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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 29/05/2025 00:32
La estrategia podría ser útil para la prevención de atracones en personas con sobrepeso, según el estudio (Imagen Ilustrativa Infobae) Según MedlinePlus, de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, “la comida puede calmar sentimientos estresantes, aunque el efecto es temporal. Los alimentos con altos contenidos de grasa, azúcar y sal pueden volverse más atractivos cuando experimenta estrés, cuando está de mal humor o cuando se siente mal sobre sí mismo. Comer por razones emocionales a menudo se vuelve un hábito”. En ese sentido, recientemente, expertos de la Universidad de Granada, en España, dieron un paso significativo para comprender la denominada alimentación impulsiva. Según informó el Centro de Investigación Mente, Cerebro y Conducta (CIMCYC), se trata de un abordaje que combina estimulación magnética transcraneal (EMT) con entrenamiento del control inhibitorio de la alimentación. Esto busca prevenir los impulsos poco saludables, sin dejar de lado pilares fundamentales como la actividad física. “Estas técnicas preparan al cerebro para mejorar los resultados relacionados con la comida, aumentando la capacidad de tomar decisiones saludables de manera consciente”, precisaron los autores en un comunicado institucional. El rol del circuito de recompensa El circuito de recompensa cerebral se activa ante la comida poco saludable, generando respuestas automáticas y dificultando hábitos saludables (Imagen Ilustrativa Infobae) El estudio se publicó en BMC Psychology. “En nuestra investigación actual sobre técnicas de intervención neurocientífica, analizamos cómo, al aplicarlas junto con las pautas tradicionales (basadas en alimentación saludable y ejercicio), se producen cambios en los mecanismos que dificultan el mantenimiento a largo plazo de mejoras en los hábitos de salud en muchas personas con sobrepeso o atracones alimentarios”, explicó Alfonso Caracuel, investigador del CIMCYC que participa en estos estudios. En el comunicado, los expertos coincidieron: “Frente a estímulos de comida muy apetitiva y poco saludable, muchas personas con sobrepeso o con tendencia a los atracones mantienen hiperactivo el denominado sistema impulsivo, mientras que el sistema reflexivo o de pensamiento consciente queda en segundo plano”. Este fenómeno se relaciona con la activación del “circuito de recompensa”, que puede llevar a decisiones basadas en la gratificación inmediata en lugar de en objetivos de salud a largo plazo. El equipo del CIMCYC utilizó una aplicación móvil diseñada para entrenar el control inhibitorio “en el contexto de la alimentación, a través de ejercicios interactivos. Este tipo de entrenamiento tiene el potencial de modificar patrones de comportamiento automáticos y contribuir a la adopción de hábitos alimentarios más saludables, ayudando a las personas a tomar decisiones alineadas con sus objetivos de bienestar”, postularon en el documento. La investigadora de la UGR Raquel Vilar sumó: “El cuidado de la salud implica, sin duda, una nutrición adecuada y ejercicio regular. Sin embargo, aunque estos principios son ampliamente conocidos, mantenerlos a lo largo del tiempo supone un reto para muchas personas. En cuanto a la alimentación, una de las razones de esta dificultad reside en el ritmo acelerado de la vida moderna, donde la comida poco saludable es fácilmente accesible y económica”. De acuerdo a Mayo Clinic, “las personas que padecen el trastorno alimentario compulsivo se suelen sentir avergonzadas por los atracones. Quienes padecen este trastorno suelen pasar por períodos en los que intentan restringir o reducir drásticamente su alimentación. Pero esto puede aumentar las ganas de comer y llevar a un ciclo de atracones continuos”. Técnicas eficaces identificadas por los investigadores reducen la impulsividad y mejoran los patrones de alimentación y parámetros antropométricos (Imagen Ilustrativa Infobae) El grupo de investigación anotó cómo el cerebro responde a ciertos estímulos que generan un fuerte impulso por consumir alimentos no saludables. Durante el proceso de decisión sobre qué comer, los objetivos de largo plazo, como seguir una dieta equilibrada, tienden a pasar a un segundo plano, de acuerdo con los estudios que realizaron. Los investigadores identificaron técnicas centradas en reducir la impulsividad y reaprender a dirigir la atención, aumentar el control inhibitorio y gestionar eficazmente las conductas relacionadas con la alimentación y el ejercicio físico. De acuerdo con la Universidad de Granada, se ha realizado un análisis paralelo sobre cómo los componentes cognitivos afectan las decisiones alimentarias. Los investigadores han identificado diferencias en habilidades cognitivas y conductuales en personas con obesidad. Un hallazgo importante es la tendencia a que su atención se concentre más en alimentos ricos en azúcar y grasa, en lugar de opciones más saludables. Este patrón de comportamiento se asocia con la activación del “circuito de la