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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 23/05/2025 20:54
Senasa refuerza controles y prevención para evitar el ingreso del Pequeño escarabajo de las colmenas, una amenaza regional que pone en riesgo la apicultura argentina (Andina) Pequeñas, laboriosas, imprescindibles. Las abejas sobrevuelan campos y montes cumpliendo una misión silenciosa pero vital: polinizar las flores que dan origen a buena parte de los alimentos que llegan a nuestras mesas. Además de este rol ecológico insustituible, son protagonistas de una actividad productiva que en Argentina tiene gran peso: la apicultura. Por eso, cada 20 de mayo, en el Día Mundial de las Abejas, se renueva el llamado para sensibilizar, promover y favorecer acciones para protegerlas. El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) recordó en esta fecha la importancia de mantener activos los controles preventivos en todo el territorio, con especial atención a una amenaza que preocupa desde hace años: el Pequeño escarabajo de las colmenas (PEC), una plaga detectada en países vecinos que aún no ingresó al país, pero que mantiene encendida una alerta sanitaria desde 2016. La medida, vigente a través de la Resolución 302, se fundamenta en el alto riesgo sanitario que representa la presencia del PEC en Brasil, Bolivia y Paraguay. Su ingreso a Argentina podría causar “graves daños productivos y comerciales a la cadena apícola”, advirtió el organismo. La posibilidad de que este escarabajo afecte las colmenas locales pone en riesgo no solo a las abejas, sino también al estatus sanitario del país y a su lugar como uno de los principales exportadores de miel del mundo. cada 20 de mayo, en el Día Mundial de las Abejas, se renueva el llamado a protegerlas. Este año, el foco vuelve a estar en la vigilancia sanitaria como barrera clave para resguardar su salud y, con ella, la producción de miel nacional. EFE/ Marcial Guillén/Archivo. Fronteras bajo control Para evitar ese escenario, Senasa sostiene un trabajo conjunto con el sector apícola, basado en prevención, información y fiscalización. Uno de los pilares de esa estrategia es el control en los puestos de frontera. Allí, agentes especializados revisan que no ingresen sin autorización productos o materiales que puedan transportar la plaga, como miel, propóleo, abejas reinas —que se trasladan en pequeñas cajas junto a obreras acompañantes— o cualquier otro tipo de material apícola vivo. Si durante los controles se detecta algún elemento de ingreso restringido, el procedimiento es inmediato: se labra un acta, se decomisa la mercadería y se destruye en presencia del usuario. Estas acciones, lejos de ser rutinarias, apuntan a preservar un delicado equilibrio entre producción, comercio y sanidad. La vigilancia, sin embargo, no se limita al ámbito fronterizo. El organismo nacional trabaja también en el territorio junto a apicultores, quienes son aliados fundamentales en esta tarea. El compromiso de mantener a la Argentina libre del PEC es compartido, y requiere una red de colaboración activa y constante. Notificar es clave En ese contexto, la detección temprana es esencial. Por eso, cualquier sospecha sobre la posible presencia del Pequeño escarabajo de las colmenas debe ser notificada obligatoriamente al Senasa. La alerta sanitaria vigente no es una formalidad: se trata de una herramienta concreta para evitar que la plaga se establezca en el país y ocasione daños irreparables en los apiarios. El organismo refuerza permanentemente este mensaje mediante acciones de capacitación y difusión, con el objetivo de que cada persona involucrada en la cadena productiva pueda reconocer señales de alerta y actuar rápidamente. La prevención, en este caso, puede marcar la diferencia entre un problema localizado y una crisis sanitaria a gran escala. Frente a un escenario global donde las abejas enfrentan múltiples amenazas —desde enfermedades hasta el impacto del cambio climático—, cuidar su salud es una responsabilidad colectiva. Protegerlas es también proteger la biodiversidad, la producción sustentable y el trabajo de miles de apicultores que, colmena a colmena, sostienen una tradición que trasciende generaciones. En definitiva, mantener al PEC fuera del territorio argentino es más que una acción sanitaria: es una forma de honrar el trabajo incansable de esas pequeñas aliadas aladas, que todos los días, sin pedir nada a cambio, hacen florecer la vida. Fuente: Senasa
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