18/05/2025 18:11
18/05/2025 18:10
18/05/2025 18:07
18/05/2025 18:07
18/05/2025 18:06
18/05/2025 18:05
18/05/2025 18:03
18/05/2025 18:03
18/05/2025 18:02
18/05/2025 18:02
» Diario Cordoba
Fecha: 18/05/2025 14:45
Así, con estas palabras, -«Hasta siempre, queridos»-, titula Demetrio Fernández su carta de despedida de la Diócesis de Córdoba, estrenando el titulo de obispo emérito, y en estos días, hasta la toma de posesión del nuevo pastor, Jesús Fernández, el próximo 24 de mayo, el de administrador apostólico. La carta de despedida está transida, sin duda, de emocionantes recuerdos pastorales que don Demetrio coloca como antorcha de sus años de pontificado, centrada especialmente en la promoción de vocaciones al sacerdocio ministerial, cuyo último broche lo ha colocado, ordenando a cuatro diáconos, que «serán ordenados pronto presbíteros para hacer presente a Cristo Cabeza, buen pastor, esposo y siervo de su Iglesia». Con estos, subraya, «son más de 70 sacerdotes los que Dios nos ha regalado a la Diócesis de Córdoba por mis manos episcopales». Hace alusión don Demetrio a una dedicatoria que le hiciera don Gaspar Bustos, tantos años delegado diocesano del clero, cuando cumplió sus 90 años. «Me decía: Benditas manos que hacen sacerdotes. Gracias, señor obispo». «Pues con eso me quedo. Para un obispo, lo más grande que puede hacer en su vida es imponer las manos a jóvenes llamados por el Señor, y transmitirles el poder recibido de Cristo y de los Apóstoles para el servicio de la Iglesia, a fin de que puedan llevar a los hombres la presencia de Cristo». Ofrece también su carta de despedida, en las palabras «hasta siempre», su deseo de permanencia en la diócesis, abriendo el abanico de tantas modalidades como puede elegir. En su lista de gratitudes, junto a las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada y contemplativa, la promoción de las vocaciones laicales, las familias cristianas, «la presencia de tantos laicos en la vida pública y en todos los estratos de la vida social, que sois un precioso tesoro en la vida diocesana». El obispo finaliza su carta de despedida, ofreciendo su «afecto y su bendición, ahora y siempre». Contemplando la Iglesia universal, la presencia del nuevo papa León XIV, en sus primeros encuentros con personas e instituciones, junto a la delicadeza de sus primeros gestos. Nos emocionó visitando la tumba del papa Francisco, llevando en sus manos una rosa blanca, colocándola junto a su nombre, ‘Franciscus’, y arrodillándose para rezar unos momentos. Impactó también su primer encuentro con los periodistas acreditados en la celebración del cónclave, a los que propuso un «tipo de comunicación diferente»: «Que no busque el consenso a toda costa, no utilice palabras agresivas, no siga la cultura de la competencia y nunca separe la búsqueda de verdad del amor con el que debemos buscarla humildemente». El Papa, con un tono sencillo, cercano y persuasivo, quiso «descubrirles» tambié a los periodistas, que «la paz comienza con cada uno de nosotros: en la forma en que miramos a los demás, escuchamos a los demás y hablamos a los demás. En este sentido, la forma en que nos comunicamos es de vital importancia: debemos decir «no» a la guerra de palabras e imágenes, debemos rechazar el paradigma de la guerra». León XIV aprovechó su encuentro con los periodistas para «definirles» este tiempo que vivimos: «Vivimos tiempos difíciles de navegar y de relatar. Son un desafío para todos nosotros, pero no debemos huir de él. Al contrario, exigen que cada uno de nosotros, en nuestros diferentes roles y servicios, nunca cedamos a la mediocridad. La Iglesia debe enfrentar los desafíos que le plantean los tiempos. Del mismo modo, la comunicación y el periodismo no existen fuera del tiempo y la historia. San Agustín nos lo recuerda cuando dice: «Vivamos bien y serán buenos los tiempos. Los tiempos somos nosotros» (Discurso 311). ¡Bellísimos mensaje del nuevo Papa, iluminando con precisión y entusiasmo a los periodistas, el campo universal de la comunicación! Hoy, quinto domingo de Pascua, las palabras de Jesús recordándonos su mandamiento nuevo nos invitan a a ofrecer al mundo «un amor nuevo». El «nuevo» es el «como yo os he amado». El «cómo» tiene valor de ejemplo y de fundamento. «El nos ha amado dando la vida». Como eco, los versos del poeta José García Nieto: «¡Qué encanto el de esta hora: / buscar la luz cuando la luz declina, / saberte de mi sueño mediadora!». *Sacerdote y periodista
Ver noticia original