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  • La renta fija y variable en el gobierno de Javier Milei

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 27/05/2025 06:43

    Las medidas de ajuste fiscal y liberalización económica impulsaron la confianza de inversores locales e internacionales La respuesta del mercado argentino al gobierno de Javier Milei, quien asumió la presidencia en diciembre de 2023, ha sido un fenómeno económico y financiero que captó la atención tanto de analistas locales como internacionales. Desde su asunción, las medidas implementadas por su administración para estabilizar la macroeconomía y sentar las bases de un crecimiento sostenible generaron un notable entusiasmo en los mercados, reflejándose tanto en la renta fija como en la variable. Asimismo, este proceso contó con el respaldo de organismos multilaterales de crédito, como el Fondo Monetario Internacional, y de actores relevantes del sistema financiero global, como JP Morgan, que recomendaron abiertamente la inversión en deuda argentina a través de instrumentos específicos. Esto se logró luego del desembolso por parte del FMI y otros organismos multilaterales de crédito, que este año realizarán aportes al tesoro argentino por más de USD 28.000 millones. A partir de diciembre de 2023, el nuevo gobierno encaró una agenda económica ambiciosa que incluyó un fuerte ajuste fiscal, la liberalización de precios relativos y la búsqueda de normalización cambiaria, así como la eliminación de regulaciones consideradas distorsivas para la actividad privada. Estas medidas, aunque inicialmente generaron incertidumbre en ciertos sectores de la economía real, fueron rápidamente valoradas por los inversores, quienes leyeron en ellas una señal clara de compromiso con la disciplina fiscal y la estabilidad monetaria. En el terreno de la renta fija, los bonos soberanos experimentaron un notable proceso de apreciación. Los bonos Bonares, por ejemplo, mostraron una recuperación sostenida desde los niveles deprimidos de fines de 2023, cuando el riesgo país superaba ampliamente los 1900 puntos básicos. A lo largo de 2024, estos bonos alcanzaron rendimientos superiores al 150 % en pesos. Este repunte fue acompañado por una caída estrepitosa del riesgo país, que pasó de 1900 puntos básicos en diciembre de 2023 a ubicarse en torno a los 635 puntos básicos en mayo de 2025, el nivel más bajo en seis años. Este descenso no sólo refleja la percepción de menor probabilidad de default por parte del mercado, sino también un renovado optimismo sobre las perspectivas de crecimiento y la sostenibilidad fiscal. Por su parte, los bonos “globales” también acompañaron esta tendencia alcista. Durante 2024, promediaron una suba superior al 140% en pesos, impulsados por el fortalecimiento de las expectativas de pago y el mayor apetito de los inversores extranjeros por activos argentinos. La mejora de los precios de estos bonos generó una mayor liquidez en el mercado secundario y permitió a muchos fondos de inversión internacionales revalorizar sus posiciones, lo que a su vez retroalimentó la confianza generalizada en la capacidad de pago del Estado argentino bajo la nueva administración. Otro factor clave en esta recuperación fue la confianza creciente en las licitaciones de deuda pública que lanzó el Ministerio de Economía. Las LECAP, por ejemplo, emergieron como uno de los instrumentos más demandados por el mercado. Estos instrumentos, diseñados para cubrir necesidades de corto plazo del Tesoro, ofrecieron rendimientos muy atractivos que superaron el 112% en pesos y más del 70% en dólares durante 2024. Este desempeño no sólo superó ampliamente a los Fondos Money Market —que habían sido protagonistas en 2023—, sino que también atrajo la atención de grandes fondos de inversión internacionales. Entre ellos, el JP Morgan se destacó por su recomendación explícita a sus clientes de posicionarse en LECAP, señalando que las condiciones de rendimiento y el riesgo relativo de estos instrumentos hacían de la deuda argentina una oportunidad de inversión muy interesante en el contexto de la normalización económica que estaba atravesando el país. La renta variable argentina también mostró un dinamismo extraordinario. El índice S&P Merval, que agrupa a las principales acciones argentinas, fue el que más creció a nivel global durante 2024, cerrando el año con una suba del 124% medida en dólares. Este crecimiento posicionó al mercado bursátil argentino como uno de los más rentables del mundo, superando a índices de economías desarrolladas y emergentes por igual. La confianza en el rumbo económico, sumada a la expectativa de recuperación de la actividad y de las utilidades empresariales, impulsó el apetito de los inversores por las acciones locales. Dentro del Merval, las acciones del sector financiero lideraron las subas. Grupo Financiero Galicia fue la gran estrella del mercado, con un rendimiento