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  • Cuando el mate se prohibió en Buenos Aires y fue calificado como un vicio abominable que fomentaba la vagancia

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 20/05/2025 05:07

    Hernandarias, primer criollo en ocupar un cargo de importancia en estas tierras, como era el de gobernador Parecía mentira, pero todos esperaban en esa aldea húmeda y barrosa que era Buenos Aires, donde el número de habitantes raspaba los dos millares, que llegase un gobernador como la gente, que fuera permisivo y que dejara enriquecerse a todos con los beneficios del contrabando y del comercio de esclavos. No importaba la inseguridad y los hechos de violencia que se sucedían en disputas que se generaban. Si, en definitiva, con el negocio ilícito, todos salían ganando. Es que el gobernador Hernandarias hacía cumplir las prohibiciones comerciales que cerraban el puerto a todo intercambio que oliese a ilícito. Cómo era Buenos Aires en sus inicios, según un dibujo de Ulrico Schmidl, realizado en 1536, publicado en Alemania en 1567 Hernando Arias de Saavedra, que había nacido en Asunción en 1564, se había convertido en el primero en nacer en estas tierras que alcanzaba un alto cargo en la burocracia española. Casado con Jerónima, hija de Juan de Garay, con la que tendría tres hijas, fue gobernador primero entre 1596 y 1599 y luego entre 1601 y 1609. Volvería a serlo entre 1615 y 1618. Su interés fue el de proteger a los artesanos y las incipientes industrias del vasto interior, contraponiéndose al comercio ilegal que tenía como centro al puerto de Buenos Aires. En su momento los reyes de España permitieron, en determinadas cuotas, mandar productos a cambio de otras mercaderías y de esclavos provenientes de África y Brasil, que hizo que se beneficiaran de esa situación los comerciantes locales, que vendían a precios siderales. Posteriormente a estos hechos, la yerba mate comenzó a ser explotada comercialmente en las misiones jesuíticas Por eso se esperanzaron con la llegada de Diego Marín de Negrón, el sucesor de Hernandarias. Negrón era un malagueño de 40 años, quien fue recibido, como se estilaba, con una corrida de toros, que fue la segunda organizada en la actual Plaza de Mayo, porque aún la ciudad no contaba con un espacio para estos espectáculos. Negrón comprendió que si mantenía los férreos controles comerciales, no solo los comerciantes se arruinarían, sino también él mismo. La solución que encontró fue el de hacer la vista gorda ante el contrabando. Esto hizo que de modesto funcionario español se transformase en un hombre rico y próspero. Se había asociado con un un grupo de vecinos prominentes, duchos en el arte de hacer dinero de manera ilegal. Diego de Vega, junto a su pariente Diego López de Lisboa, Juan de Vergara, el militar Mateo Leal de Ayala y el contador real Simón de Valdéz -quien fue el que introdujo la novedad del billar en Buenos Aires- habían armado una aceitadísima organización de contrabando. Lo manejaban no solo con Europa y Brasil, sino que lo practicaban con el comercio con el interior, y sus influencias llegaban hasta el Alto Perú y Lima. El negocio que más dinero dejaba el de comercio de esclavos. Andrés Guacurarí y Artigas le dio un fuerte impulso a la explotación de la yerba mate Hernandarias, mientras fue gobernador en años anteriores, los había perseguido con cierto éxito. Pero Marín de Negrón entraría en conflicto con ellos, y un día aparecería muerto. Fue el 26 de julio de 1613 y la causa de muerte repentina fue envenenamiento. Cuando se envió a un funcionario para investigar las causas de la muerte y comprobó que había sido envenenado, recibió una paliza y fue encerrado en una celda. El juicio de residencia que le haría Hernandarias a Negrón -cuando llevaba cuatro años muerto- dejó al descubierto un descarado comercio de plata y de productos prohibidos al Brasil a cambio de la llegada de infinidad de esclavos. Los guaraníes se las ingeniaron para procesar las hojas de la yerba, y tomarla con agua caliente. Usaban, como bombillas, unas finas cañitas (yerbamateargentina.com.ar) Durante su gestión, Negrón se mostró partidario de la división del extenso territorio que componía la gobernación de Buenos Aires: una región compuesta por Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba; otra Tucumán y la Concepción del Bermejo y una tercera con las ciudades de