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  • El cuidado y la vocación de servicio mejoran la calidad de vida en la vejez

    » Elterritorio

    Fecha: 25/05/2025 17:13

    Un hogar en Puerto Iguazú ofrece contención a adultos mayores con deterioro cognitivo. Además apoya a las familias frente al desgaste físico y emocional domingo 25 de mayo de 2025 | 6:05hs. Los adultos mayores comparten momentos que fortalecen el sentido de comunidad. Fotos: Norma Devechi Cuidar de una persona que padece una enfermedad degenerativa es difícil, agotador y abrumador. La imposibilidad de brindar el mejor cuidado obliga muchas veces a delegar la tarea a terceros y enfrentar las duras críticas de la sociedad. Estas condenan muchas veces sin conocer las realidades con la tirana frase “un padre puede criar 20 hijos, pero 20 hijos no pueden cuidar de un padre”. En Iguazú, el hogar de ancianos San Ramón suple esta necesidad y junto a las familias logra que los últimos días de las personas mayores sean lo más llevaderos posible. El espacio cuenta con un gran equipo dirigido por Vanesa Acuña. Cada uno demuestra verdadera vocación de servicio en el cuidado integral de los 25 ancianos que presentan diferentes patologías y residen en el espacio. Hace dos años, junto al inicio de la gestión de Acuña, implementaron el concepto de ‘comunidad’ logrando que los residentes se acompañen unos a otros generando un ambiente de integración entre los pacientes para evitar el apego con el trabajador. El equipo del hogar San Ramón brinda atención integral a cada residente. En repetidas oportunidades debieron interceder cuando algún empleado debía tomarse vacaciones o solicitaba licencia, ya que el anciano sentía la sensación de abandono y se deprimía, situación muy difícil de remontar. “Hemos notado que con este sistema es mucho más llevadero. Nosotros estamos y hacemos el trabajo duro de bañarlos, cambiarlos, limpiarlos, darles de comer, atenderlos, pero buscamos que ellos se acompañen, que generen lazos y que vivan en comunidad. Esto les mejora el ánimo, se sienten mejor, no sienten tantos dolores y comparten”, contó la directora Acuña. El cuidado de una persona con demencia senil o con degeneración cognitiva es difícil. Muchas veces los pacientes inventan historias para rellenar los espacios de memoria que van perdiendo y esto genera conflictos. “Cuando yo ingresé a trabajar al hogar fue difícil, porque los residentes me decían que las chicas les robaban. Me horroricé, con el tiempo entendí que intentaban rellenar ese bache en la memoria. Nosotros tratamos con niños que tienen un carácter formado, pero son niños. A veces es muy difícil y cansador, pero el trabajo nos llena el alma”, sostuvo la médica Andrea Luis, quien se encarga de la salud de los adultos mayores. Haciendo referencia a la búsqueda de ayuda por parte de los familiares de personas de la tercera edad, detallaron que es una tarea muy dura, sobre todo por los prejuicios instalados por la sociedad. “Los hijos llegan al hogar buscando ayuda cuando ya no saben cómo seguir, nosotros los encaminamos en todo el proceso para la admisión. Los ingresantes deben pasar por un chequeo médico y una consulta psiquiátrica para saber si necesitan medicación. Luego de ser admitidos, las visitas tienen un papel esencial, un adulto mayor que recibe visitas tiene otro semblante, otro ánimo y todo eso ayuda a transitar la enfermedad”, resaltó Acuña. Asimismo, las profesionales del hogar San Ramón entienden lo difícil y cuesta arriba que es atender a una familiar con enfermedades degenerativas. “Hay que dedicarse las 24 horas al anciano y al mismo tiempo atender el trabajo, la familia, los hijos. La sociedad te juzga, pero el que juzga es porque no entiende lo difícil que es, muchas veces lo peligroso que es porque, ponen agua a calentar y se olvidan, algunos tienen una enfermedad tan avanzada que ponen en riesgo su vida y la de los demás. Nadie debería opinar sin pasar por el proceso”, expresó Luis. Así como el San Ramón, en muchos hogares se trabaja para ayudar a las familias que no saben como cuidar a la persona mayor. Ya sea con el cuidado diario, con la alimentación, con una rutina y con la contención necesaria para que cuando la luz de ellos se apague, se despidan de la vida terrenal y lo puedan hacer en paz, ya que reciben la contención religiosa que llena el alma y sana el corazón. Compartí esta nota:

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