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  • Un diagnóstico que transformó el día a día de toda la familia

    » Elterritorio

    Fecha: 25/05/2025 17:13

    La familia Olivera García enfrenta el alzheimer de Peluza con amor, aprendizajes, atención constante y apoyo profesional domingo 25 de mayo de 2025 | 6:05hs. La presencia familiar es clave en cada momento de la vida de Peluza. Una tarde de verano de 2023, la familia Olivera García, de Oberá, se enfrentó por primera vez a una situación inesperada. Durante una visita cotidiana, notaron que Silvia Tereza “Peluza” había cambiado en algo. Comenzó a repetir historias y a olvidar cosas que habían ocurrido apenas minutos antes. Ese fue el primer indicio de que algo no estaba bien. “Nos tomó por sorpresa. No sabíamos cómo reaccionar, pero con paciencia decidimos empezar a ayudarla en su casa, acompañándola en sus tareas diarias”, contó a El Territorio Cintia Olivera García, una de sus hijas. El proceso para entender la situación fue lento pero constante. Con el paso de los días, la familia decidió llevarla al médico. Luego de una serie de exámenes y evaluaciones, llegó el diagnóstico que determinó que tenía principio de alzheimer, una enfermedad neurológica progresiva que afecta la memoria, el pensamiento y el comportamiento. “Los médicos nos explicaron que no hay cura, pero que es fundamental trabajar en actividades diarias, el seguimiento profesional y el acompañamiento familiar son claves”, señaló Cintia. Desde entonces, la vida Peluza y de toda la familia Olivera García cambió. “Hay momentos buenos y otros muy difíciles. A veces se pierde en el tiempo, no sabe qué hora es o qué día. Pero seguimos adelante, con mucha paciencia, tratando de entender y acompañarla”. Precisamente, la enfermedad fue apareciendo de forma gradual, y se manifestó primero con repetición de hechos que iba contando. La familia entendió que se quedó en un tiempo determinado, con recuerdos de los nietos en una cierta edad y la preocupación por ellos sin poder distinguir que crecieron y son adolescentes. Destacan que por suerte la enfermedad aún no afecto el lenguaje, la orientación o la movilidad, que suele ocurrir en otros casos. Aunque no tiene cura, un diagnóstico temprano permite adoptar medidas que pueden ralentizar su avance y mejorar la calidad de vida. Los tratamientos suelen incluir medicación específica, terapias cognitivas, actividad física adaptada, y apoyo psicológico tanto para la persona diagnosticada como para su entorno. Son tres ejes que decidieron llevar adelante: acompañar, entender y sostener. “El alzheimer es una enfermedad que se vive día a día”, dijo la familia. “Nos tocó aprender a entender lo que le pasaba, a no enojarnos cuando no se acordaba de algo y sobre todo, a estar presentes, con paciencia y cariño”, reflexionó la hija de Peluza. La historia de los Olivera García refleja una realidad que atraviesan miles de familias en el país, el alzheimer no sólo afecta a quien lo padece, sino que también mueve a todo su entorno. Y aunque no existe una cura definitiva, el acompañamiento, la contención emocional y un entorno amoroso pueden marcar una gran diferencia. Compartí esta nota:

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