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  • Qué nos hace realmente felices: los 3 pilares universales

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 29/05/2025 08:34

    Arthur Brooks, profesor de Harvard, halló inspiración en medio de los incendios de Los Ángeles para redefinir su propósito vital En una entrevista con The Rich Roll Podcast, el profesor de la Harvard Business School, Arthur Brooks, sostuvo que la felicidad contemporánea se basa en tres pilares: la ciencia, la espiritualidad y los lazos humanos. A partir de su experiencia durante los incendios en Los Ángeles, Brooks reflexionó sobre la crisis de soledad actual y la necesidad de reconstruir la comunidad. Inspirado por su relación con el Dalai Lama, defiende la integración entre ciencia y fe como camino hacia el bienestar. Propone ejercicios prácticos de introspección y desapego para transformar el sufrimiento en sabiduría, advirtiendo además sobre los efectos nocivos de la tecnología en las relaciones humanas. “Lo que voy a hacer el resto de mi vida es levantar a las personas y unirlas en lazos de felicidad y amor usando la ciencia y las ideas”, afirmó Brooks en una entrevista en profundidad en The Rich Roll Podcast. Su experiencia personal, sumada a años de investigación y encuentros con figuras como el Dalai Lama, ha forjado una visión única sobre cómo encontrar sentido, comunidad y bienestar en tiempos de crisis y en la vida moderna. La comunidad como refugio en la adversidad La evacuación de Brooks y su familia debido a los incendios en Los Ángeles no solo puso a prueba su resiliencia, sino que también le permitió redescubrir el valor de la comunidad. Durante los días de desplazamiento en Ojai, Brooks experimentó una reconexión con amigos y vecinos, lo que le llevó a reflexionar sobre la importancia de los lazos sociales en momentos de dificultad. “Los Ángeles es un lugar muy alienante y la comunidad es algo que he estado anhelando”, relató Brooks en el podcast. Esta vivencia, lejos de ser un simple episodio personal, ilustra una de las ideas centrales de su trabajo: la felicidad y el sentido de la vida se construyen en gran medida a través de las relaciones humanas y el apoyo mutuo. Brooks compara la interdependencia humana con el sistema de raíces de los árboles de secuoya en California: “Un árbol de 90 metros tiene raíces de apenas dos metros de profundidad, pero se mantiene en pie porque sus raíces se entrelazan con las de otros árboles. Somos como las secuoyas: si nuestras raíces no se entrelazan con las de los demás, caemos”. Esta metáfora, inspirada en enseñanzas del budismo tibetano y en sus conversaciones con monjes en la India, subraya la necesidad de reconocer que la independencia absoluta es una ilusión y que la verdadera fortaleza surge de la conexión con otros. Brooks reflexiona sobre cómo la comunidad y las relaciones humanas son esenciales para la felicidad y el sentido de la vida Soledad, interdependencia y el valor de las relaciones La pandemia de COVID-19 y la crisis de soledad que la acompañó han puesto de manifiesto, según Brooks, la urgencia de reconstruir el tejido comunitario. Durante el confinamiento, Brooks observó cómo, a pesar de las dificultades, muchas personas experimentaron “colisiones de amor” inesperadas: encuentros y gestos de apoyo que, de no ser por la interrupción de la rutina, no habrían ocurrido. “La depresión clínica se cuadruplicó durante la pandemia, pero también se profundizaron amistades y se crearon nuevas formas de comunidad”, explicó. En este contexto, Brooks destaca la importancia de la interdependencia, un concepto central en el budismo tibetano y en su propia filosofía. “No hay ningún momento en nuestras vidas en el que nuestras raíces no estén conectadas con las de los demás”, sostiene. Ayudar a otros en momentos de crisis, afirma, no solo alivia el dolor ajeno, sino que también sana el propio. “El apego es la raíz de todo sufrimiento humano y cada obstáculo es una oportunidad de crecimiento”, reflexiona Brooks, citando una de las enseñanzas que más ha marcado su trayectoria. El amor y la espiritualidad como motores de la felicidad La relación de Brooks con el Dalai Lama, a quien visita casi anualmente en Dharamsala, India, ha sido fundamental en su evolución personal y profesional. Según relató en The Rich Roll Podcast, el Dalai Lama le ha enseñado que “el amor incondicional es la respuesta a todas las preguntas importantes”. Brooks comparte en "The Rich Roll Podcast" cómo el Dalai Lama ha influido en su visión de la vida Estas experiencias han reforzado en Brooks la convicción de que la felicidad no se encuentra en los logros materiales ni en la acumulación de éxitos, sino en la capacidad de amar y dejarse amar, tanto en el ámbito familiar como en la comunidad y en la relación con lo trascendente. Brooks narra cómo, durante una peregrinación a Santiago de Compostela, buscó claridad sobre su propósito vital. “Caminé pidiendo a Dios que me diera una misión, y