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  • Mariano de la Canal: “Yo me considero un sobreviviente del mundo del espectáculo”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 28/05/2025 05:18

    Mariano de la Canal, cuyo nombre real es Mariano Ramón Flores, es una personalidad mediática argentina que alcanzó notoriedad en 2011 al autodenominarse El fan de Wanda, por su fervoroso apoyo a Wanda Nara en el programa ShowMatch. Este personaje, caracterizado por su vincha distintiva y su estilo histriónico, participó en el reality Soñando por bailar, donde llegó a la final. Además, fue concursante en Bailando por un sueño en 2012. Su carrera no se limitó a la televisión argentina. También trabajó en Bolivia y Paraguay, destacándose como jurado en la versión boliviana de Bailando por un sueño y como conductor de programas de debate. A lo largo de su carrera, Mariano demostró una actitud emprendedora y llevó adelante proyectos propios y colaboraciones con otros artistas. En 2014, estrenó su unipersonal FANtástico en el Teatro Porteño de Buenos Aires, donde combinaba relatos autobiográficos con humor y actuaciones de personajes diversos. Posteriormente, participó en el espectáculo Süller Manía junto a Silvia Süller, una propuesta cómica y musical que recorrió distintas localidades. En los últimos años residió en Chile, donde siguió profundizando su trayectoria artística. Actualmente, se mantiene activo en redes sociales como Instagram y TikTok, donde comparte momentos de su vida personal y profesional, y cultiva un vínculo cercano con su audiencia. Mariano de la Canal: “Toda la vida quise ser famoso”. Foto: Maximiliano Luna Rulo: — ¿Siempre quisiste ser famoso? Mariano: — Siempre. Toda la vida, desde chiquito. Cuando era chico pensaba: algo pasó en la matrix que no estoy haciendo lo que quiero. “¡Estoy en el lugar equivocado!”, decía. Yo iba al colegio y no la pasaba bien. No era lo que yo quería para mi vida aunque siempre estudié, tomé clases de teatro, siempre estuve buscando la oportunidad hasta que se dio lo de la tele. Y ahí empecé y nunca más paré. Rulo: — ¿Es verdad que Kennys Palacios fue uno de los que realmente te descubrió? Porque sentado acá dijo: “Él trabajaba en el guardarropa de un boliche y yo lo descubrí”. Mariano: — Primero que nada: Kennys aprendió de mí a hacer show. Y no, no es tan así. Con Kennys éramos amigos. Nos conocimos en el 2001 en la época de los saqueos. Nos conocimos en un supermercado... Rulo: — ¡¿Saqueando?! Mariano: — Yo agarré un pantalón y él agarró la otra punta del pantalón y le digo: “P***, soltá eso o te mato” (risas). Y ahí nos hicimos amigos, amigos del barrio. Rulo: — ¿Es real esa historia? Mariano: — Sí. Éramos chiquitos, no teníamos noción de lo que era el saqueo. Ahí nos hicimos amigos en el barrio. Pero yo trabajo desde siempre y tuve muchos trabajos antes de estar en televisión. Porque yo siempre digo que lo único que tiene futuro en esta vida es lo que está en movimiento. Siempre tenés que estar generando plata o algo, porque si no, no hay futuro. Eso pasa en los proyectos, en las relaciones, en todo, tenés que estar moviéndote. Yo siempre laburé y en un momento de mi vida tuve tres trabajos: a la tarde en un lugar, a la noche en otro y a la madrugada en otro. Cuando todos mis amigos iban a bailar, yo por ahí en el boliche estaba trabajando. Rulo: — ¿Pero ahora siguen siendo amigo? Mariano: — Sí, sí. Hay buena onda. Kennys dice que me inventó, pero no me inventó. Me ayudó, me dio una posibilidad. Pero tampoco para tanto… Rulo: — ¿Cómo nació la idea del fan de Wanda? Mariano: — Me llamó por teléfono él. Me dijo: “Wanda quiere un fanático para esta noche porque no tiene previa”. Yo no miraba ShowMatch en esa época porque vivía trabajando. Me explicó más o menos qué quería y le digo: “No, no me animo”. Y después me llama ella y me dice: “Dale, Kennys me dijo que querías ser famoso. Te vas a hacer famoso si lo hacés reír a Marcelo”. Y ahí dije: “¿Qué tengo para perder? Nada”. Rulo: — ¿Quién te pagaba para ir? Mariano: — Nadie. Rulo: — Era una apuesta para hacerte famoso. Mariano: — No ni siquiera para hacerme famoso. Fui una vez y dije: “A ver qué pasa”. Después me metí en un reality show que se llamaba Soñando por bailar, con 24 bailarines. Todos bailaban menos yo. Los fui sacando de a uno a uno y llegué a la final con Magui Bravi. Y nunca más paré. Trabajé un montón con ellos. Después me fui a trabajar afuera: a Bolivia, Paraguay