Corrientes, Asunción, Santiago de Jerez, Villa Rica y Ciudad Real. Ese proyecto era resistido por todos. Al propio Negrón tampoco le cerraba la idea. Porque como disponía necesario que el gobernador debía residir, por lo menos, durante ocho meses en Buenos Aires, no le alcanzaban los cuatro meses restantes para recorrer los principales puntos de la gobernación. El mate prohibido Pero Negrón también se ocupó de una cuestión no tanto de salud pública sino de productividad, porque se obsesionó con el consumo del mate, y el 20 de mayo de 1613 no tuvo mejor idea que prohibirlo. La prohibición quedó como una anécdota y el mate se arraigó definitivamente en el Río de la Plata A esa infusión la describió como “un vicio abominable y sucio que es tomar algunas veces al día la yerba con gran cantidad de agua caliente (…) tomar mate hace a los hombres holgazanes, que es total ruina de la tierra, y como es tan grande temo que no se podrá quitar si Dios no lo hace”, escribió al rey Felipe III, llamado “El Piadoso”. Cuando la noticia del fallecimiento de Negrón llegó a España, se nombró a Francés Beaumont y Navarra, quien solo gobernó cuatro meses, ya que le dejó el cargo a Hernandarias, nombrado nuevamente gobernador el 7 de septiembre de 1614. Hernandarias fue un poco más allá. Dispuso que si alguien fuera sorprendido tomando mate o en posesión de hojas de yerba, el producto no sólo se quemaría en la plaza pública, sino que, además, el acusado debería abonar diez pesos de multa y pasar quince días de cárcel. Como a los trabajadores también se les pagaba en especias, se quitó de la lista el vino, la chicha y la yerba. Hasta los curas se quejaban porque los feligreses no aguantaban hasta el final de la misa por las ganas de orinar por el consumo de esa infusión. Estaba claro que era un producto del mismísimo demonio. El mate se había transformado en una cuestión que atravesaba los dos grandes poderes coloniales: el Estado y la Iglesia. Si para la iglesia era un producto del diablo, para la cultura guaraní la yerba era un envío de Tupá, el dios supremo creador del universo. La mandaba para darles fuerzas y ánimo y para que los acompañase en sus largos momentos de soledad. Tenía su diosa protectora, llamada “Caa Yarí”. Los guaraníes lo llamaban “caa-mate”. Caá significa “planta o hierba”, caay, “agua de hierbas”. Mate viene del vocablo quechua “mati”, que es la denominación de la calabacita que servía de recipiente. Esa planta comenzó creciendo silvestre en Paraguay y Brasil. Los jesuitas, más prácticos, establecieron su cultivo en sus reducciones y perfeccionaron la producción para abastecer de semillas a todos sus dominios. De esa manera se transformó en un producto de intercambio comercial. La costumbre de tomar mate ya no sería patrimonio de las clases bajas sino que fue calando hondo en todas las capas sociales. Que la yerba mate tenga su día tiene su responsable. Todo se debe al coronel Andrés Guacurarí y Artigas, hijo adoptivo de José Gervasio Artigas. Había nacido el 30 de noviembre de 1778 o 1780, posiblemente en Santo Tomé o en Sao Borja. Artigas lo había bautizado en 1811 y lo puso bajo su protección. Fue un guaraní que llegó a ser comandante general de las Misiones entre 1815 y 1819, ya que su padre adoptivo siempre había tenido en mente la creación de una república guaraní misionera, gobernada por los propios pueblos originarios a través de una organización comunitaria. Artigas puso en nivel de igualdad, con los mismos derechos, tanto a indígenas como al hombre blanco. Andresito tuvo una complicadísima tarea. Como comandante debió luchar contras las apetencias lusitanas sobre el territorio de las misiones. Desde su cargo -que sorprendió con sus dotes de liderazgo- fomentó la instalación de fábricas de pólvora y de hornos. De la misma manera, dio un fuerte impulso a la producción y comercialización de la yerba mate, lo que sirvió como fundamento para sancionar la ley 27.117 de fines de 2014 que establece el Día Nacional del Mate, en conmemoración de su nacimiento. Cuatro años antes, durante los festejos del Bicentenario, el coronel Guacurarí Artigas fue ascendido a general post mortem. Con el tiempo, ese vicio abominable se transformó en floreciente comercio y en sinónimo de amistad, compañerismo y en un ida y vuelta donde la cebada es un ritual que va más allá de la yerba y el agua caliente.

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