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  • Javier Calcu Hernández, paranaense en "El Eternauta": su labor en la serie

    Parana » Uno

    Fecha: 20/05/2025 10:41

    Javier Calcu Hernández habló con UNO sobre su trabajo en El Eternauta, su experiencia en el rodaje y el talento de Entre Ríos en producciones nacionales. La nueva serie El Eternauta, dirigida por Bruno Stagnaro y protagonizada por Ricardo Darín, no solo reúne a figuras consagradas del cine argentino, sino que también abre espacio para talentos técnicos de distintas regiones del país. Entre ellos se encuentra Javier Calcu Hernández , músico y técnico oriundo de Paraná, quien integró el equipo de locaciones de esta producción de alto impacto. Su incorporación al proyecto se dio luego de años de trabajo en producciones independientes y colaboraciones dentro del ámbito audiovisual. La experiencia acumulada y el conocimiento técnico lo llevaron a sumarse a un equipo que requería precisión, mirada creativa y capacidad de resolución en el terreno. De Paraná a Hollywood: Rodrigo Tomasso y su rol en el regreso de Matthew McConaughey al cine De Paraná a "El Eternauta": la experiencia de un entrerriano IMG_0830.JPEG En el rol de locacionista, estuvo a cargo de la búsqueda, análisis y gestión de los espacios donde se rodaron escenas claves de la serie. Su tarea incluyó desde el relevamiento técnico hasta la articulación con vecinos, autoridades y equipos de producción, en jornadas intensas que demandaron planificación, adaptación y sensibilidad para elegir escenarios que funcionaran tanto a nivel visual como narrativo. El trabajo en locaciones fue determinante para construir la atmósfera de la serie. Lejos de ser un simple telón de fondo, los espacios seleccionados aportaron verosimilitud, carácter y profundidad a la historia. Cada rincón elegido ayudó a definir el tono del relato, con una estética cuidada que se integra a la dirección de arte y el libreto. Participar de una producción dirigida por Bruno Stagnaro y con Ricardo Darín como protagonista representó un salto importante dentro del mundo técnico audiovisual, no solo por el nivel de exigencia del proyecto, sino también por el reconocimiento que implica formar parte de un equipo con semejante proyección. La presencia de técnicos y artistas del interior del país en producciones nacionales de esta escala confirma el potencial y la preparación de profesionales fuera del circuito porteño. Entre Ríos, con una escena cultural y técnica en crecimiento, empieza a ocupar espacios en los grandes proyectos, con perfiles formados y comprometidos. En un contexto donde las plataformas globales dominan la agenda de contenidos, la apuesta por historias locales, con identidad argentina y desarrolladas por equipos nacionales, cobra un valor estratégico. Las producciones propias permiten sostener una industria cultural con trabajo genuino y relatos que dialogan con el territorio, la historia y la mirada del país. Javier Calcu Hernández habló con Diario UNO sobre su trabajo En diálogo con UNO, Javier relató su experiencia en la serie y valoró la oportunidad de aportar desde el interior a una producción de alcance nacional e internacional. —¿Cómo llegaste a formar parte del equipo de locaciones de esta producción? —Llegué a formar parte del equipo de locaciones de El Eternauta porque, junto a mi hermano, estábamos trabajando en la segunda temporada de El fin del amor, la serie protagonizada por Lali Espósito. Ese proyecto se aplazó justo cuando estábamos por salir a filmar. Se frenó todo y se reprogramó para fin de año, en 2023. Entonces, pasamos a reforzar el equipo de El Eternauta, que ya venía trabajando en la previa y tenía fecha de rodaje para unos meses después. Nos sumamos desde ese lugar, casi de rebote, aunque era un equipo en el que teníamos muchas ganas de estar. Así que fue una de esas famosas desgracias con suerte. —¿Qué significó para vos trabajar en una serie dirigida por Bruno Stagnaro? —Trabajar en una serie con Bruno Stagnaro supuso varios desafíos para nuestra área, porque es un realizador al que le gusta crear e ir armando lo que sucede a medida que avanza el rodaje. Entonces, esa forma de improvisar, que sirve y cuyo resultado está a la vista, fue por momentos difícil de sostener. Pero bueno, eso ocurrió en todas las áreas. Finalmente, aceptamos que así iba a ser, y a partir de ahí, cada día implicaba ver qué se hacía. —¿Cuáles fueron tus responsabilidades específicas en el proyecto? —Las responsabilidades específicas del área de locaciones tienen que ver con el movimiento de toda la compañía, que lleguen los vehículos, estacionarlos, acomodarlos, preparar el espacio y entregarlo listo para que se pueda filmar. En mi caso, estuve muy abocado a la tarea en Ezeiza, donde trabajábamos en un galpón que usamos como estudio. Como en la Argentina no hay uno con las características que necesitábamos, alquilamos ese lugar y lo transformamos en un verdadero estudio de cine. —¿Cuál fue el mayor desafío que enfrentaste durante el rodaje? —Me tocó estar mucho tiempo metido en el armado de los decorados, que fueron enormes y demandaron un gran esfuerzo de producción y coordinación. Ese fue, para mí, el mayor desafío. También lo fue por las condiciones del lugar. El clima era inclemente, con mucho frío en algunos momentos, lluvia, barro, nieve artificial y movimiento constante de vehículos. Todo eso sumaba complejidad. Pero así y todo, fue una experiencia intensa, de mucho aprendizaje y compromiso. —¿Notaste que tu formación musical aportó una perspectiva distinta a cómo encaraste esta experiencia? —No sé si mi formación musical específicamente aportó eso, aunque sí creo que mi experiencia en la industria de la música y el mundo del espectáculo, me hizo entender cómo es manejarse en giras y todo lo que implica el trabajo en equipo. Cuando estás en una banda yendo de gira con los técnicos y el equipo de producción, es una tarea muy similar a esta, aunque en menor escala. —¿Qué significado tuvo para vos ver tu trabajo reflejado en la pantalla? —Ver el trabajo de uno reflejado en la pantalla es siempre un orgullo, una alegría. En este caso, además, se sumó el orgullo de pertenecer. La sensación de pertenencia que adquirimos todos los trabajadores de El Eternauta fue muy importante. No solo porque te gusta la obra, la serie en este caso, sino porque es el producto del esfuerzo de mucha gente. —¿Contar nuestras propias historias puede ser una forma de resistir a la homogeneización de los contenidos globales? —Los contenidos globales son un tema. A mí me parece que está bueno que haya ciertos límites. Hay producciones internacionales que mantienen sus estéticas y tiempos, como el coreano, por ejemplo, o las nórdicas. No me gusta ese cine de otros idiomas que parece Hollywood. En cambio, me gusta el británico. Está muy bien que Argentina haga cine de calidad con todas las cosas que nos representan. Se nota que estamos orgullosos y eso está perfecto. —¿Qué pensás del talento técnico y artístico que hay en Entre Ríos? —Entre Ríos es una cuna de poetas, músicos y artistas que siempre supieron llevar suerte, algunos moviéndose fuera de la provincia y otros quedándose a vivir acá. Hay muchos amigos artistas que son muy buenos. Además, el río inspira, así que debe tener que ver con algo de eso.

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