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  • La emoción del crespense Ernesto “Motoneta” Ulrich y el sueño de Platense Campeón en la antesala de la gran final

    Crespo » Estacion Plus

    Fecha: 27/05/2025 15:21

    Nacido en Crespo, Ernesto “Motoneta” Ulrich forjó una carrera que lo convirtió en ídolo de Platense durante la década del 70, dejando una huella imborrable en el corazón de los hinchas calamares. En diálogo con FM Estación Plus Crespo, el exfutbolista Ernesto “Motoneta” Ulrich, ídolo calamar de la década del 70, compartió su emoción en estos días previos a la final del torneo del fútbol argentino, que enfrentará a Platense con Huracán. A sus 75 años, el crespense rememoró su trayectoria, su arraigo con el club de Vicente López y expresó su felicidad ante este presente histórico para la institución. “Por supuesto que estoy disfrutando de estos días con mucha alegría y emoción. Yo desde muy joven soy hincha de Platense y tengo toda una vida ligada a estos colores. No falto nunca a los partidos”, confesó Ulrich con entusiasmo, dejando entrever que el lazo que lo une al Calamar es tan fuerte como el primer día. Nacido en 1949 en Barrio San José de Crespo, recordó su infancia entre la Escuela N°54 y el Colegio Sagrado Corazón, y cómo el fútbol fue siempre parte esencial de su vida. “Ya de chiquito jugaba en Crespo”, contó. El destino lo llevó a Buenos Aires, donde comenzó a forjar su carrera futbolística. “Un vecino me llevó a River. Me hizo la prueba el famoso Carlos Peucelle, que era el DT de inferiores, pero no quedé porque ya estaban los equipos completos. Entonces me llevaron a Platense y en la primera prueba quedé seleccionado”. Fue el inicio de una extensa y comprometida trayectoria con el club de Vicente López, donde jugó durante once temporadas. “Platense es mi vida”, afirmó Ulrich con voz cargada de sentimiento. “Jugué en Primera, y forme parte de grandes equipos. Fueron años intensos, inolvidables”. Además de su paso por el Calamar, el crespense también vistió los colores de Lanús durante dos años y tuvo una breve experiencia en el fútbol mexicano, ampliando su recorrido profesional más allá de la frontera nacional. “Jugué en Primera, y forme parte de grandes equipos. Fueron años intensos, inolvidables” Hoy, en este presente de gloria y esperanza para Platense, Ulrich revive en carne propia la pasión de aquellos años. El club que supo defender con entrega y orgullo está a un paso de disputar una final que puede quedar en la historia. Y él, desde su lugar de hincha incondicional, celebra con el corazón lleno. “Estoy emocionado como nunca”, cerró Ulrich. Y no es para menos. Porque para los que llevan a Platense en la sangre, esta semana es mucho más que fútbol: es una fiesta del alma. Quien es "Motoneta" Ulrich El historiador Orlando Britos reseñó parte de la vida de Ulrich en una entrevista que fue publicada en su libro “Historia del deporte de la Ciudad de Crespo”. En un capítulo dedicado al futbolista comenta que “Motoneta” Ulrich fue el jugador crespense de fútbol que más jugó en equipos de Campeonatos Nacionales: 11 años en la Primera de Platense, dos en Lanús y uno en México. Fue Campeón con Platense, los dos años con Lanús y jugando en la Ciudad de México se constituyó en el primer futbolista crespense que jugó fuera del país. “Cuando ya se había concretado el pase a Boca, y se rumoreaba que Menotti lo convocaría para la Selección Argentina, en el partido de despedida de Platense, en Córdoba, frente a Talleres, Ocaño lo quiebra en una jugada alevosa. Ambos proyectos no pudieron cristalizarse”. Nació en la aldea San José, –hoy barrio de la ciudad de Crespo–, el 6 de agosto de 1949. Es uno de los 9 hijos del matrimonio constituido por don Gerónimo Ulrich y Doña Magdalena Hiza. En nuestro medio, en el fútbol regional se destacó su hermano Santiago Antonio, “el Blanco” que conformó en A.D.Y.C. uno de los mejores equipos de la historia regional, y donde dejó perpetuada su calidad futbolística. También su hermano Emilio jugó en el mismo club. Quién mejor que él mismo para que nos empiece a contar su historia: “Me alegra, como cada tanto lo hago, volver a Crespo. Son las raíces que uno no puede olvidar. A mí me costó mucho despegarme de Crespo. Tenía en esos momentos en que mis padres deciden