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Federal » El Federaense
Fecha: 18/05/2025 13:59
Este domingo, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) vivirá una jornada electoral que trasciende lo local. No es solo una cuestión de quién asumirá el control de este distrito vital para la economía y la identidad nacional, sino sobre el tipo de liderazgo y los valores que la sociedad porteña está dispuesta a ratificar. En el centro de este apasionante debate se posiciona Javier Milei, el actual presidente de la Nación, quien ha decidido apostar fuertemente al respaldar a su vocero, Manuel Adorni, como candidato en la Ciudad, todo ello sin pactos ni negociaciones. Curiosamente, Milei ha optado por no asistir a Roma para la entronización del Papa León XIV. En lugar de eso, permanecerá en Buenos Aires, intensificando su campaña en apoyo a Adorni. Este detalle, que podría parecer trivial, revela un enfoque claro: Milei busca consolidar su poder interno en lugar de participar en gestos simbólicos o diálogos internacionales. Está invirtiendo todos sus recursos en esta elección, que podría redefinir no solo su liderazgo, sino también el futuro de la derecha en Argentina. La figura de Manuel Adorni Adorni, quien hasta hoy ha sido un fiel seguidor de Milei, carece de una trayectoria política considerable en el ámbito porteño. Su candidatura no es simplemente una búsqueda de poder, sino una declaración de intenciones: Milei no solo define el rumbo económico del país, sino también quién debe ser su representante en una jurisdicción tan elegante y compleja como Buenos Aires. La obediencia y una visión ideológica clara son más importantes que la experiencia o la capacidad de formar alianzas. En este sentido, Adorni se convierte en el candidato ideal para el estilo de Milei. Un reto a la tradición política CABA ha sido históricamente un bastión donde la política, la gestión y la moderación han tenido un papel preponderante. ha sido históricamente un bastión donde la política, la gestión y la moderación han tenido un papel preponderante. Tradicionalmente, se ha valorado la autonomía de los líderes y su capacidad para gestionar acuerdos. Adorni representa una ruptura con esta tradición. La negativa de Milei a establecer alianzas con figuras relevantes del PRO, como Mauricio Macri, es un acto revelador. Las encuestas apuntan a que la combinación de votos de Adorni y su rival dentro del PRO, Silvia Lospennato, podría superar ampliamente el 46%. Sin embargo, Milei prefiere mantenerse al margen de coaliciones, buscando un control absoluto y un liderazgo excluyente. El modelo Milei: entre la audacia y la ruptura Este deseo por el poder total pone a Milei en una senda peligrosa. Su comportamiento recuerda momentos decisivos de la historia política argentina, como la ruptura de Néstor Kirchner con Eduardo Duhalde en 2005. Sin embargo, a diferencia de Kirchner, quien supo negociar y gestionar su liderazgo, Milei se presenta como un radical audaz, quien prefiere arriesgar todo antes que compartir el poder. La similitud se extiende a otros casos: en Santa Fe, desestimó cualquier posible alianza con Amalia Granata, una figura del electorado de derecha, porque su independencia la hacía una competidora potencial. La estrategia de Milei es sencilla: “yo o nadie”. Adorni, en CABA, simboliza una continuidad de esta ideología. El presidente se niega a ceder a Macri o a cualquier otro, subrayando su enfoque único y excluyente. Un Grito de Guerra en la Campaña La campaña de Milei está marcada por la provocación. En lugar de buscar la conciliación que suelen apreciar los votantes de Buenos Aires, elige desafiar abiertamente. Sus ataques a los medios de comunicación, su confrontación con el sistema judicial, y su desdén hacia las minorías y las causas ambientales muestran una forma de hacer política que está lejos de las normas establecidas. El modelo tradicional para ganar en CABA se basa en el diálogo, la moderación y el respeto por la institucionalidad. Sin embargo, Milei parece decidido a desafiar esta lógica y, si resulta exitoso, eludir esta campaña se interpretará no solo como un triunfo personal, sino como un cambio significativo en la cultura política porteña. El impacto de la elección del domingo La elección del domingo es decisiva. Más allá de decidir nombres, definirá qué valores la sociedad porteña está dispuesta a sostener en un contexto donde la libertad de prensa, la independencia del Poder Judicial, y los derechos democráticos pudieran estar en juego. Los habitantes de Buenos Aires deberán decidir si priorizan la lucha contra el kirchnerismo, la reducción del déficit o el anhelo de un orden riguroso por encima de otros valores democráticos. Un favorable resultado para Milei representará un aggiornamiento cultural más profundo de lo evidente. El electorado porteño, que históricamente ha esquivado el populismo y el personalismo, podría estar reconfigurando su base social hacia un liderazgo más agresivo, excluyente y menos respetuoso de las normas de convivencia democrática. Independientemente del resultado, el lunes traerá consigo un paisaje político alterado. Será una Argentina que podría acercarse o alejarse de su historia democrática, que podría ser más cautelosa o radicalizada. Una elección que, sin duda, marcará un cambio en el rumbo del país.
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