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» La Capital
Fecha: 21/05/2025 08:02
La imagen de la autopista Rosario-Buenos Aires convertida casi en un río fue repetida con insistencia en los medios de comunicación desde este fin de semana en el que intensas tormentas castigaron a la región. También los relatos sobre vehículos varados durante largas horas y la imprevisión para establecer los desvíos obligatorios y la consecuentes preguntas: ¿están preparadas las rutas nacionales para hacer frente a los fenómenos extremos que plantea el clima? ¿Qué medidas debería tomar el Estado para reducir los efectos de las reiteradas lluvias extremas que se producen en la región? El cambio climático y la recurrencia cada vez mayor de lluvias intensas, la falta de ordenamiento territorial y la ausencia de suficientes alertas tempranas aparecen como factores recurrentes a la hora de analizar el fenómeno de las inundaciones en las principales rutas, especialmente en la la doble traza que une a las ciudades más importantes del país. La Capital convocó a Graciela Klekailo, doctora en Ciencias Agrarias y directora del Observatorio Ambiental de la Universidad Nacional de Rosario , y a Hernán Stenta, doctor en Ingeniería y director del Departamento de Hidráulica de la escuela de Ingeniería Civil de la facultad de Ciencias Exactas de la misma casa de estudios, para analizar los motivos que llevaron al anegamiento de la principal vía de comunicación entre Rosario y Buenos Aires. Y ambos coincidieron en que fue la lluvia el único factor que dejó intransitable la autopista. Mientras los especialistas analizaban el fenómeno, el tramo entre Baradero y Zárate seguía bajo agua y el tránsito desde y hacia Rosario era desviado por rutas internas , tal como se implementó el domingo por las fuertes tormentas producidas en el norte de la provincia de Buenos Aires y el sur del Litoral, que de acuerdo al Servicio Meteorológico, provocaron en la región lluvias de hasta 400 milímetros de lluvia y el consecuente anegamientos en varias localidades de la provincia de Buenos Aires. Un fenómeno extremo que, sin embargo, ya no resulta tan anormal. Klekailo recuerda que hay informes del del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) que desde hace más de 10 años alertan sobre el incremento, tanto en la frecuencia como la intensidad, de eventos climáticos extremos para esta región. "Tener un evento de precipitación tan grande como el que tuvimos la semana pasada ya no es algo anormal porque está previsto en todos los informes científicos", asegura, y advierte que "lo que determina cuán grande sea el riesgo ante uno de esos eventos es cómo hayan sido las medidas de adaptación que hayan tomado los gobiernos, sean locales, provinciales o nacionales, en este sentido", asegura. Medidas de adaptación Por eso, remarca, "es necesario y fundamental pensar en planes de ordenamiento territorial" a nivel nacional para que luego "las provincias puedan adecuarse y ejecutarlos para decidir, por ejemplo, qué hacer con los suelos de las cuencas". La directora del Observatorio asegura que las inundaciones en la zona de la autopista se produjeron porque los terrenos "no dieron abasto y no pudieron soportar" las lluvias torrenciales de este fin de semana. "La provincia de Buenos Aires tiene un problema enorme de impermeabilización de algunas zonas que son específicamente de humedal, como sucede en la cuenca del arroyo Luján, por el avance de emprendimientos inmobiliarios o el desarrollo de actividades productivas que impermeabilizan el suelo". Lo que, considera, obliga a pensar si se autorizan cambios de suelo, qué cambios se permiten y de qué modo. Por otro lado, dice, "en regiones como la nuestra resulta fundamental pensar en acciones de adaptación al cambio climático", como contar con sistemas de alerta temprana "que sean funcionales y eficaces". "En el caso del fin de semana vimos que en la autopista había muchísima gente varada y quizás eso se podría haber evitado si hubiésemos contado con algún sistema de alerta temprana funcional", explica, y advierte que actualmente no sólo "hay sistemas que no están desarrollados", sino que además "tampoco funcionan las vías de comunicación que tenemos y que podían ayudar a paliar esta situación, porque Vialidad Nacional está sufriendo un plan de recorte que hace que haya menos personal trabajando y abocado a la gestión de riesgo. Por eso no tenemos esos sistemas de aviso o de alerta temprana que son tan necesarios hoy en día". Un fenómeno multicausal Para el director del departamento de Hidráulica, la inundación de la autopista a Buenos Aires no puede ser explicada por un solo motivo, sino que que es un fenómeno en el que confluyen múltiples causas. La primera es la lluvia. "Hace tiempo en la región se observa que las tormentas severas tienden a repetirse. Lo que antes llovía promedio en un año ahora se concentra como consecuencia del cambio climático. Lo que era un fenómeno natural ahora esta siendo alterado por la acción del hombre", dice. A esto se suman las acciones que tienen que ver con la modificación del territorio. "Cuando empezamos a ocupar o a intervenir en lugares que eran canales de escurrimiento natural del agua suceden estos conflictos -explica- Pero no es el agua la que invade ciudades o rutas, sino que el hombre se instaló en un terreno naturalmente ocupado por el agua". Entre estas acciones, enumera la construcción de asentamientos en lugares bajos, la ejecución de rutas que modifican el escurrimiento de aguas superficiales, los procesos de impermeabilización del suelo producto de la urbanización o el crecimiento de la frontera agrícola hacia zonas naturales que retiene o genera menos escurrimiento frente a una lluvia intensa. Por eso, considera imprescindible la adopción de obras estructurales para modificar el escurrimiento, como presas de retención de crecidas, recanalización, ampliación de cauces de agua o entubamientos. Pero también todo otro paquete de medidas como sistemas de alerta temprana contra inundaciones, planes de contingencia y evacuación y determinar mapas de amenaza o riesgo hídrico que permitan establecer qué zonas son más vulnerables ante un temporal. "Históricamente, frente a estos temas primó una mirada sanitarista, que indicaba que todo lo que cae debe sacarse aguas abajo. Hoy en día prima una mirada de drenaje sostenible que tiene que ver más con volver al origen, permitir que el agua filtre, que los bajos naturales permanezcan, que haya más espacios verdes para mitigar los efectos de las lluvias", considera. En este sentido, destaca, "el gran actor necesario es el Estado -sea municipio, provincia o Nación- que esté presente en la realización de obras necesarias para evitar catástrofes y priorizar la vida humana", además de conocimiento adecuado como el que se genera en las universidades e institutos e investigación públicos que actualmente atraviesan "un feroz proceso de desfinanciamiento y de pérdida de puestos de trabajo".
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