recompensa”. Este fenómeno puede conducir a que, frente a estímulos alimenticios o la sensación de hambre, las decisiones se tomen bajo la hiperactivación de este circuito y no guiadas por objetivos de salud. A partir de los resultados obtenidos mediante imágenes cerebrales y pruebas de rendimiento cognitivo, se planteó que las respuestas alimenticias podrían volverse “automáticas”, y carecen de una reflexión consciente que permita tomar decisiones efectivas. “El cuidado de la salud implica, sin lugar a dudas, una alimentación adecuada y la práctica regular de ejercicio. Sin embargo, aunque estos principios son ampliamente conocidos, mantenerlos a lo largo del tiempo resulta un desafío para muchas personas”, apuntó Vilar. Y añadió que en relación con la alimentación, uno de los obstáculos es el ritmo acelerado de vida actual, donde los alimentos poco saludables son fácilmente accesibles y económicos. Pese a vivir en ambientes saturados de estímulos alimentarios, las personas no enfrentan el mismo nivel de dificultad para adoptar hábitos saludables, lo que indica que existen factores individuales importantes que modulan estas diferencias. Se han explorado pautas para superar esta problemática. Los investigadores, después de identificar ciertas diferencias que explican las dificultades alimentarias, han comenzado estudios que buscan estrategias para cumplir los objetivos de salud. Recientemente, han identificado técnicas efectivas que se enfocan en disminuir la impulsividad, reaprender a focalizar la atención, mejorar el control inhibitorio y manejar con eficacia comportamientos alimenticios y de ejercicio. El enfoque neurocientífico del CIMCYC integra factores cerebrales, cognitivos, emocionales y genéticos para desarrollar intervenciones más efectivas (Imagen Ilustrativa Infobae) La aplicación de estas pautas ha mostrado resultados positivos en los participantes con sobrepeso, quienes han mejorado sus hábitos alimenticios. En nuevos estudios, se analiza cómo estas técnicas cambian las redes cerebrales y reducen sesgos cognitivos. “Además, las estamos combinando con otras aplicaciones novedosas para intentar aumentar aún más su eficacia. La variabilidad individual es importante. En este sentido, es sobradamente conocido que el peso corporal es el resultado de la interacción de múltiples factores, no solo los que hemos mencionado a nivel contextual, cerebral y cognitivo, sino también por variables endocrinas y genéticas”, afirmó Alfonso Caracuel. La evaluación de resultados desde una perspectiva neurocientífica incluye factores cerebrales, cognitivos, emocionales y conductuales, así como parámetros fisiológicos y genéticos, lo que representa un avance en la comprensión de los mecanismos que afectan las decisiones alimentarias. “La Estimulación Magnética Transcraneal (TMS), probada por los investigadores, es una técnica no invasiva e indolora que utiliza pulsos magnéticos para estimular áreas específicas del cerebro. Estos pulsos modifican la actividad neuronal de regiones cerebrales concretas marcadas como objetivo. Dependiendo de la frecuencia y la intensidad de los pulsos, la TMS puede tanto aumentar como disminuir la actividad neuronal, lo que la convierte en una herramienta útil para tratar diversas condiciones neurológicas y psicológicas”, plantearon en un comunicado de la Universidad de Granada. “En el contexto de las investigaciones realizadas en la UGR, la TMS se emplea para preparar el cerebro para entrenamientos específicos relacionados con el control inhibitorio. De esta manera, se busca optimizar la respuesta cerebral ante los impulsos relacionados con la comida, favoreciendo decisiones más conscientes y alineadas con los objetivos de salud a largo plazo”, repasaron. Según divulgaron los expertos, el control inhibitorio “es una función cognitiva fundamental que permite controlar impulsos, distracciones o deseos inmediatos, a la vez que ayuda a tomar decisiones más saludables. En el caso de la alimentación, el control inhibitorio desempeña un papel muy importante ya que contribuye a controlar impulsos como el deseo de comer alimentos nocivos y elegir opciones más beneficiosas para la salud”. “Las investigaciones actuales están dirigidas a personas con exceso de peso o a aquellas que experimentan episodios de atracones de comida. Además de las intervenciones, los proyectos incluyen evaluaciones cognitivas y comportamentales detalladas para medir su eficacia. Se realizan también resonancias magnéticas para observar posibles cambios cerebrales tras la intervención, junto con un examen antropométrico y bioquímico. La participación en estos estudios requiere asistir al CIMCYC de la Universidad de Granada durante dos semanas, con sesiones diarias de entre 10 y 15 minutos de duración”, escribieron. En ese tono, Vilar planteó que con los proyectos actuales, esperan “seguir contribuyendo al desarrollo de intervenciones más integrales y efectivas que fomenten la adopción de un estilo de vida saludable, ofreciendo soluciones específicas para cada persona”.
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