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  • El oscuro legado de Charles Quabena Ebo Quansah, el estrangulador de Acra

    Federal » El Federaense

    Fecha: 18/05/2025 13:41

    Charles Kwabena Ebo Quansah, apodado como «el estrangulador de Acra», es uno de los más notorios asesinos seriales de la historia reciente de Ghana. Su oscuro legado incluye la violación y homicidio de al menos nueve mujeres, aunque la Policía sospecha que su verdadera cifra de víctimas podría superar las 34. Nacido en 1964 en Ghana, Quansah trabajaba como mecánico y era residente del barrio de Adenta, en la capital ghanesa. Desde joven, estuvo vinculado al crimen: en 1986 fue detenido por abuso sexual y cumplió una condena en la prisión de James Fort. Tras su salida, la reincidencia no tardó en llegar; en 1987 fue nuevamente encarcelado, esta vez por violación, y pasó tres años en la prisión de Nsawam. En 1996, Quansah volvió a ser arrestado, esta vez acusado de robo, y fue enviado al mismo penal de Nsawam Medium, cerca de Acra. Una vez liberado, se trasladó a la capital, donde su espiral de violencia se intensificó, comenzando a perpetrar asesinatos junto a sus abusos sexuales. El inicio de su caída Quansah fue detenido en el año 2000 tras el asesinato de su novia, Joyce Boateng. Mientras estaba encarcelado, surgieron nuevas acusaciones en su contra por la muerte de otra mujer, Akua Serwaa, cuyo cuerpo fue encontrado estrangulado cerca del Estadio Deportivo de Kumasi. Este homicidio se había cometido en enero de 1996, antes de la muerte de Boateng. Confesiones y el juicio Después de ser arrestado, Quansah confesó haber asesinado a ocho mujeres más además de Boateng. Sin embargo, la Policía cree que el número total de sus crímenes podría ser mucho mayor. El 11 de julio de 2002, comenzó el juicio contra él en el Tribunal Superior de Sesiones Penales de Acra, donde fue declarado culpable de estrangulamiento y condenado a la horca. A pesar de la condena, Quansah rompió su silencio en 2003, afirmando en entrevistas con diferentes medios que no había asesinado a ninguna de las mujeres por las que fue juzgado. También alegó haber sido víctima de tortura en manos de los agentes durante su detención, lo que, según él, lo llevó a aceptar la responsabilidad de esos crímenes. La existencia de un criminal como Quansah plantea inquietantes preguntas sobre la seguridad y la justicia en Ghana, así como sobre la eficacia de un sistema que permite la reincidencia en crímenes atroces.

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