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  • El Papa León XIV dio inicio a su Pontificado con una misa multitudinaria

    Parana » Uno

    Fecha: 18/05/2025 18:46

    La Plaza de San Pedro estuvo rodeada de miles de fieles y una gran cantidad de dignatarios internacionales a raíz de la esperada misa del Papa León XIV Con una impresionante ceremonia cargada de simbolismo y trascendencia, el papa León XIV dio inicio a su pontificado en la histórica Plaza de San Pedro, ante miles de fieles y una gran cantidad de dignatarios internacionales. La misa de entronización, que estuvo fuertemente custodiada y fue retransmitida a nivel mundial, marcó el comienzo de un liderazgo que promete centrarse en los valores de igualdad, justicia social y paz, mientras enfrenta los complejos desafíos de un mundo en constante cambio. Con 69 años de edad y una profunda trayectoria como misionero y obispo en Perú, el nuevo papa llegó al Vaticano en un momento crítico para la Iglesia Católica. La figura de León XIV, sin embargo, no solo representa un cambio de rostro, sino también de dirección. Desde su elección hace tan solo once días, su enfoque ha sido claro: promover un liderazgo basado en la empatía, la solidaridad y una firme defensa de los derechos humanos. En su primera semana en el cargo, ya ha hecho un llamado enérgico por la liberación de periodistas encarcelados en diversas partes del mundo, al tiempo que propuso soluciones pacíficas a los conflictos geopolíticos más acuciantes. Durante un encuentro con el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, León XIV insistió en que la Iglesia tiene una responsabilidad moral de actuar frente a las “desigualdades mundiales” y las “condiciones de trabajo indignas”, dos de los problemas sociales más urgentes del siglo XXI. La misa de entronización no solo fue una ocasión para consolidar su figura como líder espiritual, sino también un momento para que León XIV transmitiera su visión para la Iglesia y el mundo. Los emblemas papales fueron entregados en una ceremonia cargada de solemnidad: el palio, símbolo de su autoridad pastoral, y el anillo del pescador, emblema de su misión de guiar a la Iglesia. En su homilía, León XIV hizo un énfasis especial en dos valores que consideró esenciales para la misión de la Iglesia: la unidad y la caridad. Sin embargo, no dudó en señalar la necesidad de que la Iglesia se mantenga alejada de la coerción y la propaganda religiosa, invitando a los creyentes a seguir el camino del amor y la compasión, en lugar de la imposición y la división. “Hoy, más que nunca, necesitamos una Iglesia que no se rija por intereses de poder, sino por los principios del Evangelio: unidad, paz y fraternidad entre todos los pueblos”, declaró el nuevo papa durante la misa. Este mensaje resonó con fuerza en un mundo donde la polarización social y política parece estar en su punto más alto. Robert Prevost Papa León XIV 1.jpg Mundo dividido Una de las imágenes más emotivas de la jornada fue la de León XIV, a bordo del papamóvil, recorriendo la Plaza de San Pedro. Saludo a la multitud, una masa vibrante de fieles de diferentes nacionalidades, muchos de los cuales portaban banderas y teléfonos móviles, capturando el momento histórico. En medio de esta multitud, se encontraba Inacia Lisboa, originaria de Cabo Verde, quien no pudo ocultar su emoción al ver al nuevo papa por primera vez. “Me levanté al amanecer para ser testigo de este momento. Siento un vínculo especial con él, como si fuera alguien cercano, alguien que realmente entiende las luchas de los pueblos”, compartió emocionada. Durante su discurso, León XIV hizo una dura crítica a los sistemas económicos y políticos actuales, que a su juicio perpetúan la injusticia social y la destrucción del medio ambiente. En sus palabras, el papa recordó que “el capitalismo salvaje”, como lo describió, sigue siendo un factor clave en la perpetuación de la pobreza, el hambre y la violencia en muchas partes del mundo. Además, señaló cómo las grandes corporaciones y las naciones poderosas explotan los recursos naturales a costa de las comunidades más vulnerables, exacerbando la brecha entre ricos y pobres. “El paradigma económico actual está explotando los recursos de la tierra y marginando a los más pobres, mientras que la tierra misma sufre las consecuencias de nuestra indiferencia. Si no cambiamos el rumbo, seguiremos sembrando discordia, odio y miedo”, expresó León XIV, haciendo un llamado urgente a la acción. Estas palabras subrayaron su compromiso con una Iglesia más inclusiva, que se ocupe no solo de los aspectos espirituales de la vida, sino también de las realidades sociales, económicas y medioambientales que afectan a millones de personas en todo el mundo. Una visión renovadora León XIV, quien en su juventud pasó más de dos décadas en Perú, trabajando como misionero y obispo, ha mostrado un profundo compromiso con la justicia social. La influencia de su experiencia en América Latina se refleja claramente en sus primeras intervenciones públicas, que han sido fuertemente centradas en los temas de la pobreza, la dignidad humana y la equidad. Su decisión de tomar el nombre de León XIV no es casual, sino un homenaje a León XIII, uno de los papas más influyentes de la historia moderna, conocido por su encíclica Rerum Novarum, que sentó las bases de la doctrina social de la Iglesia.

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