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» Elterritorio
Fecha: 22/05/2025 09:31
La escritora María Elena Zuza propone CataTe, una experiencia de cata de té y poesía, que combina el arte de disfrutar del sabor de las variedades del cultivo misionero y la licencia poética de la pausa introspectiva miércoles 21 de mayo de 2025 | 22:00hs. La escritora María Elena Zuza propone "CataTe", una experiencia sensorial de cata de té y poesía. El mundo de las letras y los aromas y sabores de esta tierra confluyen en “CataTe”, una experiencia sensorial entre té y poesía que se vivencia como momento y camino de conexión plena con nuestro interior y con nuestro entorno. María Elena Zuza, docente y escritora, es la autora de esta propuesta sensitiva de pausa consciente que rescata el ritual de sabernos en el presente y, a la vez pone en valor la cultura e historia del té misionero, producto estrella de nuestra provincia: su calidad, variedades, propiedades saludables y el trabajo de los agricultores. Zuza participó el fin de semana de la tercera edición de la Expo Té Argentina en el Parque del Conocimiento. Hace tres años que desarrolla este proyecto en distintos centros culturales y eventos en la provincia y en sus planes está llegar a más personas con nuevas fechas. “Del encuentro surgirá el blend perfecto, la cata de té, la escucha de poesía como medio para conocernos y potenciar nuestra capacidad de acción”, expresó en una charla con El Territorio. “CataTe, se trata de una vivencia lúdica, una oportunidad en la que, a través de la experiencia sensorial de cata de té y escucha de poesía, nos sumergimos en nuestro interior para conectarnos con los sentidos, desarrollar y fomentar la presencia plena”, precisó Zuza y explicó que tanto en los encuentros de escritura sensitiva que ella coordina como en esta experiencia de té y poesía utiliza el método +CALMA, “es un método que desarrollé para ayudar a las personas a conectar con su potencial interno y ponerlo al servicio de sus habilidades de liderazgo sensorial”. En cuanto al camino transitado con esta propuesta, indicó que, “cada encuentro lo hago en combinación con alguna confitería, por ejemplo lo hice en Alegrarte, en la estancia Santa Inés y también, en eventos particulares”. Y la respuesta de los participantes siempre es buena, “cuando doy esta experiencia la gente pregunta cuándo hay una nueva fecha de CataTé. La idea es poder instalarlo como actividad dentro de la ciudad de Posadas y que más gente pueda acercarse a disfrutarlo”. Sobre su vivencia en la Expo Té, evento que reunió a los actores de todos los eslabones de la cadena del té del ámbito público y privado, reflexionó: “Desde el Ministerio de Turismo de la Provincia me convocaron para dar la cata sensorial de té y poesía, y me brindaron todas las condiciones para que el público pueda disfrutar de la experiencia”. ¿Cómo nace CataTé? El té o de compartir una reunión con amigas saboreando un té y estar en contacto con el té es algo de toda la vida, algo de familia. Este va a ser el tercer año que llevo adelante esta experiencia de CataTe. En esta experiencia utilizo el método +CALMA, que lo desarrollé para mis talleres de escritura sensitiva como para esta experiencia o vivencia de cata sensorial de té y poesía. Es un método que acerca a las persona a encontrarse consigo misma al lograr el liderazgo sensorial. La experiencia los acerca a su propio mundo de sensaciones y emociones, les permite crecer desde la introspección. Es algo bastante complejo de sintetizar. Y bien, ¿de qué se trata el procedimiento de cata sensorial de té y de poesía? Descubrí a través de mi propia experiencia, que las distintas variedades de té que se producen en la provincia de Misiones tienen ese efecto sanador, de relax, de sosiego. Es también el disfrute compartido o la presencia plena en soledad. Para mí tomar una taza de té significa llegar a ese momento al disfrute desde un ritmo propio y ritual cotidiano. Y de eso se trata la experiencia de cata sensorial de té y de poesía, de que la persona cuando va a tomar el té haga su propio ritual, se tome esos minutos de relax consciente del montón placentero que vive. ¿Invita a hacer una pausa? Y claro, no es tomar una taza de té a las apuradas, es disfrutar desde el momento que ponés el agua en el fuego, ver esas microburbujas que empiezan a generarse en el fondo de la pava, ver cómo van creciendo para encontrar el punto ideal de temperatura del agua. Ahí para mí comienza ese tiempo de relajación y de disfrute del té. Momentos después al tomar la taza de té puede observar el vacío de contenido y elegir con que cargarla; observar y observarse. Reconocer en los aromas, el brillo del licor y los sabores nuestro estado de ánimo, observar cómo nos sentimos, qué estamos apreciando, qué podemos ver y qué no estamos viendo a nuestro alrededor. Por lo general vemos las cosas como somos y no como realmente son; lo hacemos desde nuestro punto de vista o de apreciación. Entonces pienso que, a veces el té nos resulta amargo o ácido y es porque quizás uno esté en una situación de estrés, de malestar, de melancolía, etc. Los seres humanos transmitimos nuestras emociones hacia lo que estamos haciendo. La idea de vivenciar la cata sensorial es poder encontrarnos en nosotros mismos, cómo nos sentimos y como estamos disfrutando esa taza de té. Le das mucho valor al té misionero… Visité algunos establecimientos de producción de té en nuestra provincia y descubrí que tan cerca de casa tenemos todas las variedades de té que se beben en el mundo, que deberíamos valorizarlo más; consumir nuestro propio té y darle lugar al productor misionero que hace un té de altísima calidad. Debemos saber que el té de nuestra región es una joya, es sano y, además, uno en una taza de té puede encontrar la calma necesaria para reconectar. Si bien hay buenos tés envasados, el té en hebras que tenemos nosotros en la provincia, desde las manos de nuestros productores es de excelencia. Hay algunas variedades de té que han logrado premiaciones como por ejemplo el té amarillo que prepara la productora Amalia (Radovancich), que es único en América. Para mí es tan importante consumir lo que produce nuestra propia tierra y apreciarlo. Revaloricemos nuestro té misionero, tomemos té en hebras y disfrutemos de una taza de té en un momento de calma. ¿La experiencia de la cata de té y poesía es algo que la gente se puede llevar para aplicarla en la vida cotidiana? Por supuesto, las personas que se acercan a esta experiencia, sienten el disfrute, aprenden a hacer un ejercicio muy sencillo de relajación, descubren la historia y orígenes del té, sus beneficios, las variedades Para la experiencia utilizo las seis variedades de producción misionera. Después, con el tiempo y un nuevo hábito incorporado cada uno aprecia o elige el té que prefiere beber. Ver a los participantes descubrirse en el silencio interior al que logran llegar en ese momento y sobre todo disfrutar los aromas, el tiempo de preparación del agua, del tiempo de infusión es de verdad muy lindo. No es un tiempo de apuro, es un tiempo para cada uno, es aprender a darse un mimo o un regalo especial. Apreciar que esos minutos que nos lleva la preparación son esos minutos de relajación que necesitamos para después poder continuar en la vida. Hay gente que lo hace con un mate. Mi propuesta es la relajación, para esta experiencia utilizo el té y la poesía como metáfora de vida, ese oasis que nos hace falta para reconectar.
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