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Parana » AnalisisDigital
Fecha: 23/05/2025 22:43
De ANÁLISIS El Ciclo de Charlas Periodísticas 2025 -organizada por ANÁLISIS, Canal 9 Litoral y Radio Plaza- continuó este viernes con la presencia de las periodistas Miriam Lewin y Paula Bistagnino. En el Hotel Howard Johnson Mayorazgo de Paraná, ambas compartieron sus investigaciones sobre estructuras de poder dentro de la Iglesia católica argentina, atravesadas por el abuso sexual, el silencio institucional y la explotación sistemática de personas vulnerables. Moderó la charla la periodista Gabriela Gómez del Río. Lewin, reconocida por su trabajo en Telenoche Investiga, narró los orígenes de la investigación que llevó a la condena por abuso del sacerdote Julio César Grassi, quien durante años gozó de un lugar privilegiado en los medios, en la política y en el mundo empresario. “Era un cura de imagen impoluta; el cura más popular de la Argentina. Tenía estrechos vínculos con el menemismo y siguió teniendo estrechos vínculos con el Gobierno de la Alianza, aunque con menos suerte. Recibía donaciones y también organizaba actividades patrocinadas por las principales empresas de la Argentina. En el mundo cultural tenía muchísima llegada. Llegó a hacerse una función de gala en el Teatro Colón a beneficio de la Fundación Felices los Niños, donde cantaron Soledad y Adriana Varela y Rubén Juárez, entre otros, y la gente donaba de buena gana para la Fundación, porque se suponía que era una obra de bien”, recordó Lewin. Sin embargo, contó que una vez, investigando otro caso, se encontró con una nota en el Diario de Morón que encendió la chispa: “Allí, un recuadro revelaba que Monseñor Justo Laguna admitía la existencia de denuncias por abuso. Fue el punto de partida”. La periodista explicó que las víctimas, muchas de ellas chicos en situación de calle, negaban inicialmente haber sido abusadas, un comportamiento frecuente por el estigma, la culpa y el miedo. Contó además cómo detectó el mecanismo de rotación de curas abusadores entre diócesis. Refirió también que el trabajo de investigación "fue un punto de inflexión", ya que a paritr de allí se empezó a tratar con fuerza el abuso eclesiástico. Y remarcó que a ello acompañó el informe periodístico del diario Boston Globe, de Estados Unidos. "Mientras en Argentina, durante 2001 y 2002, investigábamos el caso de Julio César Grassi, el diario estadounidense indagaba sobre los abusos en la diócesis de Boston. Su publicación, en julio de ese año, representó un gran alivio para quienes llevamos adelante la investigación local. Hoy, al mirar en retrospectiva, se entiende por qué: fue como si se abriera una compuerta que había estado herméticamente cerrada. Hasta entonces, la política de la Iglesia consistía en resolver los casos de abuso puertas adentro. Si un católico o una católica tenía la desgracia de que su hijo o hija hubiese sido abusado sexualmente por un sacerdote, se consideraba que ese sacerdote tenía un problema personal, era simplemente un pecador. En esos casos, los confesores solían convencer a las víctimas o a quienes pensaban hablar de que debían perdonar, apelando a argumentos religiosos que empujaban al silencio", dijo. Y evocó: "La noche en que se emitió la investigación, el 23 de octubre de 2002, comenzaron a llegar mensajes al contestador de Telenoche Investiga. Muchas de esas voces eran de personas mayores que confesaban, por primera vez, haber sido abusadas por curas cuando tenían apenas 10 años y asistían a colegios religiosos". Por último, señaló que el abuso sexual infantil o el abuso sexual a personas vulnerables tiene características particulares. "Estos chicos se sentían seleccionados y beneficiados: recibían viajes, guitarras eléctricas, equipos de audio, dormían en mejores lugares que sus compañeros, los sacaban de clase y los llevaban con el cura en su camioneta, e incluso atendían su celular. El cura les decía: “Vos sos el mejor, sos especial, sos más inteligente que tus compañeros”. Si uno se mete en esa mente infantil, vulnerable o