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  • No estaba cuidando a su esposo en el sanatorio, lo estaba matando y piden perpetua para él

    » El Ciudadano

    Fecha: 28/05/2025 14:53

    Germán B. tiene 47 años, es podólogo, se casó con un chileno y ahora una Fiscalía porteña pide que lo condenen a prisión perpetua por asesinar a su esposo incorporando veneno al suero que le suministraban mientras estaba internado en terapia intensiva. Simulaba cuidarlo, pero su objetivo era asesinarlo. Según los acusadores, por codicia. El caso lo tramita el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal. El fiscal Juan Manuel Fernández Buzzi solicitó la pena de prisión perpetua para el podólogo. Considera que está probado que asesinó en 2020 a su esposo con suero envenenado durante su internación en un sanatorio del barrio porteño de Recoleta. Para el fiscal, se trata de un homicidio cuádruplemente agravado por el vínculo, por cometerse con alevosía, por el suministro de veneno y por codicia. Germán B. está detenido en la cárcel de Ezeiza. Casamiento y asesinato meses después La Fiscalía reconstruyó la saga que, de acuerdo a la pesquisa, desembocó en el crimen. El acusador recordó que el ahora detenido se casó en septiembre de 2019 con su pareja, Roberto Alfonso Aquiles Guzmán Jaque, nacido en Chile. Dijo que ambos convivían en una casa de Villa Crespo donde también residía la madre de la víctima. Fernández Buzzi dijo que el 16 de diciembre de ese mismo año –a tres meses exactos del casamiento–, Guzmán Jaque sufrió una descompensación que concluyó con una internación en el Sanatorio Anchorena. El cuadro era deterioro sensorial, insuficiencia renal, desorientación, trastorno en la marcha y alteración en el habla. La víctima era portador del VIH, pero los médicos sostuvieron durante el juicio que no peligraba su vida y que la carga viral era indetectable. A los 27 días de ser internado, el hombre falleció. Fue el 12 de enero de 2020. Tenía 58 años. Denuncia y videos El caso se abrió con la denuncia de una enfermera. Así, se pidieron los videos del cuarto de terapia. Las imágenes mostraron entonces Germán B. intercambiar los sueros de su pareja por otros que llevaba al sanatorio en una mochila. Luego se comprobó que los sueros llevados por el acusado contenían alcoholes pesados como metanol o etilenglicol, que se utilizan en solventes, anticongelantes o en cosméticos. Intoxicado El fiscal consideró probado que Guzmán Jaque falleció por intoxicación con alcoholes pesados. De acuerdo al testimonio de los médicos que lo trataron, la víctima había iniciado un tratamiento de diálisis tras lo cual experimentó una mejoría que luego se revirtió para sorpresa de todos. “Desde el punto de vista médico, no podían encontrar explicación y entonces sospecharon de la intoxicación con alcoholes”, señaló el acusador. Sin autopsia, los análisis Una dificultad para dilucidar las causas de la muerte fue que no se pudo realizar la autopsia debido a que el cuerpo de la víctima fue cremado poco menos de 48 horas después de su muerte. La investigación penal comenzó poco después, con la denuncia de la familia y del Sanatorio Anchorena. El peritaje médico oficial concluyó como “altísimamente probable” que la muerte se haya generado por la intoxicación con alcoholes. El podólogo había insinuado que su esposo era consumidor de bebidas alcohólicas, y que eso le había generado su problema de salud. Esa versión terminó descartada por la historia clínica del fallecido. Suero envenenado y la excusa del agua bendita Los videos de la sala de terapia desde el 2 al 11 de enero de 2020 muestran cómo Germán B. descolgaba el suero de su marido, lo ponía en la mochila, sacaba otro de allí y lo colocaba. Eso ocurrió 13 veces. En las audiencias indagatorias, el imputado argumentó que el suero que intercambiaba contenía solución fisiológica bendecida por un cura. Y abundó: dijo que también realizaba una “imposición de manos” sobre el cuerpo de su pareja y los sueros para transmitirles “energía sanadora”. Codicia «Todo fue buscado, planeado y sabido”, afirmó el fiscal sobre la voluntad de matar del acusado. “Mientras parecía que era un esposo atento y preocupado por su cónyuge, en realidad lo estaba matando”, insistió. Respecto de la motivación del crimen, Fernández Buzzi señaló que la víctima provenía de una familia con un alto nivel socioeconómico, que tenía un departamento en Santiago de Chile y fondos en cuentas en ese país. “Berjeli cobraba la pensión de la madre de la víctima, tenía conocimiento de los movimientos económicos de la familia y estaba interesado en hacerse de los bienes una vez que falleció su marido”, consideró el fiscal. “Inmediatamente después de la muerte de su esposo, lo que le interesaba era obtener los bienes”, concluyó antes de pedir la pena de prisión perpetua para el acusado.

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