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  • Central y Huracán, más de cincuenta años después

    » El Ciudadano

    Fecha: 18/05/2025 13:20

    Por Alejandro Duchini En estas horas, Central y Huracán definirán un lugar en la semifinal de la Copa de la Liga Profesional. Será en el Gigante de Arroyito y acá va el recuerdo: el 6 mayo de 1973 se jugó, en esa misma cancha y por la undécima fecha, un partido muy importante de la historia entre ambos. Vale como aclaración que tanto Central como Huracán fueron, ese año, los campeones: después del histórico (por su nivel de juego) título de Huracán en el Metropolitano, los rosarinos se quedaron con el torneo Nacional. Mucho se recuerda de aquel Huracán en el que jugaban, entre otros, Nelson Chabay, Alfio Basile, Jorge Carrascosa (había llegado desde Central), Miguel Angel Brindisi, Carlos Babington y René Houseman y dirigía Menotti. Tal vez por eso haya quedado algo relegado el título de los rosarinos en esa misma temporada. Pero no hay que minimizar a aquel Central que, dirigido por Ángel Tulio Zof, tenía un gran plantel. Allí estaban, entonces, Carlos Munutti, Aurelio Pascuttini, Daniel Killer, Mario Killer, Carlos Aimar, Angel Landucci, Carlos Alberto Colman y Aldo Pedro Poy. Huracán llegaba a aquel partido de mayo en Rosario como puntero y ya era candidato por su juego. Central apenas pudo aguantarlo 15 minutos. Houseman hizo el primero, Larrosa el segundo y de nuevo Houseman el tercero cuando terminaba el primer tiempo. Para el segundo, los rosarinos parecían ya entregados. Francisco Del Valle y Brindisi aumentaron entonces la ventaja a 5-0. Dicen las crónicas de entonces que aquella fue una tarde de lujo y goles que disfrutó Huracán y padeció Central. En su ya clásico No te vayas, campeón, el escritor e hincha de Central Roberto Fontanarrosa recordó: “Vinieron una noche a Rosario, amagaba lluvia. Empezó el partido y se largó a llover torrencialmente. El partido se suspendió a los pocos minutos. Se jugó al día siguiente, y nos metieron 5. Así de simple”. Y después: “Pocas veces he visto una superioridad tal de un conjunto sobre otro, aun considerando que el Central de ese campeonato era muy buen equipo. Solamente muchos años después, cuando vino River con Francescoli, Orteguita, el Diablo Monserrat, la Bruja Berti y también nos hizo 5, viví algo semejante. Fue una de esas ocasiones en que uno se ve venir la maroma ya desde el principio y la gente, la hinchada canalla en estos casos que menciono, acepta con resignación la derrota, casi noblemente, hidalgamente, entendiendo que no sólo está ante un gran equipo sino que está ante un gran equipo en una tarde en la que le salen todas”. El escritor rosarino también recordó que los hinchas de Central aplaudieron “de pie” a ese Huracán que los arrasó. En ese mismo libro Fontanarrosa se tomó revancha al hablar del Central campeón del Nacional del 73 con Aldo Pedro Poy como símbolo: “Aldo, un jugador emblemático para Rosario Central como lo fue Bochini para los Rojos, ya que nunca usó otra camiseta que no fuera la azul y amarilla”. Sobre esos años 70 y la rivalidad futbolera entre los del Globo y los del Canalla, Miguel Brindisi recordó en su libro Por el andarivel del 8, escrito por el periodista Rodolfo Chisleanschi y publicado por Ediciones Al arco: “Teníamos rivales difíciles, había estilos futbolísticos que chocaban con el nuestro, como el del Central de Griguol, con marcas personales por todos lados. Estaban los Killer, Pascuttini, González, El Cai Aimar, que iba sobre Babington, y Eduardo Solari, que me marcaba a mí. Y adelante te agarraban Poy, Kempes, Bóveda… Salían chispas en esos partidos”. 1973 fue el año en el que Huracán y Central se repartieron los títulos locales. El primero quedó como el del juego bonito y el otro, como el del juego tenaz. Más de cincuenta años después ni Central ni Huracán son los mismos. Llegan a los cuartos de final jugando muy bien. Los rosarinos tienen todavía la tenacidad, además de una delantera temible. Los del Globo cuentan con otras virtudes como el buen juego y una capacidad que en el fútbol nunca hay que desmerecer: la de sorprender. Del otro lado los esperan Boca o Independiente. Fútbol en estado puro.

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