26/05/2025 01:30
26/05/2025 01:30
26/05/2025 01:30
26/05/2025 01:29
26/05/2025 01:29
26/05/2025 01:28
26/05/2025 01:28
26/05/2025 01:27
26/05/2025 01:11
26/05/2025 01:10
» Elterritorio
Fecha: 25/05/2025 17:13
Un equipo especializado del Hospital Madariaga aborda de forma integral los desafíos que plantean estas enfermedades en la adaptación y el cuidado domingo 25 de mayo de 2025 | 6:05hs. Paredes es especialista en neurorrehabilitación. Marcela Paredes, licenciada en Psicopedagogía con especialización en neurorrehabilitación, forma parte del equipo del servicio de rehabilitación del Hospital Madariaga. Se trata de un equipo que está compuesto mayoritariamente por kinesiólogos, pero también hay fonoaudiólogos y psicopedagogos, aunque no atiende exclusivamente a pacientes con alzheimer y otras demencias. El servicio comenzó a funcionar en 2010 y desde su origen fue pensado como un modelo integral. “No solamente incluye la parte kinesiológica, que es por ahí la más conocida, sino también la parte cognitiva y psicológica de las personas que pasan por alguna dificultad neurológica o neurocognitiva”, indicó. El circuito de atención suele iniciarse con la derivación por parte de un médico, generalmente neurólogo. Luego se realiza una evaluación individual al paciente y se trabaja en forma personalizada. Paredes explicó que si bien el parkinson afecta principalmente el cuerpo y el movimiento en las primeras etapas, también compromete con el tiempo funciones cognitivas. “Todas estas enfermedades, que se llaman demencias, tienen en común que afectan la memoria, la atención y las funciones básicas”, afirmó. En muchos casos, contó, los pacientes llegan con síntomas leves: olvidos esporádicos, desorientación, y un diagnóstico aún incierto. “Trabajamos con ejercicios, juegos, lo que se llama estimulación o rehabilitación cognitiva. No porque se vaya a curar, sino porque está comprobado que este tipo de actividad enlentece el avance de la enfermedad”, detalló. Además del trabajo con el paciente, destacó el acompañamiento a las familias. “Hay que preparar a los familiares y al paciente para que transiten este proceso de la mejor manera posible. La vida cambia y no hay que esconderlo, hay que aprender a convivir con la enfermedad”, sostuvo. La interacción con los familiares no siempre se da en las mismas sesiones que el paciente. “Trabajamos con el paciente de forma individual, y luego en grupos con otros pacientes con características similares. Pero también realizamos talleres y encuentros para familiares”, señaló. Estos espacios tienen como objetivo brindar contención, más que información clínica. “El familiar también pasa por una situación compleja, tiene que entender qué es lo que está transitando su mamá, su papá, su esposo, su hermano y al mismo tiempo hay que entenderlo que se enoje, que se sienta frustrado. El que cuida a la persona con estas dificultades sufre mucho estrés y necesita contención”, destacó. Y agregó: “Siempre recomendamos que tengan asistencia psicológica, o acompañamiento. Intentamos hacer ese acompañamiento escuchándolo, viendo las cosas que están pasando, darle algunos tips para que estén mejor”. Destacó que en estos espacios se genera una red de apoyo entre familias que comparten experiencias, lo cual fortalece la cohesión y facilita el proceso. “Se juntan, se pasan información, a veces incluso se reúnen de manera social. Eso está bueno porque ayuda a transitar esto de una forma más tranquila”, consideró. “Al principio, el que tiene que aprender es el paciente. Pero en enfermedades como el alzheimer, cuando la conciencia de las dificultades disminuye, el familiar es quien más sufre. Y es ahí cuando debe aplicar lo aprendido”, explicó Paredes sobre este proceso, que como ya se dijo, afecta no sólo al paciente. También hizo hincapié en la importancia de la escucha activa hacia las personas mayores dado que a veces no tienen un espacio donde contar su historia, donde alguien los escuche y les dé valor. “Eso también es parte de su bienestar”, remarcó. Finalmente, se refirió a la falta de recursos para hacer más interdisciplinario el abordaje y a la creciente población de personas mayores: “El promedio de vida hoy ronda los 80 años. Alguien que se jubila a los 65 tiene muchos años por delante para hacer un montón de cosas. Es una población que a veces está olvidada y cada vez es mayor”. Compartí esta nota:
Ver noticia original