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  • «No deberíamos rompernos en silencio»: el emotivo mensaje de un estudiante que expone la carga invisible de la vida universitaria tras la muerte de una compañera

    Concordia » Despertar Entrerriano

    Fecha: 28/05/2025 13:41

    El reciente fallecimiento de una joven estudiante universitaria, oriunda de Concordia, conmovió profundamente a la comunidad académica y encendió una alerta sobre la salud mental de los que se van a estudiar lejos de casa. Tenía apenas 18 años, había comenzado su carrera en la Facultad de Ciencias de la Salud de la UNER, en Concepción del Uruguay. Tras conocerse la noticia, un texto escrito por el estudiante Santiago Stagno se viralizó en redes sociales, con cientos de comentarios que resonaron en una experiencia compartida por miles de jóvenes de la provincia: la presión, el miedo y la soledad que muchas veces se esconden detrás del esfuerzo académico. “Hoy escribo como estudiante. Como uno más entre tantos que caminan por los pasillos, que sueñan, que a veces se quiebran por dentro sin decir nada”, comienza el texto que Santiago publicó y que, en pocas líneas, logró poner en palabras lo que muchos sienten pero no dicen. “Ser universitario no es solo estudiar. A veces es sostenerse”, escribió Santiago. Lo dijo claro: “Hoy el dolor nos atravesó a todos. Perdimos a una compañera. Y aunque no la conocía, me duele. Porque compartíamos algo invisible: el mismo peso, la misma carrera, la misma presión que a veces parece imposible de sostener”. Una mirada profesional sobre la salud emocional en los estudiantes universitarios Despertar Entrerriano habló con Florencia Navarro, psicóloga especializada en salud mental de jóvenes y adultos, explicó a nuestro medio que los condicionamientos del entorno juegan un rol fundamental en la salud emocional de quienes estudian: “El contexto económico, social y familiar influye siempre. Cuando no hay recursos básicos cubiertos, la ansiedad se dispara. Muchas veces, los jóvenes priorizan carreras con salida laboral rápida o prestigio para ‘cumplir’ con una expectativa ajena, en lugar de elegir desde el deseo”. La profesional advirtió que las exigencias académicas también pueden volverse una carga cuando se viven como una obligación constante de rendimiento perfecto: “En algunos casos, esas exigencias motivan. Pero en muchos otros, terminan asfixiando. Por eso es clave que la elección de una carrera y el camino académico puedan pensarse con acompañamiento y sin presiones desmedidas”. Acompañar más allá del boletín La psicóloga remarcó que el rol de las familias es clave, tanto en la prevención como en el acompañamiento emocional: “No alcanza con preguntar cómo salió un parcial. Los jóvenes necesitan que su entorno más cercano habilite el diálogo sobre lo que sienten, no solo sobre lo que rinden”. Navarro señaló que muchas veces los padres, desde el amor o la preocupación, pueden ejercer presiones sin darse cuenta: “La expectativa de que todo salga bien, de que sus hijos no fallen, puede convertirse en una carga emocional muy difícil de sobrellevar si no hay contención real. El mensaje implícito muchas veces es ‘si no te va bien, sos un problema’. Y eso lastima”. Mudarse lejos de casa y comenzar de nuevo El traslado a otra ciudad para estudiar representa un cambio vital, muchas veces subestimado. Para algunos, puede ser un proceso de crecimiento; para otros, un desarraigo difícil de sobrellevar: “Cuando no hay red de apoyo en el nuevo entorno, la soledad y la desconexión afectiva se hacen muy presentes. Es fundamental que quienes se mudan puedan construir nuevos vínculos, sentirse contenidos y tener espacios de escucha disponibles”, sostuvo Navarro. Cuando la carrera no es lo que esperaban La especialista sugirió que los padres no deben suponer que sus hijos “están bien porque no dicen lo contrario”. Deben buscar momentos de conversación honesta, validar los sentimientos de sus hijos, y sobre todo, evitar juicios o reacciones desmedidas ante un tropiezo académico o un cambio de decisión: “Cambiarse de carrera no es fracasar. Pedir ayuda no es fallar. Dejar la universidad no es el fin del mundo. Pero para que los chicos puedan ver eso, necesitan que los adultos también lo entiendan”. Descubrir que la carrera elegida no era la adecuada, o que fue elegida para satisfacer mandatos familiares, puede resultar profundamente frustrante. “Cuando se cae un ideal, puede aparecer la angustia, la sensación de fracaso. Pero también puede ser el inicio de una reorientación”, explicó la psicóloga. Por eso, acompañar esos momentos es clave para que no se conviertan en crisis irreversibles. Señales de alerta que no deben ignorarse Uno de los puntos centrales que abordó la especialista es la necesidad de sacar del tabú al sufrimiento emocional. Navarro indicó que muchas veces no hay señales claras, pero sí hay síntomas o cambios que deben encender alarmas: Aislamiento repentino; Cambios bruscos de ánimo; Desinterés por lo que antes generaba placer; Consumo problemático; Comentarios sobre la muerte o la inutilidad de vivir; Sentimientos de desesperanza o de ser una carga. “Pedir ayuda no es un signo de debilidad, es un acto de valentía. Y mirar para otro lado puede costar vidas”, resumió Navarro. La carta completa del estudiante: Hoy escribo como estudiante. Como uno más entre tantos que caminan por los pasillos, que cursan, que sueñan, que a veces se quiebran por dentro sin decir nada. Hoy el dolor nos atravesó a todos. Perdimos a una compañera. Y aunque no la conocía, me duele. Porque compartíamos algo invisible: el mismo peso, la misma carrera, la misma presión que a veces parece imposible de sostener. Ser universitario no es solo estudiar. A veces es sostenerse. Es hacer fuerza para levantarse. Es tapar el miedo con café y seguir como si nada. Pero a veces no se pueda Y está bien no poder. Escribo esto con sumo respeto y del malestar que muchos debemos sentir y me preguntó también ; cuántos estamos al límite y no lo decimos?. Cuántos lloran en silencio?. Cuántos sienten que si frenan, pierden?. Y no deberla ser así. Somos una comunidad. Y eso implica más que compartir materias y tiempo, también Implica mirarnos, cuidarnos, acompañarnos. No miremos para otro lado. No minimicemos. No callemos. Ningún título vale más que una vida, cuidémonos más. Escuchemos más. Que esta tristeza no pase rápido. Que nos incomode. Que nos haga pensar. Porque cuando se va una vida, no alcanza con lamentar: hay que transformar. Transformar el modo en que nos miramos. El modo en que habitamos la facultad. El modo en que respondemos cuando alguien nos dice: «no estoy bien». Ser universitario no debería costar la salud mental. No debería doler así. Y sin embargo, duela Nos pesa. Nos atraviesa. Que esta vez no se tape con el tiempo. Que este dolor se vuelva memoria Y que esa memoria nos haga comunidad. De verdad. Y a vos, compañera… No sé qué estabas atravesando. No sé cuánto dolía. Nos dejás una lección triste, pero poderosa: la urgencia de cuidarnos, de vernos, de no llegar tarde. Descansá en calma. Acá, vamos a intentar que tu partida no sea en vano. Por ella. Por todos. Por nosotros. Que nunca más falte alguien por no haber sido visto a tiempo. Descansá en calma. Acá, en este lugar que compartimos, duele tu ausencia más de lo que podemos decir. No sabemos todo lo que cargabas, ni todas las batallas que librabas en silencio. Pero sí sabemos que hoy nos toca aprender, crecer y cambiar. Fuente: Despertar Entrerriano.

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