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Parana » AnalisisDigital
Fecha: 18/05/2025 16:11
Por Hugo Remedi (especial para ANALISIS) Evidentemente la vaca no estaba tan atada entre quienes han decidido borrar al IOSPER. Cuando se juntaron los principales accionistas del acuerdo para demoler a la obra social más grande de la provincia, UPCN, de la mano de José Allende, garantizó mantener el rebaño estatal dentro del corral de la obediencia debida. Mientras que, el gobierno, desde los largos brazos del ministro de Gobierno Manuel Troncoso, prometió atraer los votos necesarios del bloque opositor en el Senado entrerriano para sellar la fumata blanca. La urdida estrategia falló claramente y ahora para poder avanzar con la nueva ley van a tener que dejar expuesto ante la opinión pública a quienes se sumen al posible trueque del todo por dos pesos. Senadores del PJ, en alerta. Y la calle ya empezó a repudiar al gobierno y así por estas horas fueron enfrentados y maltratados públicamente tanto el propio gobernador como el ministro Troncoso que, además, curiosamente, quiere al nuevo IOSPER bajo su órbita. Al gobierno ya se le cayó estrepitosamente el argumento de las recurrentes denuncias mediáticas y los sueldos altos para justificar la intervención y por lo pronto tendrá que cambiar el machete que repartió entre los nuevos voceros de Frigerio, y así desandar un camino que parecía con rumbo al paraíso y está camino al infierno. Es así que, cuando más se analiza el nuevo proyecto, al que incluso han tildado de mamarracho, más se concluye, desde el punto de vista técnico, el nivel de improvisación que luce, mal copiado y cero superador a la ley vigente. El gobierno venía cómodo con las leyes que envió a la Legislatura en este tiempo de gestión o porque se acordaba rápidamente o porque el peronismo, desvencijado por la posibilidad de que le tiraran por la cabeza con hechos de corrupción, construyó una armonía de circunstancia desde el ostracismo. Esta permeabilidad se sumó, de hecho, a la salida de compras de dirigentes peronistas que viene haciendo el propio ministro Troncoso, ante lo cual el umbral de resistencia peronista se fue consumiendo a fuego lento a su mínima expresión. Y como consecuencia, todas las leyes salieron por un tubo. Lo que no analizó el “directorio accionista y mayoritario” del emprendimiento, que terminará desembarcando sobre el IOSPER, era la posibilidad de una reacción popular a la que no le dieron ningún tipo de crédito. Sobre todo a la que emergió desde las propias entrañas del instituto entre los empleados, quienes en el contraste con lo que pretende mostrar el oficialismo, ya se expidieron categóricamente: con la intervención de Mariano Gallegos se está cada vez peor. La gente se cansó un poco del verso de la denuncia como justificación y ya empezó a analizar otra cosa. Por ejemplo, que las respuestas de esta gestión forastera son paupérrimas. El contubernio ya es una mancha que se extiende por todos lados y, como consecuencia, está salpicando a un gobierno que hizo del discurso de transparencia un culto quizás, porque asumió desprolijas sociedades sin beneficio de inventario: un Scania de frente. La tarea de sensibilización dentro del IOSPER para poner al nuevo proyecto de ley en la cinta de producción estuvo a cargo de la adjunta de UPCN, Carina Domínguez, pero la estrategia falló abruptamente después que apareció el rechazo absoluto de los propios trabajadores de la entidad. Quienes, a distancia de sentirse contenidos por los susurros sindicales allegados al gobierno decidieron rechazar la “oferta” y optaron por autoconvocarse con inusitada fortaleza. De modo tal que, de un lado quedó el gobierno, UPCN y los relatores públicos que adhieren a la arenga oficialista y del otro lado el equipo del resto del mundo. Cuando a principio de gestión el gobernador visitó la sede de UPCN, alentó la firme posibilidad de que los acuerdos principales entre la patronal y los sindicatos iban a llevarse adelante con este gremio. Precisamente, al que le tienen prometido uno de los 4 cargos que crea la nueva ley para conducir los destinos de la “renovada” obra social entrerriana. Frigerio ya advirtió que no va a aflojar con la idea. Lo seguro es que, por primera vez en lo que lleva de gestión, peregrinará un buen tramo de su gobernación con imprevistas y molestas piedras en sus zapatos.
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