trasladarse a la gran ciudad en 1962. Antes de irme, siempre lo acompañaba a mi hermano “el Blanco”, a la cancha de Cultural, y allí me entreveraba en las inferiores. Inclusive llegué a jugar en la reserva de A.D.Y.C. a los trece años, al otro año de irme, cuando vine, en un amistoso en Seguí que habían hecho antes del campeonato. “Cuando llegué a Bs. As., me llevaron y me probaron; primero fui a River, muy poco tiempo, y luego me derivaron a Platense. Ahí hice las inferiores –comencé en la novena–, y tuve la suerte a los 18 años, de estar practicando y debutar en primera, en 1969. Pero conviene decirles a los chicos que les interese llegar al fútbol grande que cuesta, cuesta y hay que hacer sacrificios, porque hay que adaptarse, dejar la familia, trabajar honradamente, con mucho sacrificio, con tesón, y con las ganas de decir voy a llegar a primera, como lo hice yo, voy a llegar a primera, y me esforcé al máximo, y bueno, lo logré. bueno, lo logré. En el aspecto futbolístico uno ve como día a día va progresando. Yo tenía naturalmente bastante habilidad y velocidad, que me ayudaron mucho. Lo demás lo fui perfeccionando. En la primera de Platense jugué once años. En el 80 me fui a Lanús. Creo haber estado en el período más histórico de Platense, ya que en 1976 ganamos el Campeonato, el único que tiene Platense en su historia. Platense formaba así: De Virgilio, Rivero, Juárez, Pilla, Giannetti, Gómez, Osvaldo Pérez y adelante Orlando, Pavoni y yo. Esta delantera fue famosa, porque hizo muchos estragos. Jugábamos de memoria y enganchábamos bien con los volantes. Entre nosotros nos conocíamos muy bien, y eso es un factor importante, por la confianza que inspira un compañero al otro, y entonces surge lo que digo: se juega prácticamente de memoria, porque cada uno sabe cómo trabaja el otro, y de esa manera se facilita mucho más la cosa. Sí, es cierto que fui un goleador nato, pero esa era mi función; aunque en el balance general hice hacer más goles de los que hice. Todo ello hizo que la gente nos trate con respeto y admiración en Platense. Sin ir muy lejos, conmigo el trato de la hinchada es de reconocimiento. Tal es así, que cuando a veces el actual equipo anda mal, los viejos hinchas me dicen: “¡Motoneta, ponete los cortos y enseñale a estos troncos como se juega!” Eso no deja de ser un lindo reconocimiento. El año pasado (N. de la R: la entrevista realizada por Britos es del año 1998) se cumplieron 20 años del campeonato, y Platense hizo una fiesta grande, y allí nos homenajearon a todo el equipo de entonces. Fue muy emotivo. No me olvidaré más. Todos nosotros canosos, ya las caras sin la frescura de los años jóvenes, gordos. No me olvidaré jamás de ese simbólico reconocimiento. Entre las cosas ingratas, la más grande fue cuando me quebraron. Fue prácticamente en un partido de despedida, porque yo estaba vendido a Boca. Además, se rumoreaba en el ambiente futbolístico que Menotti me incorporaría al Seleccionado. Ninguna de las dos cosas pude concretar, por esta fractura. Nos tocaba jugar en Córdoba, con Talleres, y allí Ocaño me cruzó muy mal, con una plancha alevosa, yo no tuve tiempo de verlo, y me quebró. Ese mismo día a un compañero mío le dieron un golpe muy fuerte en la cabeza que le hizo perder el conocimiento, y se creyó en un primer momento que podía ser muy grave. Como habría sido el juego brusco de Talleres que un diario de Bs. As. tituló “Cordobazo”. Estuve un año parado. Figuritas coleccionables de la epoca "Cuando a veces el actual equipo andaba mal, los viejos hinchas me dicen: ¡Motoneta, ponete los cortos y enseñale a estos troncos como se juega!" En el 79 volví a reaparecer y ya en el 80, había cumplido mi ciclo en Platense y llegó una oferta de Lanús, que había caído muy abajo en la tabla, nos pusimos de acuerdo económicamente y acepté. Además convencí a nuestro técnico –Cierra– y a dos o tres muchachos más y conformamos un equipo que salimos campeones dos años. En 1980 y 1981. Luego me fui a México, jugué allí un año en la ciudad de León, en el estado de Guanajuato. Es una ciudad de 200.000 habitantes. Estuve allí hasta 1982. La relación caminó bien, y gané bien económicamente. Acá en Argentina, en ese momento, se pagaba mucho mejor. Me querían renovar el contrato, pues yo había andado muy bien. Recuerdo que en