que alcanzó el 376% en pesos, reflejando el renovado interés de los inversores por la banca y el crédito como motores fundamentales del crecimiento económico. Banco Macro le siguió de cerca, con un incremento del 338% en el mismo período, mientras que Grupo Supervielle marcó un avance del 320%. Estas subas fueron impulsadas por la expectativa de una mayor intermediación financiera en un contexto de estabilización macroeconómica y liberalización de la actividad crediticia. El sector energético también tuvo un papel destacado en la renta variable. YPF, la petrolera controlada por el Estado, se benefició de la normalización de precios relativos y de las expectativas de inversiones en Vaca Muerta, mostrando una suba superior al 140% en pesos durante el mismo período. Pampa Energía y Edenor también acompañaron esta tendencia, con avances del 77,2% y del 122%, respectivamente. Estos desempeños reflejaron no sólo la recomposición de tarifas que permitió mejorar la rentabilidad de las empresas del sector, sino también la perspectiva de crecimiento sostenido de la demanda energética interna y de las exportaciones. Este repunte del mercado financiero argentino tuvo lugar en un contexto de fuerte respaldo de la comunidad global. El Fondo Monetario Internacional no sólo refrendó su apoyo a las políticas del nuevo gobierno con la aprobación de un nuevo tramo de financiamiento por 20.000 millones de dólares, sino que también expresó su confianza en que Argentina estaba cumpliendo los estándares internacionales de transparencia y lucha contra el lavado de activos. Este aval fue clave para consolidar la percepción de solidez institucional y de compromiso con las reformas estructurales que venía impulsando la administración Milei. Estados Unidos, por su parte, se mostró abiertamente a favor de la política económica argentina, destacando el potencial de inversión que ofrecía el país y manifestando la disposición de apoyar los esfuerzos de consolidación fiscal y apertura comercial. Los organismos multilaterales de crédito, como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, también acompañaron este proceso con líneas de financiamiento y programas específicos destinados a infraestructura, desarrollo productivo y fortalecimiento de las capacidades estatales. Estos respaldos, sumados al visto bueno de inversores privados internacionales, alimentaron el círculo virtuoso de recuperación de la confianza en la economía argentina, que se tradujo directamente en la mejora de los precios de los activos financieros y en la posibilidad de acceso a nuevas fuentes de financiamiento para el Tesoro y para el sector privado. El apoyo de los grandes fondos de inversión internacionales resultó igualmente crucial en este proceso. La recomendación del JP Morgan sobre las LECAP, por ejemplo, consolidó la idea de que los instrumentos de deuda pública argentina se habían convertido en un refugio atractivo para los capitales en búsqueda de rendimientos superiores en un contexto de tasas de interés internacionales relativamente moderadas. Esta recomendación no sólo alentó la participación de inversores institucionales extranjeros, sino que también impulsó la demanda de los inversores locales, generando un círculo de confianza que permitió al gobierno financiarse a tasas crecientemente competitivas. A pesar de este panorama alentador, es importante subrayar que la recuperación del mercado financiero argentino no estuvo exenta de desafíos. La economía real aún enfrentó dificultades derivadas del ajuste fiscal y de la necesidad de recomponer las cuentas públicas. Las tensiones sociales y políticas, la presión inflacionaria y los rezagos en ciertos sectores productivos constituyeron desafíos que el gobierno debió sortear para sostener el clima de confianza. Sin embargo, los datos financieros muestran que la apuesta del mercado por el rumbo de la política económica fue firme y que, al menos hasta mayo de 2025, se consolidó un escenario de expectativas positivas sobre la capacidad de la Argentina para crecer y honrar sus compromisos. En resumen, la respuesta del mercado argentino al gobierno de Javier Milei desde diciembre de 2023 ha sido ampliamente positiva, tanto en el mercado de renta fija como en la renta variable. Los bonos Bonares y Globales experimentaron rendimientos extraordinarios, la confianza en las licitaciones de deuda pública se consolidó gracias al desempeño de las LECAP y la recomendación explícita de fondos como JP Morgan, y las acciones del Merval alcanzaron rendimientos históricos que situaron al índice argentino como el de mayor crecimiento en el mundo durante 2024. Si bien persisten desafíos estructurales y la necesidad de sostener las reformas, la foto hasta el momento muestra un mercado que recuperó el optimismo y que confía en el sendero de crecimiento que promete el nuevo rumbo económico argentino.

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