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  • La historia del Lamborghini rosa de Wanda Nara: de símbolo del amor con Mauro Icardi a metáfora de su liberación

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 28/05/2025 16:36

    La empresaria sorprendió al aparecerse con el auto que había comprado su expareja en 2016 (Instagram) En el día en que todo parecía girar en torno a una firma, Wanda Nara convirtió una audiencia de divorcio en un espectáculo visual. Milán, ciudad de la moda y de los divorcios mediáticos, fue testigo del reencuentro entre la empresaria y Mauro Icardi tras meses de distancia, silencios y reproches. Pero la escena fue robada por una aparición que no estaba en la agenda judicial: Wanda descendiendo de un Lamborghini Huracán Spyder rosa, el mismo que años atrás compartía con el futbolista -aunque con un ploteado diferente-, cuando todavía hablaban de amor y no de abogados. La postal no tardó en viralizarse. El vehículo, tasado originalmente en casi 300 mil dólares años atrás, fue adquirido por el delantero cuando aún vestía la camiseta del Inter. Era 2016, el matrimonio brillaba en Italia y la pareja posaba para las redes como un símbolo de lujo, éxito y unidad. “Dado que vivimos rodeados de estos colores, que llevamos adentro de nosotros, nos hemos regalado esta nueva Lamborghini Huracan Spyder”, había escrito Icardi entonces, cuando iba camino a convertirse en ídolo del equipo nerazzurri. Una década después, ese mismo auto volvió a escena, ahora conducido por Wanda y ploteado de un rosa chicle que convirtió el descapotable en un manifiesto. El Huracán Spyder, sin techo rígido, cuenta con un sistema que cubre su interior en apenas 17 segundos, siempre que no supere los 50 km/h. Su diseño fue meticulosamente calibrado en túnel de viento, permitiéndole a Lamborghini mejorar en un 50% la carga aerodinámica respecto a su antecesor, el Gallardo. No es solo un capricho de la velocidad, sino una joya de ingeniería. “Diseñado para cortar el aire y fusionarse con el cielo”, lo definen sus creadores. Un modelo para quienes no buscan pasar desapercibidos, ni en las pistas ni en los titulares. El Lamborghini fue adquirido por Mauro en 2016 Pero lo que convierte a este auto en una pieza cargada de simbolismo no es solo su performance técnica, sino su historia. Icardi lo utilizó durante años como vehículo personal, tanto en Milán como en París, a donde lo trasladó al fichar por el PSG. En 2021, la empresaria volvió a subirse al descapotable para pasear a nada menos que Susana Giménez por la Ciudad Luz, en una entrevista que se dio tras el escándalo con la China Suárez, conocido popularmente como Wandagate. Sí, la misma en la que el futbolista con un semblante algo errático irrumpió al final. Para entonces, el Huracán ya había dejado de ser solo un auto: era el testimonio rodante de una relación que supo reinar en las redes y que se empezaba a despedazar. En medio del juicio de divorcio, los bienes de lujo fueron uno de los grandes puntos de discordia. Según reveló el programa LAM (América), hay al menos seis vehículos de altísimo valor que quedaron en disputa: un Lexus LC 500 híbrido cotizado en más de dos millones de euros, una camioneta Cadillac Escalade de 90 mil dólares, un Mercedes Benz de 158 mil, una Ford Raptor de 71 mil, y un Bentley valuado en 250 mil euros que Wanda mantiene en París. El Lamborghini, sin embargo, no figuraba en ese inventario. Mauro y Wanda habían adquirido el lujoso vehículo con los colores del Inter Miami, donde jugaba el futbolista en ese entonces (Instagram) La conclusión fue inmediata: el descapotable habría quedado para Wanda, que no solo decidió conservarlo, sino reconfigurarlo estéticamente. Ploteado en un color vibrante, dejó de ser un símbolo compartido para convertirse en un estandarte personal y a una dualidad cromática que remonta a la niñez, donde el rosa era para las nenas y el celeste para los nenes. Una metáfora en cuatro ruedas de una mujer que no espera silencios ni quiere pasar desapercibida. Mientras Icardi se dirigía a la audiencia con gesto adusto, Nara convertía su entrada en una puesta en escena. En el mundo del espectáculo, hay mensajes que no necesitan palabras. Este, sin dudas, fue uno de ellos. Y el rugido de ese motor V10 se encargó de dejarlo claro.

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