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» La Capital
Fecha: 25/05/2025 16:05
Edgardo junto a su hija Ornella en la puerta de la fábrica que logró recuperarse y está firme para los nuevos desafíos que se vienen. A la historia del industrial Edgardo Geminelli no le falta nada: empezó comercializando plumeros que hacía su padre , aunque sus inicios en los negocios fueron previos, de niño confiesa que ya les revendía a sus compañeros los lápices que estaban tirados en el piso del aula. Luego de los plumeros, pasó a vender hilos en todo el país y tiempo después compró matrices para lanzarse a la fabricación de envases plásticos. El crecimiento fue exponencial hasta el 2015 cuando un incendio destruyó en un 100% su fábrica Gemplast, donde trabajaban 450 personas. La noticia tuvo repercusión nacional por la envergadura del incendio. Tiempo después resurgió de las cenizas con su equipo, pero lo agarró la crisis financiera del 2019 y entró en convocatoria de acreedores . Finalmente, este año volvió a salir a flote: pagó sus deudas, la justicia cerró el concurso, y ahora se encamina para volver a crecer. Hoy, con toda esa historia bajo el lomo, dice a Negocios de La Capital : “Nos ayudó Dios y María santísima, desde amigos hasta proveedores, algunos de ellos nos daban las máquinas para que las pagáramos algún día” y recuerda que incluso hasta la AFIP le dio una mano: “No teníamos dónde facturar porque toda la administración se había prendido fuego. Nos decían facturen en un papel de diario”. El incendio de la planta, ubicada en el límite con Pérez en un terreno de 20 hectáreas, fue en la madrugada del 25 de abril de 2015 y fue el más grande la provincia de Santa Fe. Se sabe que el incidente tuvo que ver con un cortocircuito en unas maquinarias que funcionaban como aislante. Había gente en ese momento en la planta, pero no pudieron impedir lo que sucedió. 81254248.jpeg Edgardo ya diseñó su estrategia futuro: tiene consolidado el mercado interno y va a busca de nuevos horizontes, como Estados Unidos. Foto: Leonardo Vincenti / La Capital Al día siguiente de perder toda su capacidad productiva y administrativa, Edgardo se reunió con algunos de sus colaboradores y les dijo: “Si ustedes me siguen, yo arranco de nuevo”. Y así fue. Hoy ya trabajan nuevamente en la planta 270 personas donde están tres de sus cuatro hijos: Máximo, Yamila y Ornella. Para él, el acompañamiento de ellos fue central, “para mis hijos un capítulo especial, y el reconocimiento a todo el equipo”. Envases para todos los gustos Para comprender la envergadura de esta industria es clave explicar cuál es su fuerte. Su mercado más rentable es el mayorista, le fabrican recipientes a industrias de distintos sectores entre los que se destacan las alimenticias. Le hacen, por ejemplo, los envases a las heladerías Yomo, La Montevidiana o Grido y también a las lácteas San Ignacio, La Paulina o Milkaut. También producen para pinturas o lubricantes. “Hacemos envases para todo”, resume Edgardo. Luego fabrican productos de jardinería, muebles para exterior e interior y desarrollan macetas de cultivo y de decoración para el retail. También tienen una línea de venta directa, con un market place bajo el nombre Casapra, donde venden todo tipo de productos para el hogar. >> Leer más: Una fábrica de plásticos fue devastada por un incendio en la zona sudoeste de Rosario Con ese abanico, la industria vuelve a crecer tras su segundo traspié: la convocatoria de acreedores. “Después del 2015 fuimos creciendo hasta el 2018, pero luego vienen los cambios económicos del 2019 y nos agarra con deudas más los intereses. Y entramos en convocatoria, a mí me dolió más que el incendio porque te toca el apellido”, confiesa Edgardo pero rápidamente aclara: “Salimos gracias a la pandemia y pudimos pagarles a todos, todos, todos”, remarca. ¿Cómo lo lograron? Es que fueron de los pocos sectores a los cuales la pandemia los benefició porque la