21/05/2025 18:55
21/05/2025 18:54
21/05/2025 18:54
21/05/2025 18:54
21/05/2025 18:54
21/05/2025 18:53
21/05/2025 18:53
21/05/2025 18:53
21/05/2025 18:53
21/05/2025 18:53
Gualeguaychu » FM Maxima
Fecha: 21/05/2025 09:17
Barrios reveló en RADIO MÁXIMA, que hay especies nativas, que hay de actividades diurnas y también nocturnas que son más corpulentas. ¿Dónde viven las mariposas? Barrios dice que eligen lugares cerca del río, tierras blancas de los campos, praderas y pastizales, y se encuentran normalmente en sectores del Parque Unzué. En breve, las colecciones del profesor se expondrán en el Museo Almeida. “Las Teclas o Frotadoras”. Por Daniel F. Barrios. Panorama Ecológico y Diversidad Conocidas comúnmente con el nombre de “teclas” o “frotadoras”, los licénidos (Lycaenidae) son mariposas de espacios abiertos y soleados, siempre presentes en las matas herbáceas y arbustivas en flor, o entre el ramaje de árboles y enredaderas, que además de alimento les brindan resguardo. En general son mariposas bastante pequeñas, pero sus reducidos tamaños no son un impedimento para destacarse entre otras, pues la mayoría de ellas lucen colores vivos o tornasolados, principalmente en la faz superior de las alas, además de elegantes diseños morfológicos. En las regiones tropicales y subtropicales del globo conviven especies de mayor tamaño, pero en nuestro medio la única excepción se da en la especie Pseudolycaena (Thecla) marsyas, restringida a las selvas marginales del río Uruguay. Es probable que el observador que contempla una congregación de mariposas libando en alguna rama florida, distraiga su atención de los piéridos, nimfálidos o papiliónidos, si junto a ellos se encuentra la Thecla marsyas. Los licénidos poseen muchas singularidades anatómicas, que no son objeto de esta nota. No obstante, lo que las hace inconfundibles no es ningún detalle estructural, sino una conducta particular. En efecto, estas mariposas frotan sus alas posteriores, hacia arriba y hacia abajo cuando reposan o mientras beben el néctar de una flor. Debido a ello también arrastran sus colas que, en número de uno, dos o tres se proyectan desde el borde anal de dichas alas, en la mayoría de las especies. Tan delicadas como hebras de seda, las colas se mueven como un gusanito con cada vaivén. Pero esta conducta tan exclusiva no es un capricho de la naturaleza, sino una estrategia de engaño para distraer a las aves que no dudarán en dar allí su primer picotazo, posibilitando con ello que el licénido pueda escapar. En otro nivel de interacción se hallan las orugas que, si bien en muchas especies son fitófagas y viven sobre el follaje de las plantas que comen, en otras son mirmecófilas. Estas últimas con glándulas que secretan unas gotitas de sabor dulce o “mielada”, que atrae a ciertos grupos de hormigas que, a cambio de la golosina les ofrecen atenciones y protección. Lycaenidae es la segunda familia en tamaño después de los nimfálidos (Nimphalidae), con más de 6.000 especies, lo que equivale a un 40% de todas las mariposas diurnas o ropalóceros distribuidas en todas las bioregiones del mundo. No obstante, en nuestra provincia no es la más abundante, pues sólo se han catalogado 28 especies repartidas en 17 géneros, todas ellas agrupadas en dos subfamilias de las 6 o 7 reconocidas para este grupo. Las teclas –para usar su otro nombre vernáculo– habitan matorrales y borduras de selvas ribereñas, montes xerófilos, pastizales y médanos, lugares en dónde interaccionan con la flora específica para reproducirse, desovar y explotar la rica variedad floral de las especies silvestres que se da a lo largo del año. En general visitan inflorescencias con capítulos, corimbos, racimos, umbelas o cimas; también se pueden hallar en jardines domésticos cuando en estos se hallan flores con rico contenido de néctar. Sus orugas suelen pasar desapercibidas en la vegetación porque son pequeñas, tienen aspecto de babosas y están cubiertas de cortas vellosidades. Ya se dijo que las orugas de algunas especies tienen relaciones mutualistas con hormigas, que en consecuencia les brindan protección. Junto a muchos otros insectos, los licénidos desempeñan funciones de suma importancia, tales como la polinización y la diversificación genética de especies vegetales o la sucesión ecológica gracias a dicho proceso, aportan belleza estética y son un eslabón destacado en la cadena alimenticia. Cuando estas mariposas abundan es un signo claro de que el ecosistema está en equilibrio. Lamentablemente, como viene sucediendo con tantas otras especies de insectos, estas mariposas también están amenazadas debido a la reducción de sus hábitats y a la contaminación. Por tales motivos, hoy más que nunca preservar los ecosistemas y diversificar los cultivos de jardines, plazas y parques con especies nativas, son acciones que pueden contribuir a la preservación de estas maravillas naturales. Daniel Fabián Barrios Profesor de nivel medio y superior en Ciencias Biológicas. Naturalista del Museo de Ciencias Naturales y Arqueología “Profesor Manuel Almeida” y de la Fundación de Historia Natural “Félix de Azara”. Estudioso de la entomofauna regional. Aficionado a la fotografía de la biodiversidad local. E-mail: daniel.barrios65@gmail.com instagram.com/danielbarrios_65
Ver noticia original