Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Argentina, tierra de oportunidades… fiscales

    » Comercio y Justicia

    Fecha: 23/05/2025 21:26

    Por Marcos A. Sequeira (*) En un nuevo capítulo de la exitosa serie “Argentina, tierra de oportunidades… fiscales”, el Gobierno nacional ha decidido facilitar aún más la vida a quienes han optado por métodos alternativos de ahorro, tales como colchones, cajas fuertes hogareñas y el siempre confiable doble fondo del armario. Bajo la elocuente consigna de “Transparencia sí, pero sin exagerar”, las recientes medidas permiten que cualquier ciudadano pueda disponer libremente de hasta cien mil dólares sin tener que atravesar la molestia burocrática de explicar su procedencia. Porque, evidentemente, ¿a quién le interesa realmente de dónde vienen los dólares, mientras no sean falsos? Este notable giro hacia la “desburocratización” se complementa con otra genialidad administrativa: la derogación masiva de regímenes de información. La lógica gubernamental parece decirnos: “Si no sabemos, no tenemos problemas; o al menos, no tenemos que hacer nada al respecto”. Qué gran acierto ha sido reconocer, finalmente, que la ignorancia es una bendición que simplifica notablemente el arte de gobernar. En un país que hasta ayer perseguía obsesivamente cualquier transacción monetaria por mínima que fuera, y que convirtió a cada ciudadano en un potencial evasor digno de una película de acción tributaria, esta flexibilización súbita es digna del más sincero aplauso, aunque uno no sepa muy bien si aplaudir o buscar rápidamente el teléfono de un asesor financiero offshore. La comunidad internacional, por supuesto, mira estas decisiones con una combinación de admiración y sorpresa, preguntándose cómo una economía puede transformarse, de la noche a la mañana, en un paraíso financiero low-cost. El país que antes exportaba talentos ahora promete exportar anonimato fiscal, algo que seguramente atraerá una oleada de nuevos inversores, esos que prefieren mantener discretos ciertos detalles menores, como la legalidad del origen de los fondos. Para ser justos, debemos reconocer la coherencia ideológica del Gobierno: simplificar procesos y reducir trabas administrativas siempre ha sido una meta prometida. Claro, algunos pensaron ingenuamente que se trataba de simplificar el trámite para abrir una pyme o pedir un crédito hipotecario, pero la administración supo sorprendernos con una interpretación mucho más amplia e imaginativa. No faltarán los pesimistas crónicos que alerten sobre los potenciales riesgos de esta generosa liberalización: inflación descontrolada, lavado de activos o fuga masiva de capitales. Pero, afortunadamente, ésas son sólo visiones alarmistas que no comprenden la sutileza de las políticas económicas contemporáneas, mucho más cercanas al surrealismo que al keynesianismo. Al fin de cuentas, si algo nos enseña esta reciente batería de medidas es que en Argentina todo es posible, especialmente aquello que parece imposible o inexplicable en cualquier otra parte del mundo. Y mientras esperamos con entusiasmo la próxima genial ocurrencia de nuestros ingeniosos funcionarios, sólo nos queda una recomendación para el ciudadano común: disfruten sus cien mil dólares sin culpa, sin explicaciones, y, sobre todo, sin preocuparse demasiado por la letra chica. Porque en esta tierra bendita por la creatividad económica, el futuro es siempre incierto, pero nunca aburrido.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por