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» Noticiasdel6
Fecha: 28/05/2025 10:50
Hay aplicaciones especializadas que les avisan a sus usuarias qué síntomas pueden transitar según a qué altura del ciclo se encuentren. Hay agendas que tienen una página prevista para que su dueña pueda marcar mes a mes en qué fechas estará menstruando y en qué otras ovulará. Hay alrededor de 2.000 millones de personas -niñas, adolescentes, mujeres, varones trans, identidades no binarias- que menstrúan en el mundo: es una de cada cuatro personas que habitan este planeta. Y sin embargo, todavía se sabe demasiado poco porque se habla demasiado poco sobre el ciclo menstrual. Aunque atraviese el día a día de un cuarto de la población mundial durante, en promedio, 35 años de sus vidas, reseteándose cada -otra vez, en promedio- 28 días. Si en 35 años de vida -los que van entre los 15 y los 49 años, las edades que contempla ONU Mujeres- entran 12.783 días, en ese mismo tiempo una mujer atraviesa 457 ciclos menstruales. Sangra, ovula, atraviesa los días -y los síntomas físicos y emocionales- premenstruales y vuelve a sangrar. Así es desde que los humanos están en la Tierra. Y sin embargo, varios cientos de miles de años después, la información sobre la menstruación, la conversación sobre el tema, sigue siendo tabú. Tanto que sólo una de cada cinco mujeres se sintió informada y preparada al momento de vivir ese proceso por primera vez El dato se desprende de la investigación internacional Global V-Taboo Tracker, que indagó a más de 10.000 personas mayores de 15 años en Argentina, México, Colombia, Perú, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Australia, Suecia y Nueva Zelanda. Entre quienes respondieron las encuestas del estudio hay un 80% de personas que menstrúan y un 20% que no, entre quienes los tabúes y la desinformación son aún más profundos. Los resultados se revelan en el contexto del Día Internacional de la Higiene Menstrual, que se conmemora cada 28 de mayo desde el 2014. La fecha no es una casualidad: se eligió el día 28 porque ese el promedio de días que dura cada ciclo menstrual, y se eligió el mes 5 del año porque esa cantidad de días es la duración media de cada menstruación. En consonancia con que sólo el 20% de las personas que menstrúan se sintieron preparadas al momento de atravesarlo por primera vez, la investigación también halló que 6 de cada 10 mujeres hubieran querido que las informaran más sobre su ciclo a lo largo de su infancia y adolescencia para sentirse más listas al momento de la menarquía, es decir, del primer ciclo de sus vidas. Más allá de poner el foco en todo lo que falta saber y visibilizar sin tabúes, cada 28 de mayo tiene otro objetivo: visibilizar también la desigualdad de acceso a productos de higiene menstrual y el costo económico que tienen que afrontar las mujeres mes a mes durante décadas de su vida, algo que impacta especialmente en las personas de menor poder adquisitivo. El costo de menstruar En 2023, una campaña de visibilización encabezada por EcoFeminita y #MenstruAcción determinó que el costo anual de usar toallitas higiénicas en cada ciclo implicaba por lo menos $10.915, mientras que el uso de tampones suponía un mínimo de $12.146. Ajustado por inflación y siempre en promedio, eso supone un gasto anual de $77.903 en el primer escenario y de $86.689 en el segundo. La Asignación Universal por Hijo (AUH) de este mes fue de $85.225. Si es para cubrir los gastos de una niña o adolescente que ya menstrúa, prácticamente uno de los doce cobros anuales de la AUH equivale a que cubra lo destinado a gestionar su ciclo. Tener o no tener los recursos para esos productos hace la diferencia: según ONU Mujeres, en América latina 2 de cada 5 niñas faltan a la escuela durante su menstruación por falta de acceso a estos productos de higiene. En Argentina más de la mitad de los menores de 14 años viven por debajo de la línea de pobreza: son más las chances de ser una niña pobre que de no serlo. Y si eso supone, en los casos más extremos, faltar a clases por no poder afrontar los gastos que implica menstruar, no hay manera de que eso no implique menores oportunidades. Para intentar amortiguar ese efecto que impacta en niñas, adolescentes y mujeres, distintas organizaciones feministas de Argentina y el mundo han insistido a lo largo de los años en que toallas higiénicas, tampones y copas menstruales sean eximidas de impuestos como el IVA. En nuestro país es un objetivo aún pendiente, así como la dispensa gratuita de estos productos a los sectores de menos recursos. El programa MenstruAR, creado por el disuelto Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, implicaba dar acceso a copas menstruales a quienes no pudieran afrontar personalmente estos gastos. Fue disuelto por el actual Gobierno, tal como el ministerio. La desinformación en la adultez La investigación Global V-Taboo Tracker, que en la Argentina fue impulsada por la marca de productos de higiene menstrual Nosotras, no sólo dio cuenta de la falta de información a la hora de vivir el primer ciclo. Según el estudio, un 42% de las mujeres tienen “muchas lagunas” en su conocimiento sobre su propio ciclo. Uno de los datos más destacados sobre esos desconocimientos se vincula a la perimenopausia, la etapa inmediatamente anterior a la menopausia. Según la investigación, el 90% de las personas que menstrúan saben “poco o nada” sobre ese momento de la vida. ¿Cómo salir de esas “lagunas” de información? Menos de la mitad de las encuestadas, sólo dos de cada cinco, aseguraron sentirse lo suficientemente cómodas como para despejar sus dudas sobre su ciclo menstrual con un profesional de la salud de su confianza. De lo que no hay dudas es de que todavía hay demasiadas preguntas, demasiados tabúes y demasiada distancia entre lo que cada mujer experimenta en cada ciclo menstrual y lo que se conversa sobre el tema. Tienen dudas las niñas y las adolescentes, y también quienes ven en el horizonte el fin de su vínculo con tampones, toallas higiénicas o copas menstruales. Poner el tema en conversación, llamar a las cosas por su nombre hasta que deje de ser incómodo, parece ser la vía para empezar a salir de ese desconocimiento. Un cuarto de la población mundial sangra, ovula, atraviesa la previa de un nuevo sangrado, y vuelve a empezar. Tal vez cuando la visibilización del ciclo menstrual sea proporcional a la cantidad de personas que lo viven empiece a bajar el ruido confuso que todavía hay alrededor del tema. Y, con suerte, los costos de menstruar, que pueden ser una anécdota para algunos bolsillos y un problema estructural para los más flacos. (Fuente: Infobae)
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