demanda de productos plásticos creció, se vendían muchos artículos de limpieza, del hogar y alimentos y se necesitaban envases. “Fue impresionante, fabricábamos 5 y te pedían 20”. Así, la suerte volvió a estar de su lado. Gemplast 1.jpg Un duro recuerdo: las fotos impresas de lo que fue el incendio hace diez años. Foto gentileza Gemplast Las variables del negocio en esta coyuntura Con el acuerdo homologado ante la justicia este año, Gemplast puede volver a proyectar. Ya construyeron 8 mil metros cuadrados nuevos para sumar maquinaria y tecnología y cuentan con 30 inyectoras en la planta. “Estamos en el desarrollo de nuevos productos de bazar, macetas, jardín y muebles. Además, nuevos moldes y matrices, de hecho, en los últimos cuatro años diseñamos unos 100 nuevos moldes”, calcula. Y ahora sumarán 1.800 metros cuadrados más para matricería e inyección. Respecto del contexto nacional e internacional, Edgardo ya tiene en mente su estrategia. Mientras se abren las puertas de la importación, él está pensando en hacer lo mismo que las industrias de afuera: ir a competir a sus países. Le interesa puntualmente llegar a Centro América, pero el destino final que tiene en mente es Estados Unidos. “Hace muchos años que ya exportamos a Paraguay y Uruguay, mientras ahora estamos en conversaciones con Puerto Rico. El año próximo queremos participar en dos ferias de Estados Unidos porque hay posibilidades de competir en el mundo con calidad y diseño. El mercado argentino es chico, tenemos que imitar a nuestros socios de Brasil que salen a buscar mercados”. >> Leer más: Techocaucho: un desarrollo rosarino que revoluciona el recubrimiento de techos Otro punto que analiza como empresario es que en este 2025 hay que estar muy atento a todo lo que está en juego. “Para mí es un momento muy promisorio. Se debe mirar con atención lo que sucede, estabilizarse, bajar costos, tener mucho cuidado con la competencia, tanto de adentro como de afuera. Hay que encontrar el nicho, ver qué quiere el mercado internacional y desarrollar productos a medida del cliente”, analiza. En este sentido ya están desarrollando nuevos modelos entre los que se encuentra un diseño innovador para sillas. “Es realmente diferente, esperamos que sea aceptado, sale al mercado en septiembre” adelanta a Negocios. Innovadores a la hora del reciclaje El titular de Gemplast no se achica y no duda en afirmar que ellos empezaron a reciclar “antes de toda la movida de reciclaje en el mundo”. Lo que hicieron fue buscar a las empresas que tenían residuos post industriales de plástico, procesarlo y transformarlo en pellets. Eso lo inyectaban para nuevos productos. “El año pasado hicimos 886 toneladas de productos reciclados inyectados”, especifica. Gemplast 22.jpg Esta industria tiene 30 años fabricando productos plásticos. Además, hacen reciclaje con los residuos. Foto gentileza Gemplast Empezaron en el 2009 con esta movida y la planta de reciclados la tienen en el predio de Pérez ocupando 1.500 metros cuadrados. Según describió, cuentan con “molinos, inyectoras y un departamento de calidad que sabe cómo procesarlo y transformarlo para que el producto sea de calidad y no se rompa. Es clave saber cómo aditivarlo”. La base del plástico es el propileno que se saca del craqueo de las naftas, por lo cual el equipo de Gemplast busca dónde puede encontrar este insumo para reutilizarlo: “Por ejemplo, los clásicos barbijos para el Covid eran de propileno, compramos también molido de baterías de autos usado, o bolsas que se usan para materiales de construcción, también las tapitas plásticas de las gaseosas o sogas”. Y da un último ejemplo para mostrar el resultado final: “las macetas negras que vendemos en Coto están hechas de material reciclado de alta calidad”. Las bases vuelven a estar firmes para Gemplast. La industria va por su tercera vuelta, quizás pensando que la tercera es la vencida.
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