esos momentos el contrato era por 30.000 dólares, pero eso no llegaba a lo que yo venía ganando en Platense. Al poco tiempo acá se produce el conflicto de Las Malvinas, y el dólar sube una barbaridad. Yo me acordaba del contrato y me quería ir caminando a México, pero la oportunidad ya había pasado. Llegué a Argentina y como el libro de pase estaba cerrado, me contrataron en Atlético Saavedra de Comodoro Rivadavia que estaba jugando el regional para clasificar para el Nacional, y quedamos afuera por gol average. Anduvimos muy bien, a pesar que el equipo se formó en dos semanas. Apenas tuvimos tiempo de conocernos, pero nos fue bien. Arrancamos ganando, tuvimos un traspié en Trelew y terminamos emparejando pero, como digo, el otro estaba favorecido por los goles, no había partido desempate y por un gol quedamos afuera. Allí estuve olo ese año. Jugué dos meses en Deportivo Merlo, luego a Chivilcoy, y después me dediqué a los negocios. En la fría noche de un martes 13 de Julio de 1976, Platense logró ascender nuevamente a primera al ganarle a Villa Dálmine por 1 a 0 con gol de Juan Carlos Pilla tras una asistencia de Ernesto “motoneta” Ulrich. En 1997 empecé a trabajar en las inferiores de Platense enseñando. Yo siempre les digo: "Al fútbol hay que dominarlo." Por eso hago mucho trabajo con pelota. "Si Uds. no la dominan, no pueden ser jugadores de fútbol, la pelota no puede dominarlos a Uds. Uds. deben dominar la pelota." Por eso hacemos mucho trabajo con pelota, para que se pierda ese miedo y se agarre confianza. Aprenden a plantar las posiciones en el campo. Yo estoy manejando los equipos de la categoría del 80 al 83. Una edad difícil. Son chicos de 14 a 17 años. Siempre estuve relacionado al club. Llegué a dirigir la primera antes que venga Marchetti. A él le entregué un equipo formado ya. Después tuve otra fractura que me tuvo alejado del club tres años. Homenaje realizado por el club en el año 2019 a Ernesto «Motoneta» Ulrich, Claudio Ginanni, Roberto «Mudo» Gianetti y Aldo Varise, protagonistas de lo que fue el «Cuadrangular de la Muerte» de 1979, que dejaba a un equipo en primera. Platense logró ese privilegio, relegando a Chacarita, Gimnasia de La Plata y Atlanta. Pero ya estoy de nuevo y en algo que me gusta, y cuyos resultados ya se ven: Santos fue a la Selección Juvenil y es Campeón del Mundo. Balmaceda es el otro técnico que está conmigo. El año pasado salieron Campeón en Octava, y pelearon la punta en la Séptima. Dentro de dos años estos chicos van a dar que hablar. Ahora recién en el club se está tomando conciencia de la importancia de los semilleros. Antes los dirigía cualquiera, porque importaba más el mercado de compra y venta de jugadores. Hoy se han dado cuenta que el capital está en las inferiores y han hablado con varios ex jugadores que tienen otras categorías. Ser técnico de estas divisiones no es fácil. Además de saber de fútbol, hay que ser docente y tener conocimientos de psicología. Yo siempre digo que más fácil es dirigir los planteles superiores, pero no estos de la adolescencia, donde además hay que enseñarles a ordenar su vida. Tengo chicos de todos lados. Hay un solo entrerriano. A mí me gustaría que haya más. Yo estoy a disposición de los que quieran aprovechar mi enlace con el club, más si es de mi tierra. Las épocas cambiaron económicamente para los jugadores. Yo salí campeón, y no pude comprar un fitito usado. Hoy la cosa es diferente. Yo se los digo a los chicos. Con dos o tres sueldos te comprás un 0 kilómetro. Antes no había primas. Se arreglaba por un sueldo y premios. 13 de julio de 1976 Platense regresó a Primera División: Arriba: Morelli, Rivero, De Virgilio, Juárez, Pilla y Gianetti. Abajo: Orlando, Gómez, Pérez, Pavón y Ullrich. Sus números en Platense Ernesto Ulrich, que jugó en Platense 209 partidos y convirtió 48 goles, entre 1969 y 1980. Su debut en primera fue en el campeonato nacional de 1969 ante San Martín de Mendoza y jugó en Platense hasta 1980. Fue promovido a primera por Ángel Labruna, en ese momento técnico del calamar. En total estuvo 17 años en Platense, 11 en primera y previamente en inferiores, llegó a Platense con 12 años en 1963. Su primer gol en Primera fue a San Lorenzo en el Viejo Gasómetro. Fuentes consultadas:

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