inmadura, el chico puede llegar a fantasear que dio su consentimiento, porque no hubo fuerza bruta". Opus Dei Por su parte, Paula Bistagnino, autora del libro Te serviré —premiado por FOPEA como mejor investigación del año en 2021—, contó cómo su interés por el Opus Dei surgió en la infancia, al vivir en una zona con fuerte presencia de esta organización. “Siempre eran relatos sombríos. Se sabía que estaban, pero no quiénes eran, dónde vivían, qué hacían”, explicó. Años más tarde, ya periodista, comenzó su investigación. “Llamé al Opus Dei y me dijeron que no daban entrevistas. Esa negativa fue el motor. Lo que encontré fue un patrón: el sistema funcionaba igual en Buenos Aires, Montevideo, Tucumán o Mendoza”. La investigación tomó un nuevo rumbo cuando un grupo de mujeres que había trabajado desde adolescentes como numerarias auxiliares del Opus Dei la contactó. “Trabajaban 16 horas por día, sin salario ni aportes, muchas llegaron desde Paraguay durante la dictadura", sostuvo y agregó que en el proceso describían un caso claro de trata de personas. Sus testimonios daban cuenta de múltiples formas de abuso, que en algunos casos derivaron en graves consecuencias psicológicas e internaciones. Con el tiempo, fueron comprendiendo que lo que habían sufrido era mucho más grave que el simple incumplimiento de aportes previsionales. Por otra parte, contó que una de las principales vías de influencia del Opus Dei es a través de la Asociación para la Promoción Deportiva y Educativa Social (Apdes), una organización civil que administra 21 colegios distribuidos en siete ciudades del país. Estos establecimientos, que ofrecen educación inicial mixta y luego segregan por género, no suelen identificarse con símbolos religiosos ni nombres que los vinculen directamente al catolicismo. En cambio, llevan nombres neutros como Los Molinos, Crisol, Los Arroyos o Buen Aire, y todos comparten una estética sobria, con escudos que evocan tradiciones españolas. "Hay colegios en Rosario, Mendoza, Tucumán, La Plata y zona norte de la provincia de Buenos Aires. En general, las personas que van a esos colegios saben que pertenecen al Opus Dei y la caracteristica es que no podrán ir a una Iglesia que no sea del Opus Dei. La sede principal, en calle Recoleta de Buenos Aires. Es un lugar de puertas cerradas y ahí esta la residencia de mucamas del Opus Dei. Es cerrado y mucha gente va a misa al oratorio que está ahí. El Opus Dei es una organización de poder, proque siempre juegan intereses", sostuvo. Refirió también que, aunque oficialmente el Opus Dei afirma que no dirige estas instituciones, sí reconoce brindarles "acompañamiento espiritual". No obstante, exalumnos y familiares saben que detrás de esa guía hay una doctrina firme y una estrategia clara de captación de fieles, práctica que la propia organización denomina “proselitismo” y que se encuentra estipulada en sus estatutos internos. En el plano eclesiástico, explicó que el Opus Dei posee una figura única dentro de la Iglesia católica: la prelatura personal, otorgada por el Papa Juan Pablo II. Esto le permite no depender de las estructuras territoriales ni rendir cuentas a los obispos locales, reportando directamente al Papa. Esta autonomía refuerza su capacidad de operar como una estructura paralela dentro del catolicismo, con su propio liderazgo, formación y objetivos. Finalmente, comentó que a diferencia de otros sectores eclesiásticos que se involucran en debates sociales como la pobreza o los derechos humanos, el Opus Dei se mantiene alejado de esas discusiones. El encuentro cerró con una ronda de preguntas del público y un fuerte aplauso para ambas expositoras. Más charlas Para el 20 de junio está prevista la presencia de los periodistas Juan González (Noticias) y Victoria de Masi (ElDiarioAr), que brindarán una charla titulada Milei, poder y elecciones. El 25 de julio, en tanto, el periodista especializado en religión, Sergio Rubín (Clarín, TN), brindará una charla sobre El legado de Francisco y la Iglesia que se viene.
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