la respuesta fue dedicarme a unir a las personas en lazos de felicidad y amor usando la ciencia y las ideas”, recuerda. Esta síntesis entre ciencia y espiritualidad se ha convertido en el eje de su trabajo, en el que busca tender un “tapete de bienvenida” tanto a quienes buscan respuestas racionales como a quienes exploran el sentido desde la fe. Ciencia y fe: una visión integradora Lejos de ver la ciencia y la religión como esferas opuestas, Brooks defiende su complementariedad. “La ciencia y la religión se complementan; la religión aporta comprensión, la ciencia respuestas”, afirma. En su labor docente en Harvard, Brooks estructura sus clases en torno a grandes preguntas filosóficas y espirituales, sobre las que luego aplica el conocimiento científico y los datos empíricos. “No importa cuántas respuestas tengas si estás respondiendo las preguntas equivocadas. Las preguntas correctas provienen de la filosofía, la teología, la espiritualidad y la historia”, explica. Para Brooks, la búsqueda de sentido y felicidad requiere tanto del rigor científico como de la apertura a lo inexplicable. “Hay un ámbito de la experiencia humana que es inefable, que solo se comprende sin respuestas articulables”, sostiene. Esta perspectiva le ha permitido dialogar con académicos de distintas disciplinas, como Lisa Miller, experta en neurociencia de la espiritualidad, y Sonia Lyubomirsky, investigadora en ciencia del comportamiento, quienes han participado junto a él en encuentros con el Dalai Lama y en debates sobre la naturaleza de la felicidad. Desafíos contemporáneos: tecnología, soledad y crisis de sentido Brooks alerta sobre el impacto negativo de la tecnología en las relaciones personales y la salud mental de los jóvenes (Imagen Ilustrativa Infobae) Brooks advierte sobre los riesgos que plantea la tecnología en la vida moderna, especialmente en las relaciones interpersonales y en la salud mental de los jóvenes. El uso excesivo de dispositivos y redes sociales ha contribuido a una “crisis de sentido” y a un aumento de la ansiedad y la depresión entre adolescentes y adultos jóvenes. “La mediación tecnológica ha dificultado la formación de vínculos profundos. Las aplicaciones de citas, por ejemplo, han reemplazado formas más ricas y humanas de conocer a otros”, señala. El experto subraya que la educación superior enfrenta un doble reto: por un lado, se ha vuelto excesivamente utilitarista, enfocada en la empleabilidad y el éxito económico; por otro, ha caído en la trampa de la ideologización y la falta de pensamiento crítico. Brooks aboga por una universidad “intelectualmente peligrosa”, donde los estudiantes sean desafiados a pensar, a confrontar ideas opuestas y a buscar respuestas a las grandes preguntas de la existencia. Ejercicios prácticos Entre los consejos prácticos que Brooks comparte con sus estudiantes y seguidores, destaca la elaboración de una “lista de fracasos y aprendizajes“. Consiste en anotar cada decepción o pérdida, dejar espacio para reflexionar un mes después sobre lo aprendido y, tres meses más tarde, identificar un beneficio surgido de esa experiencia. Brooks aconseja anotar cada decepción o pérdida como primer paso para reflexionar sobre los fracasos y extraer lecciones valiosas (Imagen Ilustrativa Infobae) “Nunca desperdicies el sufrimiento”, recomienda Brooks, convencido de que el dolor, si se afronta con apertura y gratitud, puede convertirse en motor de crecimiento y sabiduría. Brooks insiste en la importancia de la introspección y la práctica contemplativa, inspirándose tanto en la tradición católica como en las enseñanzas budistas. “El Dalai Lama me animó a ser un mejor católico. Aprendí técnicas de meditación con sus monjes que ahora aplico al rezar el rosario cada día”, relata. Esta integración de prácticas espirituales le ha permitido profundizar en su fe y, al mismo tiempo, mantener una actitud de humildad ante los misterios de la existencia. Introspección, desapego y la búsqueda de significado En la recta final de la conversación, Brooks reflexiona sobre la necesidad de desapegarse de los resultados externos y centrarse en lo que realmente se puede controlar: la propia actitud, el ejemplo que se da a los hijos, la capacidad de amar y de estar presente. “La felicidad llega cuando te ocupas de lo que puedes afectar y te entregas en lo que no puedes controlar”, resume. Brooks prepara un nuevo libro dedicado a la búsqueda del significado de la vida, dirigido especialmente a las nuevas generaciones que enfrentan una crisis de sentido sin precedentes. Su mensaje, sin embargo, trasciende edades y contextos: “El amor incondicional es la respuesta a todas las preguntas importantes”, repite, recordando la enseñanza central del Dalai Lama. En tiempos de incertidumbre y cambio, la ciencia, la espiritualidad y la comunidad se revelan, en la visión de Brooks, como los pilares fundamentales para construir una vida plena y significativa.

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