia Quezada, a otra presa: "Voy a matar a la madre del niño, me ha jodido el documental"

    » Diario Cordoba

    Fecha: 30/05/2025 04:00

    Convivió durante meses con Ana Julia Quezada en la cárcel de Brieva (Ávila). Cuando cumplió su condena y volvió a ser una mujer libre, buscó a Patricia Ramírez, la madre de Gabriel Cruz, y le advirtió de que su vida "corría peligro" porque la asesina de su hijo pensaba "vengarse de ella" por "haberle jodido el documental" que estaba grabando desde dentro de la prisión. Esa mujer, nacida en Canarias y de 49 años de edad, está citada a declarar el próximo lunes ante el juzgado de instrucción 1 de Almería que investiga el caso, que acaba de ser reabierto. Tendrá que ratificar ante el magistrado lo mismo que ya contó a Patricia Ramírez: que escuchó cómo Ana Julia anunció, a ella y "a otras internas de la prisión de Brieva que iba a matar" a la madre de Gabriel. Odio En su denuncia, presentada el pasado 31 de diciembre, Patricia Ramírez explicaba que se siente "amenazada" y "en riesgo" después de saber que la asesina planea hacerle daño e incluso ha comunicado sus intenciones a otras reclusas: "He sido conocedora de que (Ana Julia) me odia y me culpa de todo lo que le ha sucedido en el interior de la prisión". Según denunció la madre de Gabriel, Ana Julia habría expresado esas amenazas después de que ella "saliera en televisión denunciando que estaba grabando un documental sobre la muerte del niño" y tenía un teléfono móvil escondido en su celda. Sin arrepentimiento "Quiero dejar constancia de que el odio de Ana Julia hacia mi persona se manifestaba incluso durante la búsqueda de mi hijo (después de matar al niño, la asesina fingió que había desaparecido y participó durante 12 días de búsqueda hasta que fue detenida con el cadáver) y posteriormente con la intención de realizar los documentales y contar una nueva versión de los hechos no manifiesta ningún arrepentimiento", explica la madre de Gabriel en su denuncia. Patricia Ramírez apunta también en su denuncia a la pareja de Ana Julia Quezada, una joven catalana. "El hecho de que yo haya salido públicamente para evitar el daño que me pueda causar ha originado un enfado mayor en Ana Julia y también en su actual pareja por la posible pérdida de ingresos por el documental. Por lo que me han trasladado, creo que Ana Julia y su pareja quieren matarme para poder sacar adelante el documental". La pareja En la denuncia por amenazas que ahora se investiga, la madre de Gabriel recoge el testimonio de un tarotista que también ha declarado ante la Guardia Civil. La novia de Ana Julia le consultaba sobre el futuro de su relación, le confesó que la asesina esperaba cobrar 300.000 euros por el documental que estaba preparando desde prisión, y que incluso había pedido un anticipo de 20.000 euros. Después de las denuncias públicas de Patricia Ramírez, el tarotista declaró ante la Guardia Civil que la novia de Ana Julia llegó a decirle, en alusión a la madre de Gabriel, "te juro que me las va a pagar todo lo que está haciendo para que pare ya de hablar". La madre de Gabriel cree que la joven pareja de Ana Julia, una mujer de 27 años sin antecedentes penales ni problemas con la justicia hasta ahora, "podría encontrarse influenciada" por la asesina. En la denuncia Patricia explica que "Ana Julia puede estar manipulando a su pareja para que haga lo que ella quiere". Archivaron su denuncia El pasado 7 de febrero, el juzgado de Almería que investiga la denuncia de Patricia Ramírez por amenazas archivó el procedimiento al no apreciar "indicios suficientes de delito". Lo hizo sin tomar declaración a la reclusa que escuchó las presuntas amenazas de Ana Julia contra la madre de Gabriel. Patricia Ramírez recurrió esa decisión y ha conseguido que reabran el caso y lo investiguen. Como defiende la madre de Gabriel en su denuncia, el testimonio de la presa que declara el 2 de junio es fundamental para esclarecer los hechos y dilucidar si Quezada debe ser imputada por un delito de amenazas, ya que esa reclusa fue "testigo directo de las amenazas proferidas por la asesina dentro de prisión". Patricia Ramírez ya explicó el pasado 7 de mayo en una rueda de prensa que se sentía desprotegida por las instituciones y la justicia después de haber denunciado tanto los privilegios que la asesina de Gabriel disfrutaba dentro de prisión como las amenazas que había proferido contra ella: "Yo ya era conocedora de que, no solo por aquellos doce días, sino por su intención del documental y por las cosas que decía dentro de prisión a algunas reclusas… Que yo no le caigo bien y que me culpa de todo… pero sí es cierto que entro en alarma cuando ya expresa, según me trasladan a mí, de forma pública que se quiere vengar de mí (...). Está muy enfadada conmigo porque, entre otras cosas, le he roto el documental". "Llamadas extrañas" La madre de Gabriel explicó que sintió "miedo", sobre todo después de empezar a recibir en su teléfono "llamadas extrañas" de personas anónimas. "Cuando denuncio, les hago llegar que estoy empezado a tener llamadas que no controlo y no sé de donde vienen. Sin embargo, archivaron esta denuncia", lamentó Patricia. "El estatuto de la víctima dice que a la víctima hay que tratarla no intentando dañar su dignidad. Esto significa con respeto. Ni las instituciones ni los fiscales ni la cárcel, ni evidentemente la propia presa, me están profiriendo ese trato de respeto que yo creo que merezco. No yo, sino cualquier víctima que haya tenido que pasar por todo esto, y me parece completamente denigrante", concluyó la madre de Gabriel. La reina de la cárcel Ana Julia Quezada figura como testigo en otra investigación judicial, la abierta en un juzgado de Ávila por las presuntas irregularidades en la prisión de Brieva, donde cumple la condena de prisión permanente revisable por matar al niño Gabriel Cruz. Un funcionario de prisiones y un cocinero de la cárcel están siendo investigados por un posible delito de cohecho. La asesina habría recibido un trato de favor en prisión y obtenido dos teléfonos móviles, además de perfumes, chocolates y cerveza, según ella misma ha declarado, a cambio de mantener relaciones sexuales, "a veces consentidas y otras veces no", según su versión, con esos dos trabajadores de la cárcel.

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