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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 29/05/2025 08:31
La medusa Stygiomedusa gigantea fue vista recientemente en las aguas antárticas, aumentando el conocimiento sobre su hábitat (MBARI) En las profundidades más remotas del océano, donde la luz apenas penetra y la presión aplasta cualquier vestigio de vida superficial, una criatura de aspecto etéreo se desplaza con una lentitud casi ritual. Se trata de la Stygiomedusa gigantea, una medusa fantasma que, con apenas 126 avistamientos en más de un siglo, capturó la atención de la comunidad científica y del público por igual. Según National Geographic, esta especie fue observada recientemente en las gélidas aguas de la Antártida, gracias al uso de sumergibles personales, lo que abrió una nueva ventana para el estudio de la biodiversidad marina. Características y comportamiento de la medusa fantasma La Stygiomedusa gigantea destaca por su tamaño imponente y su morfología singular. Su campana, con forma de sombrilla, puede superar un metro de diámetro, mientras que sus cuatro brazos planos se extienden más allá de los diez metros y ondean como cintas en la oscuridad abisal. A diferencia de otras medusas, carece de tentáculos convencionales y de células urticantes, una característica inusual dentro de su grupo. Su coloración, que varía entre el marrón rojizo y el amarillo ocre, contrasta de manera dramática con el entorno del fondo marino. De acuerdo con el Monterey Bay Aquarium Research Institute (MBARI), esta medusa se desplaza mediante movimientos ondulantes y pausados, como si cada gesto formara parte de una coreografía abisal. Su lentitud parece ser una estrategia vital: no tiene depredadores conocidos ni competencia visible, lo que le permite moverse sin prisa entre los 1.000 y 3.000 metros de profundidad. No obstante, recientes observaciones en la Antártida registraron ejemplares a solo 80 metros de la superficie. Con más de un metro de diámetro en su campana, la medusa fantasma destaca por su tamaño imponente y sus largos brazos (MBARI) En cuanto a su alimentación, los científicos suponen que utiliza sus largos brazos para envolver pequeños crustáceos y peces, atrapándolos con una técnica tan sutil como eficaz. Esta forma de caza, junto con su biología poco convencional, la convierte en un objeto de estudio prioritario. Rareza y mito: una especie casi legendaria Desde su descripción científica en 1910, la Stygiomedusa gigantea fue documentada solo en 126 ocasiones. Esta baja frecuencia de avistamientos contribuyó a su reputación como una criatura casi “mítica”. Estos encuentros son tan esporádicos como fascinantes, alimentando el aura de leyenda que la rodea. El MBARI, uno de los pocos centros que consiguió filmarla en varias ocasiones, subrayó que cada registro representa una oportunidad única para obtener información sobre un animal que, probablemente, existió durante millones de años sin apenas interacción con el ser humano. La falta de datos sobre su reproducción, longevidad y papel ecológico refuerza el misterio que la envuelve. Avistamientos en la Antártida y avances recientes El avance más reciente proviene de la península antártica, donde un equipo dirigido por Daniel M. Moore documentó varios encuentros directos utilizando sumergibles personales. De acuerdo con un informe publicado en Polar Research, estas observaciones se realizaron entre los 80 y 280 metros de profundidad, en las costas antárticas. Investigadores identificaron a la Stygiomedusa gigantea entre los 80 y 280 metros de profundidad en la península Antártica (MBARI) Moore explicó que los vehículos de exploración científica fueron desplegados desde el buque de expedición Viking Octantis. Esta tecnología permitió a los científicos observar a la medusa en su entorno natural, ampliando el rango conocido de la especie. Qué se sabe y los misterios de la medusa fantasma Según los autores del estudio en Polar Research, cada uno de los escasos encuentros con esta medusa aporta datos cruciales sobre distribución, comportamiento y ecología. Sin embargo, aún persisten numerosas incógnitas. Hasta ahora no se determinó con precisión cómo se reproduce, aunque algunos indicios apuntan a una posible viviparidad. Tampoco se conoce su longevidad ni su rol exacto en la red trófica abisal. Algunos expertos sugieren que podría ocupar un eslabón intermedio entre depredadores invertebrados y peces de profundidad, pero sin evidencias concluyentes. Innovación tecnológica y el futuro de la exploración marina El uso de sumergibles personales marcó un punto de inflexión en el estudio de la Stygiomedusa gigantea. Originalmente diseñados para el turismo de lujo, estos vehículos demostraron su potencial como plataformas científicas móviles. El trabajo liderado por Moore sugiere que esta tecnología podría transformar la investigación marina en zonas de difícil acceso. La Stygiomedusa gigantea simboliza los misterios de los océanos, recordando la magnitud de lo inexplorado en la biodiversidad marina (MBARI) Los científicos concluyeron que estos sumergibles representan una herramienta emergente para explorar entornos antes inalcanzables, especialmente en regiones polares. Gracias a estos avances, la ciencia puede comenzar a iluminar los pasajes más oscuros del planeta y descubrir especies aún desconocidas. De todas maneras, y frente a las numerosas incógnitas que rodean a esta medusa, los científicos la describen como una “criatura frontera”, un ser que habita entre lo visible y lo oculto. Su combinación de rareza, tamaño y misterio la convierte en un emblema de los desafíos y oportunidades que presenta la exploración oceánica, y un paso más hacia la comprensión de los secretos que aún guarda el fondo del océano.
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