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Parana » AnalisisDigital
Fecha: 23/05/2025 11:31
La Federación Rusa atraviesa una de las peores crisis demográficas de su historia reciente. En un intento por revertir el marcado descenso en la tasa de natalidad, el gobierno encabezado por Vladimir Putin comenzó a implementar medidas orientadas a reforzar los llamados "valores tradicionales", entre ellas, la censura de contenidos culturales que representen modelos de vida alejados de la maternidad, especialmente aquellos donde las mujeres priorizan el desarrollo profesional por encima de formar una familia. Según datos difundidos por Rosstat, el organismo de estadísticas oficial, durante el primer trimestre del año se registraron apenas 294.000 nacimientos, lo que representa una caída del 2,3% respecto al mismo período de 2024. Estas cifras remiten a registros poblacionales del siglo XVIII y marcan un momento preocupante en la historia demográfica del país. En respuesta, el gobierno decidió controlar de manera más estricta los contenidos audiovisuales disponibles en el país, con especial énfasis en los mensajes que puedan desalentar la natalidad. El Ministerio de Cultura comenzó a aplicar restricciones explícitas sobre series y películas que presenten a mujeres eligiendo el éxito laboral por sobre la maternidad. Sin embargo, el criterio general de censura apunta a controlar cualquier contenido que contradiga la narrativa oficial sobre el papel central de la familia y la maternidad en la vida de las mujeres. La caída demográfica se produce en un contexto aún más complejo, marcado por la prolongada guerra en Ucrania ya que agravó la situación mediante un incremento en la mortalidad, un éxodo migratorio sostenido y una contracción de la población en edad fértil. Durante el último año, la población rusa disminuyó en casi 600.000 personas, un 20% más que en 2023, según datos oficiales. El mismo organismo señaló que las muertes aumentaron mientras que los nacimientos bajaron, lo que ensancha la brecha aún más. En paralelo a estas medisas, el gobierno restringió el acceso público a la información estadística detallada. Rosstat dejó de publicar cifras desagregadas sobre nacimientos, muertes, matrimonios y divorcios. Esta decisión generó críticas entre demógrafos y especialistas en políticas públicas, quienes consideran que ocultar los datos impide diseñar estrategias eficaces para enfrentar la crisis. Uno de los más críticos fue el demógrafo Alexei Raksha, que utilizó su canal de Telegram para denunciar lo que considera una política de opacidad orientada a evitar el debate público. La ofensiva cultural del Kremlin, que ya venía avanzando desde hace años con restricciones a la comunidad LGBTIQ+, el control de los medios independientes y la promoción de contenidos religiosos y patrióticos, ahora suma un nuevo frente con este rol de la mujer en la sociedad. Al limitar el acceso a representaciones alternativas, el gobierno busca fomentar un modelo único de familia, en el que la maternidad temprana y la subordinación de los proyectos personales se presentan como la norma deseada.
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