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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 21/05/2025 00:38
Néstor Adrián González, buscado por la Justicia federal El sábado pasado, Gendarmería allanó un galpón en la zona de General Mosconi, provincia de Salta, a menos de cien kilómetros de la frontera con Bolivia, un lugar que, a simple vista, parecía ser una gomería abandonada. Allí, luego de un mes de investigación y vigilancias encubiertas, encontraron 425 kilos de cocaína disimulados prolijamente dentro de cubiertas de camión, el mayor lote narco hallado este año junto con los 469 kilos de polvo detectados en la carga de un buque amarrado en el puerto de Vicentín. Tres hombres fueron detenidos en la redada; la Justicia federal de Tartagal ya les dictó prisión preventiva. Sin embargo, estos detenidos están lejos de ser los verdaderos jefes en esta historia. Hay un prófugo, acusado de ser el auténtico jefe logístico detrás de esos 425 kilos, un nuevo nombre que irrumpe con fuerza en el mapa narco de la Argentina. Ese hombre, buscado por la fiscal Lucía Orsetti, titular de la Sede Fiscal Descentralizada de Tartagal que lo descubrió y pidió su captura, es un empresario, un hombre de 61 años, con domicilio en Salvador Mazza: se llama Néstor Adrián González, quién se escapó por poco de los detectives que lo perseguían. González en una estación de servicio cercana al galpón donde se halló la droga El allanamiento del sábado pasado en General Mosconi ocurrió en medio de una descarga de droga. La fiscal Orsetti descubrió que González y otro hombre esperaban en una estación de servicio cercana. Fue filmado por una cámara de seguridad; una captura de ese video ilustra esta nota. Los gendarmes lo persiguieron. Sin embargo, el empresario logró huir, en dirección a la localidad de Aguaray, posiblemente hacia Bolivia. En Bolivia, precisamente, es donde González tendría sus conexiones más fuertes: los 425 kilos, marcados con el escudo de la automotriz Ferrari y el clásico cuño de un delfín, son un producto del submundo del país vecino, con un valor de tres mil dólares el kilo del otro lado de la frontera, 30 mil en Barcelona o Madrid, más de 200 mil en Australia. En la era del fentanilo, el polvo todavía una de las commodities más lucrativas del hampa. El prófugo y miembros de su entorno hicieron gran cantidad de viajes al país vecino, de acuerdo a datos de Migraciones que son parte de la causa en su contra. Registrado en los rubros impositivos de alquiler de salón de fiestas, venta minorista en minimercados y también en el rubro inmobiliario, con el pago de su monotributo al día, la Justicia federal sospecha que González comanda una flota de camiones equipados con dobles fondos capaces de realizar cargas de gran tamaño desde el otro lado de la frontera. “Está sospechado de ser un jefe logístico y un narcotraficante. González, por así decirlo, es la punta que entra. Provee la infraestructura y la logística”, asegura una fuente clave en esta historia. La cocaína estaba dentro de cubiertas de camión La gomería abandonada, cree Orsetti, era su depósito, una central de acopio para recibir droga y enfriarla. El destino del polvo atribuido a González todavía es incierto. “Podría ir hacia Córdoba, Tucumán, o bajar más al sur”, continúa la fuente. Se sospecha que el empresario -que estuvo preso por una vieja causa narco años atrás en un penal federal, donde trabajó en blanco por tareas menores- sería un socio mayoritario en el negocio. Con quién operaba -o quién le compraba- también es un misterio. La casa de González fue allanada, así como una finca que sería de su propiedad y el domicilio de un camionero. Se encontraron varios celulares, que podrán ser peritados. Los teléfonos no son la única esperanza para Orsetti, con una investigación en la que también interviene el auxiliar Matías Aguilera: la ruta del dinero, el rastro patrimonial del prófugo, también es otra clave en la causa en su contra.
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