y Chile. De la Canal desarrolló una carrera versátil en televisión, teatro y redes sociales, destacándose en Argentina, Bolivia, Paraguay y Chile. Foto: Maximiliano Luna Rulo: — ¿Te fue bien? ¿Ganaste plata? Mariano: — Sí, gracias a Dios me fue bien. Me compré mi casa. Siempre trabajé y siempre estoy queriendo hacer algo más. Y lo voy a seguir haciendo hasta que la memoria me siga dando... Rulo: — ¿Tuviste ofertas para vender tu cuerpo por dinero? Mariano: — Sí, pero no está en negociación (risas). Una vez yo estaba trabajando en Bolivia, hacía el Bailando allá y había un chico muy insistente me quería pagar 300 dólares por chuparme los pies. Te lo juro por Dios. “¡Qué pesado!”, decía yo. Pero estaba siempre en el canal... Rulo: — Era un fan. Mariano: — Era algo, no sé, un auspiciante o algo así. Entonces, le dije: “Mirá, yo esta noche voy a ir hasta el boliche. Si querés, andá”. Y fue. Y me dio 300 dólares, se arrodilló y me chupó los pies. Rulo: — ¿Ahí en el boliche? ¿Te sacaste los zapatos y las medias? Mariano: — Sí. El chabón hacía como Gretita mi perrita y yo me guardé la plata. Fue la única vez, después no me dio para más. Me dio gracia la situación. Pero no estaba haciendo nada malo y tampoco le estaba haciendo algo malo a nadie. Así que dije: “Queda para la anécdota”. Yo muchas cosas que hago o digo es para la anécdota porque por ahí no estoy tan orgullosa de haber hecho todo. Pero digo: “Es para la anécdota”. Rulo: — ¿Vos te consideras actor, humorista? Mariano: — Todo eso y más. Yo me considero un sobreviviente del mundo del espectáculo, por así decirlo, porque he hecho de todo y seguiré haciendo de todo hasta que la memoria me lo permita. Rulo: — ¿Cómo viene tu relación hoy con Wanda? ¿Volviste a hablar? Mariano: — Pasaron 15 años. Ya caducó eso. No hablo hace un montón y tampoco me interesa. Me aburre. El tema está como agotado. Rulo: — ¿Te sentiste usado en esa época o estás agradecido con ella? Mariano: — No, usado no. Le agradezco, pero ella también me tiene que agradecer a mí. Fue recíproco lo que hicimos. Durante la pandemia, Mariano creó la empresa Lágrimas de olvido, ofreciendo servicios de llanto profesional en velorios. Foto: Maximiliano Luna Por sí o por no Mariano se animó al cuestionario y contestó con los carteles de Sí o No, según corresponda. ¿Qué dijo? Rulo: — ¿Te operaste los abdominales? Mariano: — No, no me operé los abdominales. Me hice una lipo. Hace como ocho años me hice una liposucción. Me saqué grasita, pero si no lo mantenés cuidándote, cerrando la boca y yendo al gimnasio, la lipo te dura un mes. Para mí no hay que hacerse cirugías estéticas. Yo me lo hice en otro momento de mi vida, tenía otra cabeza. Hoy por hoy te digo: “Andá al gimnasio, cuídate, cerrá la boca y aceptate como sos”. Eso es lo primero. Rulo: — Por sí o por no, ¿has vendido packs actorales en entierros o en velorios? Mariano: — En la época de la pandemia, cuando estaba el COVID, que fallecía mucha gente, yo dije: “Acá tengo que hacer plata con algo porque no hay trabajo para los artistas”. Todos decían que yo soy el llorón número uno de la Argentina, entonces dije: “Lo voy a capitalizar”. Me puse una empresa que se llamaba Lágrimas de olvido. Y básicamente era que yo iba a llorar al velorio y, como había tantos, me contrataban para llorar al lado del cajón. Como la gente no podía salir de las casas, los velorios eran muy chiquititos y con poca gente. Entonces, yo iba y lloraba al lado del cajón. Rulo: — ¿Esto es posta? ¿Lo hiciste de verdad o es joda? Mariano: — Por supuesto. Y gané dinero. Yo vendía tres packs diferentes. Rulo: — ¿Y cómo eran? Mariano: — El pack básico: era una lloradita al lado del cajón, media hora. En el intermedio: lloraba y me quedaba ahí. Pero el llanto era un poco más efusivo, abrazaba al muerto, todo. Y el último pack era el mejor: yo lloraba, daba vuelta al cajón, echaba a los familiares que no querían que esté. ¿Viste que siempre hay familiares de m**** que se quieren quedar con la herencia? Llamaban a la ambulancia, servía el café. Yo hice de todo. Y una vez casi me cag** a trompadas porque me equivoqué de sala. En vez de ir a la sala uno, me metí en la sala dos. Rulo: — ¿Y arrancaste a llorar ahí en el lugar equivocado? Mariano: — Arranqué a llorar. Una falta de respeto porque no me habían contratado en la sala dos. Pero me equivoqué. Dios mío. Las que pasé en esta vida… Todo sea por el mango.

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